Crónica de Jorge Gutman
THE SECRET ANNEX. Autor: Alix Sobler – Dirección Escénica: Marcia Kash –- Elenco: Sara Farb, Judith Baribeau, Anne Cassar, Brett Donahue, Marcel Jeannin – Escenografía y Vestuario: Michael Eagan – Iluminación: Spike Lyne – Compositor: Christian Thomas — Duración: 1hora 45 minutos con un entreacto de 20 minutos- Representaciones: Hasta el 21 de febrero de 2016 en la sala principal del Segal Centre (www.segalcentre.org)
Es loable la intención perseguida por la dramaturga Alix Sobler al tratar de revivir a Anne Frank, cuyo diario personal conmovió al mundo con su lectura. Sin embargo, el propósito de actualizar su vigencia a través del artificio sobre “¿qué hubiera pasado si ella habría sobrevivido el holocausto?” no se traduce en una obra que realmente impacte.
Si bien el encuentro imaginativo de personajes históricos ha sido motivo para que muchos autores hayan utilizado este artificio ‑donde uno de los ejemplos es la excelente obra Travesties de Tom Stoppard‑, en este caso se asiste a una situación totalmente diferente porque se trata de personajes reales cuyas vidas fueron cobradas por el Holocausto y que en el caso de la emblemática Anne su Diario suscitó respeto y admiración porque precisamente fue descubierto después de su muerte. ¿Habría el mundo entero sabido de Anne si acaso ella hubiera sobrevivido como otra gente ha tenido afortunadamente la suerte de salvar su vida?
Más allá de la pregunta precedente, cabe esbozar en pocas líneas el modo en que Sobler da rienda a su imaginación. La Anne Frank de 15 años que logró sobrevivir es ahora una jovencita de 22 años (Sara Farb) que habita en Brooklyn, Nueva York, junto a su hermana Margot (Anne Cassar). Ambas frecuentan a Peter (Brett Donahue) quien en el Diario era el hijo del matrimonio Van Pels que también se encontraba en el mismo escondite donde se refugiaba la familia Frank. El tema central de la obra reside en el deseo de Anna en ver publicado su diario íntimo por una editorial a fin de brindar a la humanidad una visión de lo acontecido; sin embargo sus esfuerzos resultan difíciles de concretar cuando la editora (Judith Baribeau) con quien entra en contacto le manifiesta que el contenido de su trabajo no es lo suficientemente interesante para atraer al público lector porque todo transcurre en un ambiente cerrado y además porque no existe un final dramático cómo habría resultado si acaso ella hubiera perecido.
Las sucesivas entrevistas entre Anna y la editora resultan lo más destacable de la pieza porque Sobler trata de remarcar que un mártir desaparecido es más importante para la venta de un libro que un sobreviviente de la guerra. En todo caso, el gran problema de esta pieza es que su autora entremezcla el tema central con una historia romántica donde por una parte Peter, a pesar de estar comprometido con otra persona, quiere a Anne como mujer pero ella solo siente por él un profundo sentimiento de amistad. A todo ello, el relato agrega la presencia de Michael Stein (Marcel Jeannin), el jefe donde trabaja la joven quien atraído hacia ella le propone matrimonio. Todo ese triángulo sentimental se asemeja a un melodrama rutinario que distrae la razón de ser de esta pieza. De esta manera, la obsesión de Anne para que su diario pueda publicarse, dejando en segundo lugar su vida conyugal así como postergando su vocación maternal, nunca alcanza el cariz dramático requerido. Cuando con el pasar de los años llega finalmente a convencerse de que el Diario jamás será publicado, su conclusión de dejar atrás el doloroso pasado y comenzar a apreciar la maravilla de vivir con total plenitud, no llega a cobrar resonancia.
Las debilidades de la historia planteada por Sobler se encuentran en parte atenuadas por la dinámica dirección impresa por Marcia Kash quien habiendo dirigido en varias oportunidades el Diario de Anne Frank ha sabido rescatar lo mejor que esta pieza pudo brindarle.
Otro de los aspectos positivos de esta velada teatral es su elenco. Farb descuella brindando brío, apasionamiento y total entusiasmo en su caracterización de Anne. A pesar de sus roles esquemáticos, Cassar, Donahue y Jeannin igualmente ofrecen un satisfactorio desempeño interactuando con Farb. Especial distinción merece Baribeau donde como la ejecutiva de la editorial, demuestra plena convicción al tratar de demostrarle a Anne que la publicación comercialmente exitosa de un libro radica en que su contenido entretenga al lector más allá de que sea veraz o no lo que se cuenta. Finamente, la escenografía de Michael Eagan, incluyendo entre otros decorados un salón de estar, dormitorio y escritorio de trabajo, resultan funcionales al contenido de la obra.