Un Gran Pro­yec­to Frustrado

JODOROWSKY’S DUNE. Fran­cia, 2013. Un film de Frank Pavich 

En la his­to­ria del cine figu­ran pro­yec­tos de gran­des rea­li­za­do­res que nun­ca lle­ga­ron a con­cre­tar­se a pesar del empe­ño pues­to en la ges­tión, como por ejem­plo lo fue el caso de Orson Welles con It’s All True, un film que comen­zó a rodar­se en Bra­sil en 1942 y que fue deja­do incon­clu­so. Con todo, nada es com­pa­ra­ble con lo que el direc­tor de cul­to chi­leno Ale­jan­dro Jodo­rowsky comen­zó a empren­der cuan­do deci­dió fil­mar Dune,  la alu­ci­nan­te nove­la de cien­cia fic­ción de Frank Her­bert, que para él habría de cons­ti­tuir el gran sue­ño de su vida como cineas­ta. Sin embar­go y a pesar de los gran­des esfuer­zos rea­li­za­dos, lo pla­nea­do lle­gó a frus­trar­se. 

 Alejandro Jodorowsky

Ale­jan­dro Jodorowsky

En base a lo que ante­ce­de el docu­men­ta­lis­ta Frank Pavich deci­dió inda­gar sobre el malo­gra­do gigan­tes­co pro­yec­to tenien­do como inter­lo­cu­tor prin­ci­pal a Jodo­rowsky, hoy día de 84 años, quien con lujo de deta­lles pasa revis­ta a la géne­sis del mis­mo y a todos aqué­llos que direc­ta o indi­rec­ta­men­te estu­vie­ron involucrados.

Des­pués del éxi­to logra­do por la crí­ti­ca y por los ciné­fi­los con El Topo (1970) y La Mon­ta­ña Sagra­da (1973), el pro­duc­tor fran­cés Michel Sey­doux se sin­tió pro­fun­da­men­te impre­sio­na­do por ambos fil­mes y deci­dió brin­dar su apo­yo a Jodo­rowsky per­mi­tien­do que en 1975 se embar­ca­ra en fil­mar lo que más qui­sie­ra. En vis­ta de ese entu­sias­mo, y ya pen­san­do en algo gran­dio­so y radi­cal, el direc­tor mani­fies­ta a las cáma­ras que deci­dió abor­dar Dune, que a pesar de no haber leí­do la nove­la, había con­si­de­ra­do que el film que tenía en men­te cons­ti­tui­ría algo seme­jan­te como sumer­gir a los espec­ta­do­res en el LSD aun­que obvia­men­te sin sus efec­tos reales. Resul­ta de gran inte­rés la mane­ra extro­ver­ti­da y entu­sias­ta de cómo él le mani­fies­ta a Pavich haber teni­do la inten­ción de ofre­cer algo revo­lu­cio­na­rio de tal for­ma que el film pro­yec­ta­do pudie­se abrir una nue­va men­ta­li­dad en los espec­ta­do­res sobre la mane­ra de apre­ciar su cine. En prin­ci­pio, deci­dió escri­bir el guión y en su ela­bo­ra­ción tuvo en cuen­ta que el rico mate­rial lite­ra­rio que dis­po­nía debía ser adap­ta­do cui­da­do­sa­men­te para que su con­te­ni­do pudie­ra ser trans­mi­ti­do en imá­ge­nes. Para el equi­po que par­ti­ci­pa­ría en el film deci­dió con­vo­car a per­so­na­jes de tras­cen­den­cia inter­na­cio­nal en el fir­ma­men­to de la crea­ción artís­ti­ca. 

Difí­cil de ima­gi­nar una con­jun­ción de valo­res como las que Jodo­rowsky logró reu­nir. Así fue capaz de per­sua­dir al excén­tri­co y gran pin­tor cata­lán Sal­va­dor Dalí para inter­pre­tar uno de los pape­les, tam­bién con­ven­ció al céle­bre rea­li­za­dor Orson Welles para que lo hicie­ra, como así tam­bién par­ti­ci­pa­rían David Carrra­di­ne, Mick Jag­ger, Udo Kier, e inclu­so el pro­pio hijo del direc­tor en uno de los roles prin­ci­pa­les. No menos impor­tan­te fue­ron los artis­tas que habrían de vol­car sus talen­tos en los ren­glo­nes téc­ni­cos; entre los mis­mos se encon­tra­ban el genial artis­ta grá­fi­co Jean Giraud –más cono­ci­do con el sobre­nom­bre de “Moe­bius”-, el gran exper­to de efec­tos espe­cia­les Dan O’Bannon, la pre­sen­cia del artis­ta H.R. Giger quien suge­ri­do por Dalí ten­dría a su car­go el dise­ño del impe­rio del cruel Barón Vla­di­mir Har­kon­nen, y en lo con­cer­nien­te a la músi­ca esta­ría nada menos que la famo­sa ban­da de rock bri­tá­ni­ca Pink Floyd.

