SUNDERLAND – Autor: Clément Koch — Dirección y Adaptación: Serge Postigo – Elenco: Catherine-Anne Toupin, Eloi ArchamBaudoin, Karine Belly, Frédéric Blanchette, Debbie Lynch-White, Marie-Claude Michaud, Marie-ÈveMilot, Henry Pardo — Decorados: Jonas Veroff Bochard — Vestuario: Daniel Fortin – Iluminación: Matthieu Larivée – Música: Christian Thomas. Duración: 1h35 (sin entreacto). Representaciones: Hasta el 29 de marzo de 2014 en el Théâtre Duceppe (www.duceppe.com)
Crónica de Jorge Gutman
Aunque Clément Koch sea francés su visita a Sunderland, ciudad portuaria del nordeste de Inglaterra, le inspiró para escribir una pieza que tiene como telón de fondo las características sociales del lugar.
Del mismo modo en que el cine británico a través de algunos prominentes directores como Ken Loach y/o Michael Leigh, entre otros, han abordado las vicisitudes de la clase trabajadora contemporánea de Gran Bretaña, Clément trató de ofrecer un panorama similar procurando dotar a la pieza de la nota humanista y el humor necesario como para que la historia relatada no desborde en un patetismo deprimente. Como la versión juzgada en el reciente estreno de la Compañía Duceppe es una adaptación realizada para el público de Québec, es difícil que su apreciación pueda resultar tan positiva como la lograda por la original puesta en escena en oportunidad de su estreno mundial en París en 2011 donde obtuvo una gran acogida de crítica y público.
La trama que transcurre en Sunderland sigue los pasos de Sally Mawin (Catherine-Anne Toupin, foto adjunta), una humilde mujer sin mucha educación que tiene a su cuidado a su querida hermana Jill (Marie-ÈveMilot), quien discapacitada por un cierto autismo, requiere de atención especial al no existir nadie más que se ocupe de ella dado que la madre se ha suicidado hace tiempo atrás y la figura del padre brilla por su ausencia.
Como Sally se encuentra desempleada porque la fábrica donde trabajaba cerró sus puertas, la visitadora social (Debbie Lynch-White) amenaza con retirar la custodia de su hermana; en consecuencia, para que Sally pueda seguir manteniendo a Jill es necesario que demuestre ser capaz de generar un ingreso. La solución al problema consiste en obtener una entrada de dinero convirtiéndose en madre portadora para una pareja gay londinense (Henri Pardo, Eloi ArchamBaudoin). Además de la intriga principal reseñada la pieza está matizada con la presencia de Ruby (Karine Belly), una amiga de Sally con quien comparte la vivienda y que como operadora telefónica se ocupa de efectuar llamadas eróticas para ganarse un ingreso; también se encuentra Gaven (Frédéric Blanchette), el buen amigo de la familia quien como apasionado del fútbol –única distracción del lugar- lleva a Jill a presenciar algunos partidos
Si la intención del autor es brindar una comedia social donde prima el amor fraternal incondicional así como el espíritu de solidaridad de sus personajes, el propósito queda desdibujado; eso es debido a que en su afán de sazonar el drama de la desocupación con situaciones graciosas que alivien la tensión, Serge Postigo apostó por una puesta en escena de características caricaturescas cuyos personajes hablando con lenguaje poco refinado carecen de la profundidad necesaria como para que despierten compasión o se pueda el público conmiserar con sus pesares. Ciertamente, a través de situaciones cómicas, a veces de dudoso gusto, la risa se hace presente pero diluyendo el drama social que aflige al proletariado desfavorecido de Sunderland.
Queda como saldo un tibio entretenimiento que si bien cuenta con interpretaciones correctas las mismas no alcanzan a brindar la emoción necesaria que subyace en el espíritu de esta pieza.