NON-STOP. Estados Unidos, 2014. Un film de Jaume Collet-Serra
En lugar de Sin Escalas, el título de este film debería haber sido “Promesas Incumplidas”. Es una pena que el realizador Jaume Collet-Serra, que sin duda tiene oficio manejando muy bien las cámaras y contando con un excelente actor como protagonista, no haya logrado brindar el buen clima de suspenso que prometía esta película en sus primeras secuencias. He aquí otro ejemplo de cómo un endeble guión puede disminuir la eficacia de un relato que en principio reunía casi todo para que el resultado fuera decididamente superior a lo que aquí se ofrece.
Liam Neeson, quien demostró en reiteradas oportunidades sus notables condiciones de actor dramático y en los últimos tiempos como un remarcable intérprete en filmes de acción, anima a Bill Marks, un individuo que se desempeña como agente de seguridad de vuelos internacionales que actuando en forma encubierta trata de asegurar de que no se produzcan atentados terroristas durante la travesía. Collet-Serra acertadamente demuestra con imágenes los conflictos emocionales de Bill mientras llega al aeropuerto de Nueva York para aprestarse a volar a Londres en el cumplimiento de su misión; igualmente están muy bien logradas las escenas del aeropuerto antes del embarque de los pasajeros, enfocando algunos rostros de aquéllos que podrían alterar la tranquilidad del pasaje. Ya en pleno viaje y a más de 10 mil metros de altura comienzan los problemas cuando Bill recibe en su teléfono celular un texto donde una persona anónima lo intima a que realice una transferencia de 150 millones de dólares a una cuenta bancaria y señalándole que de no hacerlo cada veinte minutos morirá un pasajero. Con la imposibilidad de retornar al aeropuerto y frente a una amenaza que parece ser efectiva y no una mera broma, queda abierta la intriga sobre quién o quienes están detrás de esa letal maniobra y cómo la situación habrá de resolverse.
El espacio claustrofóbico de un avión y los peligros que pueden emerger de situaciones límites durante el transcurso de un vuelo ya no resultan novedosos para el cine. Eso no impediría disfrutar nuevamente de un tema parecido si se hubiera contado con una historia de aceptable plausibilidad, pero eso no ocurre aquí; así, si en los primeros minutos se cree asistir a un drama intrigante, lo que sigue a continuación es una acumulación de situaciones que pretenden crear un clima de tensión pero cuya falta de absoluta verosimilitud contribuye a que el interés se diluya por completo, así se llega a un punto en que poco importa saber quién o quiénes son los responsables del caos que se produce durante el viaje. De allí que uno se pregunte cuál es el sentido de introducir situaciones improbables en una trama cuando las mismas carecen de criterio y finalmente producen frustración.
Frente a la mediocridad del relato, nobleza obliga destacar la existencia de algunas secuencias que permiten que el film zozobre; así cabe reconocer que ciertas peleas a golpe limpio que transcurren en el único escenario del relato incluyendo el baño de la aeronave están bien realizadas. En lo que hace a la descripción de los personajes, los mismos son unidimensionales con la excepción del de Neeson quien transmite empatía con el espectador como un hombre traumatizado por las circunstancias dramáticas que tuvo que atravesar en su vida, incluyendo la pérdida de una joven hija.
Además de la sólida actuación de Neeson, dentro de un elenco integrado por Michelle Dockery, Scoot McNairy, Omar Metwally, Corey Stoll, Nate Parker y Lupita Nyong, el nombre más conocido es el de la muy buena actriz Julianne Moore quien como la misteriosa compañera de asiento de Bill no aporta mucho a la trama de esta historia, con excepción de dejar la puerta abierta para una eventual relación sentimental.
Conclusión: Si la falta de lógica del relato no es obstáculo para el lector de estas líneas, el film será de su interés como entretenimiento de acción; en caso contrario, mejor prescindir del mismo a pesar de la presencia de Liam Neeson. Jorge Gutman