BY THE SEA. Estados Unidos, 2015. Un film escrito y dirigido por Angelina Jolie Pitt
Una década después de haber actuado juntos por primera vez en Mr. & Mrs. Smith, ia pareja más popular del cine vuelve a aparecer en la pantalla en By The Sea, tercera incursión de Angelina Jolie Pitt como directora. En esta ocasión la bella actriz analiza el deterioro de una relación conyugal después de varios años de convivencia. Lamentablemente, el film no llega a distinguirse en la medida que la languidez, lentitud y la insistente repetición de escenas resienten sensiblemente la eficacia del relato.
La acción que se ubica en la década del 70 en la costa francesa de un pequeño pueblo no especificado, sigue los pasos de Roland (Brad Pitt) y Vanessa (Jolie Pitt), un matrimonio neoyorkino de 14 años de existencia. Desde el momento en que llegan a la habitación del hotel queda claro que algo no marcha bien entre ambos; él es un escritor y comprensivo esposo que tolera el mal humor de su esposa, una ex bailarina que atraviesa un estado de marcada depresión. Algo muy serio parece aquejarla aunque no hay pauta precisa sobre las razones del trauma padecido. Mientras Roland trata de concentrarse en la preparación de una novela y acude asiduamente al café local donde es tratado con calidez y gran amabilidad por el encargado del mismo (Niels Arestup), su esposa destina el tiempo para estar en la cama, salir al balcón para contemplar el mar y a veces caminar para mezclarse con la gente del pueblo y hacer algunas compras. Si bien la realizadora ha tratado de mantener un bajo perfil conteniendo las emociones y prefiriendo que se aprecie más lo que no se dice o se esté callando, uno queda completamente alienado con la constante incomunicación de Vanessa, resultando difícil conmiserarse con lo que le está pasando a pesar de su drama interno.
El relato comienza a cobrar cierto vuelo después de 55 minutos, cuando llega al hotel Lea (Melanie Laurent) y su marido François (Melvin Poupaud) quienes recién casados se aprestan a pasar su luna de miel ocupando la habitación contigua a la de Roland y su señora. Cuando Vanessa descubre que hay un pequeño orificio en la pared que comunica con la habitación de los jóvenes esposados, ella comienza a espiar por el mismo contemplando las relaciones íntimas de la pareja; esa actitud parece revitalizarla y pronto induce a Roland para que también actúe como voyeur. Todo parecería sugerir que la felicidad radiante del novel matrimonio sirve en parte para revivir los años felices de Roland y Vanessa. Una vez más, la realizadora dedica tiempo excesivo a la adicción voyeurística de sus personajes centrales, solamente atenuada por la relación que se establece entre los dos matrimonios, aunque todo ello conduce a situaciones de desconfianza que no resultan convincentes.
Cuando al concluir uno llega a enterarse qué es lo que realmente le ocurrió a Vanessa en el pasado, la revelación de ninguna manera sorprende ni justifica la descripción que el guión ha hecho de su personaje; además, el comportamiento entre catatónico y estático del mismo no le ofrece a Jolie Pitt posibilidades de lucimiento como actriz. Del resto del elenco el único que realmente se distingue es Arestup que a pesar de su rol secundario otorga gran humanidad a su personaje constituyendo una presencia grata en esta historia. La bella fotografía de Christian Berger otorga un aire de distinción al film aunque no lo salva de su medianía.
Conclusión: A pesar de la gran sensibilidad que demostró Jolie Pitt en anteriores oportunidades como realizadora, en este caso no logra infundir el brío necesario para que el espectador se involucre en el drama de una pareja en descomposición. Jorge Gutman