A MOST WANTED MAN. Gran Bretaña-Estados Unidos-Alemania, 2013. Un film de Aanton Corbijn
Después de haber dejado una buena impresión con The American (2010), el realizador holandés Aanton Corbijn retorna con un thriller de espionaje basado en el best seller A Most Wanted Man de John le Carre publicado en 2008. Aunque sin llegar al mismo nivel de su precedente trabajo esta película se caracteriza por el logrado clima creado y por reflejar con acierto hasta qué punto las consecuencias de la tragedia del 11 de septiembre adquieren resonancia actual generando sospechas de quienes presenten algunos rasgos que engloben las características de un terrorista.
La acción transcurre en Hamburgo, lugar donde se planeó una parte de los atentados de 2001. Allí opera Gunther Bachmann (Philip Seymour Hoffman) comandando un pequeño grupo alemán de jóvenes espías (Nina Hoss, Daniel Bruhl) tendientes a detectar y observar los movimientos de quienes puedan sembrar el terror. Es así que cuando Issa Karpov (Grigoriy Dobrygin), un refugiado de Chechenia de 26 años y considerado por la Interpol como un fugitivo militante jihadista llega ilegalmente a la ciudad, Bachmann y su séquito siguen atentamente sus pasos para saber de quién se trata y cuáles son los motivos que persigue. Con el operativo montado se enteran de que el joven intenta reclamar una fortuna mal adquirida de 10 millones de euros que su desaparecido padre militar ruso había depositado en un banco privado de Alemania a cargo de Thomas Brue (Willem Dafoe); en esta misión cuenta con la cooperación de Annabel Richter (Rachel McAdams), una abnegada abogada defensora de los derechos humanos, quien se siente conmovida de las torturas que Karpov había sufrido por parte de los servicios de seguridad rusos. Al propio tiempo Issa que es un devoto musulmán establece contacto con el Dr. Faisal Abdullah (Homayoun Ershadi), un académico también musulmán que se encarga de reunir dinero para fines de caridad, aunque Bachmann se inclina a creer que ese dinero podría ser destinado para financiar a organizaciones islámicas terroristas.
La densa y entreverada historia que adquiere las características de un rompecabezas cerebral tiende a volverse más compleja con la participación del director (Rainier Bock) de una agencia alemana encargada de proteger la constitución, y de una funcionaria (Robin Wright) de alto rango de la CIA en Alemania, quienes persiguiendo el mismo objetivo de detectar el terrorismo terminan rivalizando con Bachmann en su investigación sobre Karpov; de este modo, dentro de un complicado engranaje político cada una de estas organizaciones, desde una diferente perspectiva y por diferentes motivos, tratan de apresar al hombre más buscado.
Aunque la narración resulta a veces un tanto desigual, el film crea una considerable intriga para determinar si Karpov es inocente o es utilizado como un instrumento para implementar operaciones terroristas. De todos modos, el mayor interés del relato radica en la interpretación de los actores donde claramente se distingue el trabajo del malogrado Hoffman. En su póstuma aparición asumiendo un rol protagónico, con su permanente presencia en pantalla ofrece una brillante caracterización de la ambigüedad y vulnerabilidad del personaje central del relato, confirmando una vez más que ha sido uno de los más grandes actores internacionales de su generación.
En los aspectos técnicos de producción, Corbijn contó con el apoyo de la fotografía de Benoit Delhomme quien ofrece una visión poco turística de Hamburgo pero efectiva para la atmósfera requerida por la historia de le Carré adaptada por el guionista Andrew Bovell.
Conclusión: Un eficiente film que se ve fortalecido por la excelente actuación del inolvidable Philip Seymour Hoffman. Jorge Gutman