Si bien el pro­duc­tor Sey­doux logró reu­nir 10 de los 15 millo­nes que impli­ca­ría el pre­su­pues­to del film, se nece­si­ta­ba com­ple­tar el mon­to fal­tan­te. Es allí que sur­gie­ron los insal­va­bles incon­ve­nien­tes cuan­do al recu­rrir a los prin­ci­pa­les estu­dios de Holly­wood para com­ple­tar el finan­cia­mien­to, uno tras otro recha­za­ron la pro­pues­ta por encon­trar que Jodo­rowsky era un autor dema­sia­do radi­cal, ade­más de con­si­de­rar que el film de 10 a 12 horas de dura­ción exce­de­ría amplia­men­te lo nece­sa­rio para una exhi­bi­ción regu­lar; final­men­te, no menos impor­tan­te era que su autor no esta­ba dis­pues­to a nego­ciar o com­pro­me­ter la inte­gri­dad de su pro­yec­to. Es así como con gran pena de todo el equi­po reu­ni­do, Jodo­rowsky tuvo que can­ce­lar el pro­yec­to des­pués de haber dedi­ca­do dos años y medio de tra­ba­jo. Para peor, el direc­tor se sin­tió pro­fun­da­men­te dolo­ri­do cuan­do en 1984 se impu­so que la hija de Dino de Lau­ren­tis finan­cia­ría el roda­je de Dune con David Lynch como rea­li­za­dor; sin embar­go, lle­gó a sola­zar­se cuan­do com­pro­bó el fra­ca­so de esa pelí­cu­la. En todo caso, el tra­ba­jo de Jodo­rowsky y del equi­po que lo secun­dó sir­vió para que en los años siguien­tes haya teni­do gran influen­cia en impor­tan­tes pelí­cu­las de cien­cia fic­ción como lo fue­ron Star Wars, Alien, Flash Gor­don y Pro­metheus, entre otros títulos.

Rea­li­za­do en for­ma ame­na, Pavich logra un film intere­san­te expo­nien­do la per­so­na­li­dad del surrea­lis­ta direc­tor, cuya locua­ci­dad y mane­ra de expre­sar­se –a pesar de su rela­ti­va poca modes­tia- logra cap­tar la sim­pa­tía del públi­co, sobre todo por­que es fácil de com­pren­der la frus­tra­ción y tris­te­za de quien avi­zo­ró un gran sue­ño y que cuan­do todo esta­ba a pun­to de con­cre­tar­se se estre­lló con la reali­dad impo­si­ble de sos­la­yar. Pero cuan­do al final de este docu­men­tal Jodo­rowsky mani­fies­ta que “la men­te es como el uni­ver­so en con­ti­núa expan­sión” quie­re sig­ni­fi­car que se debe mirar hacia ade­lan­te con opti­mis­mo y no lamen­tar­se sobre la leche derra­ma­da. 

Como coda del rela­to cabe seña­lar que des­pués de este pro­yec­to, Jodo­rowsky y Sey­doux siguie­ron dife­ren­tes rum­bos has­ta que el des­tino los vol­vió a unir cuan­do des­pués de 23 años sin haber fil­ma­do, el direc­tor vuel­ve a hacer­lo en La Dan­za de la Reali­dad, film de fic­ción de carác­ter auto­bio­grá­fi­co que mere­ce­rá un aná­li­sis sepa­ra­do cuan­do se estre­ne comer­cial­men­te en poco tiem­po más.  Jor­ge Gutman

Alie­na­ción Laboral

QUE TA JOIE DEMEU­RE. Cana­dá 2014. Escri­to y Diri­gi­do por Denis Côté. 

Des­pués de un curio­so monó­lo­go a mane­ra de pró­lo­go don­de una mujer des­co­no­ci­da advier­te al públi­co de que sea cor­dial, res­pe­tuo­so y hones­to o de lo con­tra­rio ella lo des­trui­rá, el recien­te docu­men­tal de Denis Côté cam­bia de tono para enfo­car la labor de los tra­ba­ja­do­res en las fábricas. 

QUE TA JOIE DEMEURE

De algún modo se asu­me que el film inten­ta esta­ble­cer la rela­ción del hom­bre con la máqui­na que uti­li­za como ins­tru­men­to de tra­ba­jo den­tro del con­tex­to de la vida indus­trial. De nin­gún modo el rea­li­za­dor pre­ten­de emu­lar al extra­or­di­na­rio film de Cha­plin Modern Times sino que se limi­ta a mos­trar viñe­tas del lugar en que los obre­ros desem­pe­ñan sus labo­res. En tan­to que en cier­tos momen­tos la cáma­ra se detie­ne enfo­can­do el ros­tro de los mis­mos como si estu­vie­se tomán­do­les una foto con tomas está­ti­cas que care­cen de real dra­ma­tis­mo, en otros se los ve toman­do un café o duran­te la hora de almuer­zo; una que otra refle­xión sur­ge de un ope­ra­rio seña­lan­do que des­de que entró a la fábri­ca duran­te tres años mane­ja la mis­ma máqui­na, mien­tras que otra esce­na mues­tra a un afri­cano depri­mi­do con el tra­ba­jo que realiza. 

