Esti­mu­lan­te Jue­go de Espejos

CLOUDS OF SILS MARIA. Fran­cia-Sui­za-Ale­ma­nia-Esta­dos Uni­dos-Bél­gi­ca, 2014. Un film escri­to y diri­gi­do por Oli­ver Assayas

El vete­rano rea­li­za­dor fran­cés Oli­ver Assa­yas ofre­ce un sub­yu­gan­te dra­ma psi­co­ló­gi­co abor­dan­do la vida de una exi­tosa artis­ta en la ple­ni­tud de su carre­ra aun­que no lo sufi­cien­te­mente joven como para aspi­rar a cier­tos roles específicos.

Juliette Binoche

Juliet­te Binoche

El guión del rea­li­za­dor enfo­ca a Maria Enders (Juliet­te Bino­che), una reco­no­ci­da actriz de apro­xi­ma­da­men­te 40 años de edad que al comen­zar el rela­to se impo­ne de la muer­te de Wil­helm Mel­chior, un dra­ma­turgo con quien ella man­tuvo una afi­ni­dad espe­cial de tra­bajo y a quien con­si­dera su men­tor. Jun­to con su asis­tente Valen­tine (Kris­ten Ste­wart) via­ja a los fune­ra­les que tie­nen lugar en Sils-Maria, una loca­li­dad ubi­cada en los Alpes sui­zos. Es allí don­de sur­ge la idea de repo­ner en Lon­dres “Malo­ja Sna­ke” una obra del des­a­pa­re­cido autor, don­de vein­te años atrás Maria logró un gran éxi­to inter­pre­tando a Sigrid, una ambi­cio­sa joven que man­tiene una rela­ción les­biana con Helen, una mujer madu­ra que la dobla en edad, indu­cién­do­la al suicidio.

María desea­ría seguir inter­pre­tando el mis­mo rol de anta­ño pero por su edad aho­ra debe acep­tar el papel de Hele­na, en tan­to que Sigrid será inter­pre­tada por Jo-Ann (Chloe Gra­ce Moretz), una chi­ca de 20 años que está comen­zando su carre­ra en Hollywood.

La segun­da par­te del film trans­cu­rre en la man­sión de Mel­chior don­de Maria y Valen­tina releen la obra adop­tando los per­so­na­jes res­pec­ti­vos de Helen y Sigrid. Es allí don­de el rela­to adquie­re inten­si­dad dra­má­tica fren­te al jue­go de espe­jos que se va pro­du­ciendo en la medi­da que duran­te los ensa­yos los per­so­na­jes de fic­ción se van con­fun­diendo con quie­nes les dan vida. De este modo, con­fron­tan­do el pasa­do con el pre­sente y la fic­ción con la reali­dad el film abor­da el pasa­je del tiem­po, la juven­tud, la edad y la mor­ta­li­dad, entre otros tópi­cos de interés.

Deci­di­da­mente de natu­ra­leza inte­lec­tual pero sin caer en el eli­tismo, el film es com­ple­jo admi­tien­do varias lec­tu­ras que per­mi­ten refle­xio­nar sobre la mane­ra en que el pro­ce­so crea­ti­vo lle­ga a mani­fes­tar­se; al pro­pio tiem­po demues­tra cómo el arte y la vida inter­ac­túan cuan­do en deter­mi­na­das oca­sio­nes es difí­cil des­lin­dar al actor como ser humano del rol que repre­sen­ta en escena.

El film se des­ta­ca por la estu­pen­da direc­ción de Assa­yas y por su bri­llan­te elen­co; en tal sen­ti­do, Bino­che ofre­ce una de las mejo­res inter­pre­ta­cio­nes de su carre­ra, en tan­to que Ste­wart se des­ta­ca en la sóli­da carac­te­ri­za­ción logra­da del per­so­na­je que ani­ma y la joven Moretz demues­tra que es capaz de asu­mir roles de enver­ga­du­ra como el presente.

En los fac­to­res téc­ni­cos de pro­duc­ción cabe dis­tin­guir la foto­gra­fía de Yorick Le Saux, que al cap­tar con toda inten­si­dad el amplio pai­sa­je alpino con la con­cen­tra­ción de sus nubes bajas con­tri­bu­ye a crear una atmós­fe­ra espe­cial que se aso­cia per­ti­nen­te­men­te a la tra­ma del film.

Con­clu­sión: Una obra inte­lec­tual y esti­mu­lan­te que mere­ce su visión.
Jor­ge Gutman