OH LES BEAUX JOURS – Autor: Samuel Beckett — Dirección: Marc Paquien – Elenco: Catherine Frot, Eric Frey — Escenografía: Gérard Didier — Vestuario: Claire Risterucci – Iluminación: Dominique Bruguière – Maquillaje: Cécile Kretschmar. Duración: 1h25 (sin entreacto). Representaciones: En el Théâtre du Nouveau Monde (www.tnm.qc.ca) desde el 21 hasta el 26 de febrero de 2015
Crónica de Jorge Gutman
Del genial dramaturgo Samuel Beckett llega a Montreal una nueva versión de su obra vanguardista Los Días Felices escrita en inglés en 1961 y traducida por su autor al francés al año siguiente. A través de la visión del director Marc Paquien y con la interpretación de la prestigiosa actriz francesa Catherine Frot se puede apreciar una pieza teatral inquietante, poética, emotiva y dramática que constituye una parábola de la condición humana.
Con gran ternura y compasión Beckett creó el singular personaje de Winnie. Ella es una señora burguesa de mediana edad que al principio se encuentra hundida hasta la cintura dentro de un inmovilizado montículo de arena ubicado en un abrasador desierto. Su situación física no parece causarle mayor molestia cuando al despertarse su rostro expresa un optimismo y alegría de vivir frente a un nuevo y hermoso día, al propio tiempo que va realizando las actividades habituales de lavarse los dientes, limarse las uñas, pintar sus labios, peinarse, entre otros menesteres. Mientras lo hace, comienza a transmitir sus pensamientos expresados verbalmente a través de monólogos donde pasa revista a su vida; de la misma se refleja una existencia no muy excitante a la que ella aprendió a resignarse y adaptarse al medio que le ha tocado vivir, agradeciendo a Dios por las grandes bendiciones recibidas. A su lado y oyendo sus soliloquios se encuentra su marido Willie (Eric Frey), un hombre abúlico, inerte y torpe que se desplaza entre el sueño y la lectura de un periódico; habiendo sido el amor de su vida es lo único que le queda afectivamente. A propósito de este personaje, queda la duda sobre si Willie realmente sigue existiendo o si es un recuerdo de su esposa imaginando que mantiene un diálogo con él.
Las palabras de Winnie no pueden detener el inexorable pasaje del tiempo donde posteriormente la arena cubre su cuerpo hasta el cuello. En esa situación, y cuando la pérdida de la memoria y de la conciencia con el extravío consiguiente parece afectarla, trata afiebradamente de demostrar que a pesar de todo es capaz de realizar lo que debe hacerse y estar preparada frente al fantasma de la muerte que la está acechando; eso no impide a que como una optimista a ultranza que es se complazca en tararear la melodía central de “La Viuda Alegre” para celebrar de este modo la hermosura de sus días felices y reafirmar de este modo la dicha de vivir.
Quien se encuentra familiarizado con el gran dramaturgo irlandés sabe muy bien de que en sus piezas teatrales el texto no lo dice todo. Así como acontece en Esperando a Godot o en Fin de Partida, la riqueza de esta obra no surge exclusivamente de lo que la protagonista expresa en su monólogo sino también juega un rol importante la entonación de las palabras y la inflexión de la voz, los gestos faciales incluyendo la mirada, así como la manera en que los momentos de silencio van siendo dosificados.
A fin de que los aspectos mencionados puedan contribuir a crear la tensión y emoción necesaria que atrape al espectador se requiere la presencia de una actriz talentosa que sea capaz de desafiar lo que el material de Beckett le está ofreciendo. En tal sentido cabe señalar que Catherine Froth sale bien parada de este gran desafío actoral; además de ajustarse físicamente al espacio limitado y a la inmovilidad a la que está sometida, permite expresar con medio cuerpo y finalmente con su cabeza únicamente, las obsesiones, nimiedades y los esfuerzos realizados por su personaje para tratar de sobrevivir en un mundo absurdo e injusto, logrando de este modo una muy buena composición de Winnie.
Conclusión: Una obra profunda, poética y simbólica de un autor anticonformista que el público de Montreal tiene ocasión de apreciar a través de la lograda composición de Catherine Frot. Un importante acontecimiento cultural del TNM.