Con diá­lo­gos míni­mos en base a con­ver­sa­cio­nes frag­men­ta­rias y en gran par­te intras­cen­den­tes ‑como por ejem­plo una refe­ri­da a la fami­lia real de Marrue­cos- más la ausen­cia de desa­rro­llo dra­má­ti­co, hace que resul­te difí­cil con­cluir hacia don­de apun­ta el rela­to. Así, por ejem­plo la pre­sen­cia de inmi­gran­tes den­tro de un ambien­te labo­ral fran­có­fono no deja mar­gen alguno para cavi­lar o elu­cu­brar; tam­po­co se pue­de con­cluir de lo expues­to que el direc­tor quie­ra refle­jar la exis­ten­cia de una explo­ta­ción patro­nal por­que es bien sabi­do que a él no le intere­sa un cine de con­te­ni­do social o político. 

¿Cuál es en con­se­cuen­cia el sen­ti­do del film que el espec­ta­dor podría infe­rir? Qui­zá, aun­que sin estar muy segu­ro de ello, el inte­rés del rea­li­za­dor sería el de ilus­trar la alie­na­ción del obre­ro o la sole­dad que sien­te en su pues­to de tra­ba­jo, pero cier­ta­men­te su enfo­que care­ce de la pro­fun­di­dad nece­sa­ria para lle­gar a convencer.

Como en sus fil­mes ante­rio­res, el direc­tor impri­me cier­to tono poé­ti­co al rela­to tal como se des­pren­de de la esce­na final con un niño tocan­do el vio­lín para unos obre­ros que lo con­tem­plan con una tier­na sonrisa. 

Con­clu­sión: Más allá de cier­tos logros for­ma­les, este docu­men­tal abor­da temas intere­san­tes de ana­li­zar pero que al no ser desa­rro­lla­dos satis­fac­to­ria­men­te resul­tan poco cohe­ren­tes y en con­se­cuen­cia difí­cil de atraer la aten­ción del espec­ta­dor.  Jor­ge Gutman

Con­mo­ve­dor Amor Paternal

LIKE FATHER, LIKE SON. Japón, 2013. Un film escri­to y diri­gi­do por Hiro­ka­zu Koreeda

Des­pués de haber sido mere­ci­da­men­te recom­pen­sa­do con el Pre­mio del Jura­do en el últi­mo Fes­ti­val de Can­nes, Like Father, Like Son tie­ne la opor­tu­ni­dad de que aho­ra el públi­co de Amé­ri­ca del Nor­te pue­da juz­gar­lo. Sin reser­va ni con­di­cio­na­mien­to alguno, se tra­ta de uno de esos fil­mes, lla­mé­mos­lo ama­bles y cáli­dos, que con gran hones­ti­dad lle­ga a calar posi­ti­va­men­te en el áni­mo del espectador.

Como es habi­tual en su fil­mo­gra­fía el cineas­ta Hiro­ka­zu Koree­da vuel­ve a abor­dar el tema de la fami­lia per­mi­tien­do que en este caso se refle­xio­ne sobre lo que sig­ni­fi­ca ser padre y/o madre; así que­da abso­lu­ta­men­te cla­ro en la visión del rea­li­za­dor japo­nés que el amor hacia un hijo está nutri­do fun­da­men­tal­men­te por la dedi­ca­ción, edu­ca­ción, res­pe­to y fun­da­men­tal­men­te por la ter­nu­ra que se brin­da en esta subli­me misión que la natu­ra­le­za ha con­fe­ri­do al ser humano.

