Una Chi­na Violenta

A TOUCH OF SIN. Chi­na, 2013. Un film escri­to y diri­gi­do por Jia Zhang-Ke

Rara vez se ha vis­to un film pro­ve­nien­te de Chi­na don­de la vio­len­cia que­da­se expues­ta en for­ma tan cru­da y vis­ce­ral como la que se con­tem­pla en A Touch Of Sin, del rea­li­za­dor Jia Zhang-Ke quien como autor del guión obtu­vo un pre­mio en el fes­ti­val de Can­nes de 2013.

Zhao Tao

Zhao Tao

A tra­vés de lo que se expo­ne, cabe con­cluir que si bien Chi­na es hoy día una poten­cia gigan­te den­tro del con­tex­to de la eco­no­mía mun­dial, gene­ra con­si­de­ra­ble vio­len­cia en los dife­ren­tes nive­les de su socie­dad; así, el bien­es­tar eco­nó­mi­co de cier­tas regio­nes se logra a expen­sas del detri­men­to de otras. 

Con un esti­lo neo­rrea­lis­ta y adop­tan­do la estruc­tu­ra de un film coral, el guión se vale de cua­tro his­to­rias ubi­ca­das en dife­ren­tes pro­vin­cias y con cua­tro per­so­na­jes que son –según el rea­li­za­dor- el refle­jo de la Chi­na con­tem­po­rá­nea. En un epi­so­dio se con­tem­pla a un mine­ro quien exas­pe­ra­do por la corrup­ción de los diri­gen­tes de su pue­blo deci­de pasar a la acción; otra his­to­ria se cen­tra en un tra­ba­ja­dor migran­te que regre­sa a su hogar para el Año Nue­vo Chino y des­cu­bre las amplias posi­bi­li­da­des que su arma de fue­go le ofre­ce; otro capí­tu­lo gira en torno de una recep­cio­nis­ta de un sau­na don­de el aco­so de un rico clien­te la indu­ce a come­ter un acto irre­pa­ra­ble; final­men­te se asis­te al caso de un joven que pasan­do de un tra­ba­jo a otro en situa­cio­nes degra­dan­tes vis­lum­bra en el sui­ci­dio la for­ma de solu­cio­nar su angus­tio­so problema. 

Aun­que estas his­to­rias son tra­ta­das en for­ma des­igual y sin gran alien­to emo­cio­nal, este film sus­ci­ta inte­rés; sin ofre­cer mati­ces mora­li­zan­tes y adop­tan­do un abier­to nihi­lis­mo al dra­ma­ti­zar el tris­te des­tino de sus per­so­na­jes, demues­tra que al igual que en otros rin­co­nes del mun­do, las des­igual­da­des eco­nó­mi­cas pue­den pro­du­cir la diso­lu­ción de los lazos socia­les como se refle­ja en la dra­má­ti­ca pin­tu­ra esbo­za­da por el rea­li­za­dor de la Chi­na actual; todo ello con­du­ce a un nivel de des­con­ten­to de la pobla­ción que para poder sobre­vi­vir expre­sa sus sen­ti­mien­tos de frus­tra­ción explo­tan­do con inusi­ta­da furia. Jor­ge Gutman