CITIZENFOUR. Alemania, 2014. Un film de Laura Poitras
Aunque el “affaire Snowden” ha sido ampliamente dado a conocer a través de los diferentes medios de difusión, contemplar el documental de Laura Poitras constituye una experiencia única porque sumerge al espectador en el desarrollo de los acontecimientos como si fuese un participante directo. Por esa razón, mientras se está asistiendo a la proyección de este magnífico film resulta imposible no sentirse profundamente perturbado y apesadumbrado. La verdad de lo expuesto es penosa porque a todo ser humano viviendo en un régimen democrático le asiste el derecho natural de conservar su intimidad y privacidad; cuando estos elementos desaparecen entonces se hace evidente que el “gran hermano” está observando y vigilando nuestros pasos tal como lo refleja 1984, la excelente fantasía de George Orwell que lamentablemente hoy día se ha convertido en una triste realidad.
Poitras ya había realizado dos documentales (My Country, My Country en 2006 y The Oath en 2010) sobre la sociedad controlada a raíz del drama del 11 de septiembre, pero el presente documental es el que produce mayor impacto emocional. Todo comienza en enero de 2013 cuando Edward (“Ed”) Joseph Snowden –profesional estadounidense en computación- contacta a la documentalista a través de un correo electrónico anónimo, identificándose en un comienzo como “Citizen Four”. En el mismo manifiesta su intención de hacerle conocer un programa clandestino de vigilancia efectuada por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos. Al mes siguiente, Snowden le informa a Poitras –siempre por vía electrónica- su deseo de que los documentos clasificados que serán revelados tengan amplia difusión y para ello recomienda que participe Glenn Greenwald, el calificado periodista de The Guardian. Poco tiempo después Snowden le señala a la directora que ha decidido dejar el anonimato revelando su identidad; ella lo persuade para que se reúnan personalmente y ese encuentro tendrá lugar junto con Greenwald en Hong Kong en junio de 2013 donde la cineasta con su cámara comenzará la filmación de este documental teniendo como referencia fundamental los dramáticos testimonios vertidos por Snowden.
Si ciertamente Ed es el centro neurálgico del relato, no menos importante resulta la contribución de Greenwald adoptando el papel de su interlocutor, así como por la excelente tarea de Poitras quien ha sabido comprimir el resultado de las numerosas sesiones filmadas en un documento ágil que permite llegar al público en forma amena y excitante. En tal sentido resulta escalofriante comprobar de qué modo los modernos dispositivos electrónicos –teléfono inteligente, correo electrónico, buscador de la red, tarjetas de créditos- pueden seguir minuciosamente los pasos del ciudadano anónimo sin que éste se percate de ello.
El resultado es un documental excepcional donde queda muy bien reflejada la personalidad de este inteligentísimo joven de 31 años que lejos de mostrarse como genio excéntrico revela un candor y honestidad a toda prueba así como dueño de una gran humanidad. Es por eso que uno no pueda dejar de simpatizar con una persona que realiza el gran sacrificio de estar aislado de su familia para no llegar a comprometerla, porque para él es mucho más importante difundir públicamente el abuso de poder del gobierno americano y el modo cómo la SNA controla el movimiento de la población.
Al concluir la proyección, uno se pregunta sobre cuál será el destino de una humanidad vigilada; quizás sería oportuno dar como respuesta las palabras que Shakespeare pone en la boca de Hamlet cuando en el momento de su muerte musita “el resto es silencio”.
Conclusión: Un film de imprescindible visión. Jorge Gutman