Keita Nonomiya y Masaharu Fukuyama

Kei­ta Nono­mi­ya y Masaha­ru Fukuyama

El muy bien cons­trui­do guión de Koree­da pre­sen­ta a Ryo­ta (Masaha­ru Fuku­ya­ma), un arqui­tec­to obse­sio­na­do por su éxi­to pro­fe­sio­nal, que lle­va una exis­ten­cia armo­nio­sa jun­to a su espo­sa Mido­ri (Machi­ko Ono) y su úni­co hijo Kei­ta (Kei­ta Nono­mi­ya) de 6 años a quien se le ha brin­da­do una apre­cia­ble edu­ca­ción ade­más del amor pater­nal. Esa exis­ten­cia nor­mal se ve alte­ra­da cuan­do la mater­ni­dad del hos­pi­tal don­de el niño nació comu­ni­ca al matri­mo­nio que debi­do a un error come­ti­do por una enfer­me­ra, Kei­ta ha sido inter­cam­bia­do con otro bebé naci­do en el mis­mo día y lugar. Cuan­do se lle­ga a deter­mi­nar la iden­ti­dad del otro gru­po fami­liar con­for­ma­do por Yudai (Lily Franky), su seño­ra Yuka­ri (Yoko Maki) y 3 hijos, per­te­ne­cien­tes a un nivel socio-eco­nó­mi­co infe­rior, comien­za una serie de encuen­tros entre ambas fami­lias para tener pre­pa­ra­do el terreno en el momen­to del inter­cam­bio de los hijos res­pec­ti­vos. Todo ese incó­mo­do y difi­cul­to­so pro­ce­so sobre el camino más ade­cua­do a seguir fren­te a un hecho de esta natu­ra­le­za, el direc­tor lo enfo­ca tan­to des­de el pun­to de vis­ta de los padres como de los niños afectados.

Es indu­da­ble que los lamen­ta­bles erro­res atri­bui­dos a cam­bios de niños en las clí­ni­cas o cen­tros hos­pi­ta­la­rios don­de son pro­du­ci­dos, cons­ti­tu­yen un tema que pue­de fas­ci­nar para quien lo obser­va exte­rior­men­te aun­que pue­de resul­tar emo­cio­nal­men­te com­ple­jo para los inte­gran­tes de las fami­lias impli­ca­das. De todos modos, el film se valo­ri­za por la exce­len­te des­crip­ción de per­so­na­jes al ilus­trar cómo los padres y los hijos de las res­pec­ti­vas fami­lias van reac­cio­nan­do fren­te al estrés pro­du­ci­do por los hechos acae­ci­dos. Entre los mis­mos se des­ta­ca en espe­cial el del arqui­tec­to Ryo­ta quien va expe­ri­men­tan­do una evo­lu­ción en su mane­ra de pen­sar des­de el momen­to en que se impo­ne de la noti­cia has­ta cuan­do lle­ga a con­cien­ti­zar que la pater­ni­dad bio­ló­gi­ca no pue­de reem­pla­zar al amor que como padre brin­dó a su hiji­to a pesar de la no exis­ten­cia de lazos san­guí­neos. 

A la inob­je­ta­ble actua­ción de un elen­co homo­gé­neo cabría no obs­tan­te des­ta­car el méri­to de Koree­da en haber obte­ni­do un encan­to par­ti­cu­lar de los niños que par­ti­ci­pan en el film, don­de sus diá­lo­gos pare­ce­rían no haber esta­do escri­tos sino pro­nun­cia­dos con la máxi­ma espon­ta­nei­dad según las dife­ren­tes situa­cio­nes plan­tea­das en el rela­to; sin duda el direc­tor es un exce­len­te maes­tro cuan­do se tra­ta de diri­gir a intér­pre­tes infan­ti­les como ya lo demos­tró en algu­nos otros fil­mes, espe­cial­men­te Nobody Knows (2004). 

Si algu­na obje­ción podría mere­cer esta bella pelí­cu­la es que no brin­da una res­pues­ta ter­mi­nan­te al pro­ble­ma plan­tea­do a tra­vés de su final abier­to; pero en reali­dad eso poco impor­ta dado que en últi­ma ins­tan­cia cada espec­ta­dor ten­drá la suya pro­pia. Lo fun­da­men­tal es que el públi­co con­tem­pla un film sin­ce­ro, cáli­do, sutil y pro­vis­to de nobles sen­ti­mien­tos don­de se ponen a prue­ba los valo­res de la fami­lia que cons­ti­tu­ye la célu­la vital de cual­quier socie­dad civilizada.

Con­clu­sión: Un film sen­ci­llo, humano y deci­di­da­men­te reco­men­da­ble. Jor­ge Gutman

Pablo Tra­pe­ro, Pre­si­den­te del Jura­do de Un Cer­tain Regard

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

En un comu­ni­ca­do dado a cono­cer el 8 de abril, el Fes­ti­val de Can­nes desig­nó a Pablo Tra­pe­ro como Pre­si­den­te del Jura­do de Un Cer­tain Regard, sec­ción que for­ma par­te de la Selec­ción Ofi­cial del Fes­ti­val, suce­dien­do en el car­go que Tho­mas Vin­ter­berg reem­pe­ño el año pasa­do. 

Pablo Trapero

Pablo Tra­pe­ro

Tra­pe­ro es uno de los direc­to­res más impor­tan­tes de Argen­ti­na y sus tra­ba­jos han logra­do reco­no­ci­mien­to inter­na­cio­nal en la medi­da que la mayo­ría de sus fil­mes han reci­bi­do una muy bue­na recep­ción crí­ti­ca. Así, des­de su pri­mer lar­go­me­tra­je Mun­do Grúa rea­li­za­do en 1999, que obtu­vo el pre­mio de la crí­ti­ca en el Fes­ti­val de Vene­cia, evi­den­ció su inte­rés en abor­dar temas socia­les de cor­te rea­lis­ta que tes­ti­mo­nian algu­nos de los serios pro­ble­mas de la épo­ca actual. 

Con el Fes­ti­val de Can­nes man­tie­ne una rela­ción muy estre­cha en la medi­da que El Bonae­ren­se, su segun­da pelí­cu­la, fue selec­cio­na­da para com­pe­tir pre­ci­sa­men­te en Un Cer­tain Regard en 2002 y des­per­tó elo­gio­sos comen­ta­rios al refle­jar con gran hones­ti­dad el urti­can­te tema de la corrup­ción poli­cial en la pro­vin­cia de Bue­nos Aires. En 2008 su film Leo­ne­ra inte­gró la Com­pe­ten­cia Ofi­cial y pos­te­rior­men­te Tra­pe­ro vol­vió al Fes­ti­val con Caran­cho en 2010 y Ele­fan­te Blan­co en 2012, con­cur­san­do en Un Cer­tain Regard. Ade­más de direc­tor, Tra­pe­ro se desem­pe­ña como pro­duc­tor cine­ma­to­grá­fi­co y en tal carác­ter ha esti­mu­la­do a nue­vos jóve­nes valo­res de Argen­ti­na como en los casos de Lisan­dro Alon­so, Raúl Perro­ne y Enri­que Bellan­de, entre otros. 

La pelí­cu­la de inau­gu­ra­ción de Un Cer­tain Regard es Party Girl que será exhi­bi­da el 15 de mayo de 2014. Según se anti­ci­pa este pri­mer film diri­gi­do y escri­to por Marie Ama­chou­ke­li, Clai­re Bur­ger y Samuel Theis es “una crea­ción colec­ti­va e inno­va­do­ra por la for­ma y por el tema”. Su tema gira en torno de una mujer de 60 años que es la anfi­trio­na de un club noc­turno y que aman­te de los hom­bres y de las fies­tas deci­de sen­tar cabe­za casán­do­se con uno de sus clien­tes regulares.

Recién el 17 de abril se dará a cono­cer la pro­gra­ma­ción com­ple­ta de la Selec­ción Ofi­cial. En todo caso se des­cuen­ta que la lis­ta de las pelí­cu­las que par­ti­ci­pa­rán en la selec­ción ofi­cial, pero en todo caso se des­cuen­ta que Un Cer­tain Regard inclui­rá obras de direc­to­res pres­ti­gio­sos así como tra­ba­jos pro­ve­nien­tes de nue­vos talen­tos y jóve­nes pro­me­sas apor­tan­do su crea­ti­vi­dad artística.

El Pre­mio de la sec­ción que Tra­pe­ro habrá de pre­si­dir será entre­ga­do el 23 de mayo.

Una Bue­na Mues­tra de Cine Iberoamericano

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

Habien­do asis­ti­do por pri­me­ra vez al Fes­ti­val de Cine de Gua­da­la­ja­ra que con­clu­yó el 30 de mar­zo, tuve la opor­tu­ni­dad de com­pro­bar que esta mues­tra es un even­to cul­tu­ral de gran reso­nan­cia popu­lar a juz­gar por las diver­sas acti­vi­da­des rea­li­za­das en don­de los nume­ro­sos espec­ta­do­res pudie­ron apre­ciar el nivel de crea­ti­vi­dad de nue­vas gene­ra­cio­nes de direc­to­res y entrar en con­tac­to con los mis­mos. No menos impor­tan­te es que esta labor de difu­sión cul­tu­ral cons­ti­tu­ye un impor­tan­te foco cul­tu­ral para la pro­mo­ción y dis­tri­bu­ción tan­to del cine de Méxi­co como el de Ibe­ro­amé­ri­ca. Final­men­te con la pre­sen­cia de Que­bec como invi­ta­do de honor, la jerar­quía de los fil­mes pre­sen­ta­dos ha per­mi­ti­do demos­trar el alto gra­do de cali­dad de su pro­duc­ción que fue apre­cia­do tan­to a nivel de la crí­ti­ca como el públi­co asis­ten­te; todo ello ha con­tri­bui­do para que el cine cana­dien­se encuen­tre mayor visi­bi­li­dad en Méxi­co. 

Entre los nume­ro­sos pre­mios otor­ga­dos en esta 29va. edi­ción se des­ta­ca el adju­di­ca­do a Cien­cias Natu­ra­les de Matías Luc­che­si como mejor lar­go­me­tra­je ibe­ro­ame­ri­cano de fic­ción. Este film de Argen­ti­na tam­bién fue pre­mia­do por el mejor guión escri­to por el rea­li­za­dor y Gon­za­lo Sala­ya, así como igual­men­te fue­ron galar­do­na­das Pau­la Her­tzog y Pao­la Barrien­tos como mejo­res actri­ces. Fil­ma­do en las Sie­rras de Cór­do­ba el rela­to se cen­tra en una pre­ado­les­cen­te (Her­tzog) que sien­te una impe­rio­sa nece­si­dad de deter­mi­nar su ver­da­de­ra iden­ti­dad que­rien­do saber quién es su padre al que ella des­co­no­ce e inclu­so igno­ra su nom­bre. Para ello deci­de esca­par de la escue­la rural don­de asis­te para tra­tar de encon­trar­lo; des­pués de varios inten­tos no con­cre­ta­dos logra que una com­pren­si­va maes­tra de cien­cias (Pao­la Barrien­tos) le ayu­de en su pro­pó­si­to de ubi­car a su pro­ge­ni­tor. Estruc­tu­ra­do como una pelí­cu­la del camino Luc­ches­si ofre­ce una come­dia dra­má­ti­ca, hones­ta y huma­na, ape­lan­do a una sen­ci­lla tra­ma des­pro­vis­ta de sen­ti­men­ta­lis­mo aun­que no caren­te de emo­ción gra­cias a la exce­len­te actua­ción de sus dos pro­ta­go­nis­tas feme­ni­nas. 

El pre­mio Mez­cal del jura­do otor­ga­do a la mejor pelí­cu­la mexi­ca­na corres­pon­dió al docu­men­tal Eco de la Mon­ta­ña del rea­li­za­dor Nico­lás Eche­va­rría que enfo­ca la vida y el tra­ba­jo rea­li­za­do por el artis­ta y mura­lis­ta mexi­cano San­tos de la Torre en su pere­gri­na­je de 620 kiló­me­tros a Wiri­ku­ta, terri­to­rio sagra­do de la cul­tu­ra de los indí­ge­nas Wixa­ri­ka de Méxi­co, para soli­ci­tar­le a los dio­ses que le otor­gue per­mi­so para tra­ba­jar en un nue­vo mural.  

El pre­mio al mejor direc­tor fue dis­cer­ni­do a Fer­nan­do Coim­bra por la pelí­cu­la bra­si­le­ña O Lobo atrás da Por­ta don­de el secues­tro de una niñi­ta de 6 años es el motor que pone en mar­cha la his­to­ria de un trián­gu­lo amo­ro­so que trans­cu­rre en Río de Janei­ro. Uti­li­zan­do una narra­ti­va tipo “rasho­mon”, Coim­bra que es tam­bién res­pon­sa­ble del guión per­mi­te que cada uno de los per­so­na­jes invo­lu­cra­dos en el rela­to expon­ga su ver­sión per­so­nal en torno a su vin­cu­la­ción para tra­tar de arro­jar luces sobre el para­de­ro de la cria­tu­ra. Esta his­to­ria don­de el amor y odio lle­gan a con­fun­dir­se, man­tie­ne un mar­ca­do sus­pen­so desem­bo­can­do en un impre­vis­to y dra­má­ti­co des­en­la­ce que lle­ga a cau­ti­var por la intri­ga que man­tie­ne a tra­vés del com­por­ta­mien­to asu­mi­do por sus per­so­na­jes pro­ta­gó­ni­cos. Muy bue­nas inter­pre­ta­cio­nes de Lean­dra Neal, Fabiu­la Nas­ci­mien­to y Milhem Cortaz.

La Fede­ra­ción Inter­na­cio­nal de Crí­ti­cos de Cine (FIPRES­CI) pre­mió a Las Horas Con­ti­go como mejor pelí­cu­la mexi­ca­na de fic­ción. En su debut como rea­li­za­do­ra y guio­nis­ta Cata­li­na Agui­lar Mas­tret­ta ana­li­za las tur­bu­len­cias emo­cio­na­les de Ema (Cas­san­dra Cianghe­rot­ti), una joven que via­ja a la casa de su abue­la enfer­ma (Ise­la Vega) a la que quie­re entra­ña­ble­men­te para com­par­tir con ella sus últi­mos días de vida; es allí don­de se reen­cuen­tra con su madre Julie­ta (María Rojo) con quien man­tu­vo una rela­ción dis­tan­cia­da. El reen­cuen­tro con su pro­ge­ni­to­ra, el dolor que sien­te por la inmi­nen­te pér­di­da de su abue­la así como su recien­te emba­ra­zo invo­lun­ta­rio, con­tri­bui­rán a que Emma adquie­ra la madu­rez nece­sa­ria para enfren­tar la reali­dad de los acon­te­ci­mien­tos a la que está expues­ta. Con gran sen­si­bi­li­dad y deli­ca­de­za, la direc­to­ra hur­ga en el alma feme­ni­na a tra­vés de un sobrio rela­to don­de los temas de la fami­lia, el amor mater­nal, la reli­gión y el mis­te­rio de la vida y la muer­te salen a relu­cir en una narra­ción bien articulada.

La lis­ta com­ple­ta de los pre­mios otor­ga­dos por los dife­ren­tes jura­dos del Fes­ti­val pue­de encon­trar­se en el sitio www.ficg.mx 

De las pelí­cu­las no pre­mia­das pero que han mere­ci­do espe­cial con­si­de­ra­ción de mi par­te se encuen­tra Vivir es fácil con los ojos cerra­dos, pro­duc­ción espa­ño­la del direc­tor David True­ba. La acción se ubi­ca en la Espa­ña de 1966 y se cen­tra en la abne­ga­da labor desa­rro­lla­da por un pro­fe­sor de inglés (Javier Cáma­ra) que apa­sio­na­do por la músi­ca de los Beatles ense­ña a sus alum­nos el idio­ma de Sha­kes­pea­re uti­li­zan­do la letra de sus can­cio­nes. Que­rien­do salir al encuen­tro de su ido­la­tra­do John Lenon que se está fil­man­do How I Won The War en la región de Alme­ría, el docen­te empren­de el via­je hacia esa región en un des­ven­ci­ja­do coche. reco­gien­do en el camino a una chi­ca emba­ra­za­da (Nata­lia de Moli­na) sin mayor opción futu­ra y a un ado­les­cen­te intro­ver­ti­do (Fran­cesc Colo­mer) que ha hui­do de su casa por­que su padre le obli­ga­ba a cor­tar­se el pelo. Duran­te ese peri­plo se pon­drán en evi­den­cia los mejo­res valo­res de la con­di­ción huma­na como la gene­ro­si­dad y soli­da­ri­dad de unos con otros. Con suti­li­dad True­ba narra una his­to­ria emo­ti­va des­pro­vis­ta de sen­ti­men­ta­lis­mo arti­fi­cial, dota­da de un humor pun­zan­te y con cier­tas refe­ren­cias acer­ca del cli­ma polí­ti­co vivi­do duran­te los últi­mos años de la dinas­tía fran­quis­ta; así, se pue­de apre­ciar el auto­ri­ta­ris­mo impe­ran­te, la into­le­ran­cia asu­mi­da por la reli­gión así como la pobre­za de un país que aún vivía en el sub­de­sa­rro­llo con rela­ción a otros de Euro­pa. Una mag­ní­fi­ca pelí­cu­la pres­ti­gia­da por la exce­len­te inter­pre­ta­ción de Cámara.

Marián Alvárez en LA HERIDA

Marián Alvá­rez en LA HERIDA

Otro film espa­ñol para des­ta­car es La Heri­da de Fer­nan­do Fran­co quien en su pri­mer lar­go­me­tra­je des­cri­be con minu­cio­si­dad la odi­sea de una mujer heri­da, tal como lo anun­cia su títu­lo. Marián Álva­rez carac­te­ri­za a Ana de 28 años de edad sufrien­do de un pro­fun­do tras­torno de su per­so­na­li­dad don­de es difí­cil de des­lin­dar su esta­do de nor­ma­li­dad con el de la locu­ra que expe­ri­men­ta. Duran­te el día ejer­ce su tra­ba­jo como auxi­liar de un ser­vi­cio de urgen­cias trans­por­tan­do en una ambu­lan­cia a enfer­mos nece­si­ta­dos; sien­do devo­ta en su tra­ba­jo y actuan­do con nor­ma­li­dad en el ejer­ci­cio de sus fun­cio­nes, cuan­do regre­sa a su hogar comien­zan sus des­va­ríos ata­can­do a su cuer­po con ciga­rros y obje­tos pun­zan­tes. Nada se sabe sobre los orí­ge­nes de su enfer­me­dad pero que­da cla­ro que su auto­des­truc­ción se debe a extre­ma­dos des­ór­de­nes men­ta­les. Sin duda se tra­ta de un cruen­to rela­to acer­ca de un tema del que no se sue­le hablar a menu­do pero cier­ta­men­te exis­ten­te, sobre todo en per­so­nas que vivien­do en sole­dad no logran inter­ac­tuar con la gen­te que las rodean. Es posi­ble que el espec­ta­dor corrien­te pue­da no sen­tir­se iden­ti­fi­ca­do con el dolor que sien­te este per­so­na­je, pero cier­ta­men­te este film muy bien rea­li­za­do no deja­rá indi­fe­ren­te a una audien­cia selec­ti­va. 

Un thri­ller de ven­gan­za, cri­men y remor­di­mien­to es lo que pro­po­ne Ale­jan­dro Fer­nán­dez Almen­dras en Matar a un Hom­bre. Gana­dor del Gran Pre­mio del Jura­do en Sun­dan­ce, el guión escri­to por el rea­li­za­dor chi­leno abor­da un tema deci­di­da­men­te vio­len­to que está basa­do en una his­to­ria real acon­te­ci­da en Chi­le. De con­no­ta­cio­nes éti­cas y mora­les el film pone a prue­ba los lími­tes de resis­ten­cia de una per­so­na cuan­do se encuen­tra des­pro­te­gi­da de los meca­nis­mos lega­les impe­ran­tes. El pro­ta­go­nis­ta es Jor­ge (Daniel Can­dia), una per­so­na afec­ta­da de dia­be­tes que es padre de fami­lia y res­pon­sa­ble por el bien­es­tar de la mis­ma. Cuan­do un buen día es humi­lla­do y asal­ta­do por ban­di­dos loca­les lide­ra­dos por Kalu­le (Daniel Anti­vi­lo), su hijo ado­les­cen­te (Ariel Mate­lu­na) tra­ta de recu­pe­rar los bie­nes roba­dos a su pro­ge­ni­tor. Es allí que Kalu­le lo balea deján­do­le seria­men­te heri­do; como con­se­cuen­cia del acto delic­ti­vo el ham­pón es con­de­na­do a dos años de pri­sión. Cuan­do des­pués de haber pur­ga­do el deli­to Kalu­le reco­bra su liber­tad, jun­to con los mal­he­cho­res que lo rodean comien­zan a aco­sar a la fami­lia con agra­van­tes inci­den­tes has­ta cul­mi­nar en el asal­to sexual a la hija menor de Jor­ge sin que la jus­ti­cia tome car­tas en el asun­to. Esta his­to­ria de des­pia­da­do abu­so don­de una fami­lia ade­más de que­dar desin­te­gra­da que­da com­ple­ta­men­te libra­da a su suer­te desem­bo­ca en un final con secuen­cias de ten­so dra­ma­tis­mo muy bien logra­das. Un film que con­fir­ma una vez más la madu­rez del cine chileno.

 Alina Rodríguez en CONDUCTA

Ali­na Rodrí­guez en CONDUCTA

El direc­tor y guio­nis­ta cubano Ernes­to Dar­nas ha logra­do con Con­duc­ta uno de los fil­mes más duros y valien­tes emer­gen­tes de dicha cine­ma­to­gra­fía des­cri­bien­do a una Cuba bien dife­ren­te de las que nos mues­tran las tar­je­tas pos­ta­les. Su his­to­ria se cen­tra en Cha­la (Arman­do Val­dés Frei­re), un niño de 11 años con padre des­co­no­ci­do, que vive con su madre dro­ga­dic­ta (Yuliet Cruz) y que se dedi­ca a entre­nar perros de riña para sub­ve­nir a las nece­si­da­des eco­nó­mi­cas. El entorno de un hogar nada pro­pi­cio para el desa­rro­llo emo­cio­nal del menor se mani­fies­ta en su con­duc­ta esco­lar un tan­to rebel­de don­de sólo el gra­do de soli­da­ri­dad y com­pren­sión de su abne­ga­da maes­tra Car­me­la (Ali­na Rodrí­guez) es capaz de miti­gar y tran­qui­li­zar­lo. Sin embar­go, cuan­do la edu­ca­do­ra se ve obli­ga­da por enfer­me­dad a ser reem­pla­za­da por una nue­va pro­fe­so­ra, la situa­ción empeo­ra para el cha­val al ser envia­do a una escue­la de reedu­ca­ción. Varios aspec­tos se des­ta­can en este exce­len­te rela­to, a saber: la labor de un edu­ca­dor capaz de cam­biar y mejo­rar la vida de los alum­nos que asis­ten a una escue­la; el sis­te­ma de buro­cra­cia impe­ran­te don­de una alum­na exce­len­te pro­ve­nien­te de una pro­vin­cia dife­ren­te pue­de lle­gar a ser expul­sa­da por las for­ma­li­da­des buro­crá­ti­cas de ins­crip­ción; la into­le­ran­cia impe­ran­te don­de una ino­cen­te estam­pi­ta reli­gio­sa es capaz de pro­vo­car un escán­da­lo, así como apre­su­ra­das deci­sio­nes que afec­tan el sen­ti­mien­to de niños ino­cen­tes que deben lidiar con­tra la injus­ti­cia pre­va­le­cien­te. Fren­te a un rela­to don­de todo se pres­ta­ría al gol­pe efec­tis­ta, Dar­nas pre­fie­re expo­ner con sobrie­dad algu­nos aspec­tos que hacen al coti­diano vivir de La Haba­na don­de que­dan refle­ja­das el fun­cio­na­mien­to de una socie­dad en que el socia­lis­mo impe­ran­te no ha logra­do eli­mi­nar las des­igual­da­des socia­les que aún pre­va­le­cen en la mis­ma.