Un Rela­to Frío Aun­que Visual­men­te Atrayente

BORIS SANS BEA­TRI­CE. Cana­dá, 2016. Un film escri­to y diri­gi­do por Denis Côté

El inte­li­gen­te rea­li­za­dor cana­dien­se Denis Côté siem­pre se ha carac­te­ri­za­do por ofre­cer un cine inno­va­dor dese­chan­do de narrar una his­to­ria en for­ma tra­di­cio­nal­men­te clá­si­ca. En Boris sans Béa­tri­ce, su noveno opus, abor­da un tema más acce­si­ble aun­que imbui­do de cier­tos sím­bo­los que deci­di­da­men­te no están diri­gi­dos a una amplia audiencia.

Des­de el comien­zo se abor­da la figu­ra de un hom­bre de media­na edad que se encuen­tra en un cam­po de pas­to en tan­to que un heli­cóp­te­ro sobre­vue­la el terreno con el pro­pó­si­to de reco­ger­lo; esa esce­na se cor­ta para dar lugar a la siguien­te don­de el mis­mo indi­vi­duo que resul­ta ser Boris Mali­novsky (James Hynd­man) se encuen­tra en un nego­cio com­pran­do unas cami­sas y tra­tan­do de mane­ra ruda a la ven­de­do­ra que le soli­ci­ta sus datos per­so­na­les. Pos­te­rior­men­te se lo ubi­ca en su fábri­ca, en la que es el due­ño y empre­sa­rio, don­de comu­ni­ca a su per­so­nal que esta­rá ausen­te por cier­to tiem­po; la razón se debe a que desea ais­lar­se en su casa cam­pes­tre para estar al lado de su seño­ra Béa­tri­ce (Simo­ne Éli­se-Gerard), una alta fun­cio­na­ria del gobierno fede­ral que se encuen­tra con licen­cia de enfer­me­dad por expe­ri­men­tar una fuer­te depre­sión que la ha deja­do en esta­do catatónico.

Dounia Sichov y James Hyndman

Dou­nia Sichov y James Hyndman

Rápi­da­men­te que­da expues­ta la per­so­na­li­dad de Boris; se tra­ta de una per­so­na arro­gan­te, ego­cén­tri­ca en don­de pare­cie­ra que él es el cen­tro de todo lo que lo rodea. En su vida fami­liar, no solo guar­da dis­tan­cia con su madre (Loui­se Lapra­de) sino que igual­men­te está ale­ja­do de su hija Jus­ti­ne (Lae­ti­tia Isam­bert-Denis); esta joven que bre­ga por los prin­ci­pios de jus­ti­cia social, ideo­ló­gi­ca­men­te se encuen­tra en las antí­po­das de los valo­res bur­gue­ses de su padre. Aun­que Boris ama a su mujer y sien­te por lo que la está afli­gien­do, eso no le impi­de man­te­ner lazos amo­ro­sos con Hel­ga (Dou­nia Sichov), una de sus emplea­das, y ade­más no deja de sen­tir una atrac­ción hacia Kla­ra (Isol­da Dychauk), una joven rusa que atien­de a Béa­tri­ce, con quien final­men­te ter­mi­na intimando.

Tra­tan­do de brin­dar a su rela­to un bro­cha­zo mís­ti­co y espi­ri­tual, Côté intro­du­ce un per­so­na­je que nun­ca que­da cla­ro si es real o for­ma par­te de la ima­gi­na­ción de Boris. Se tra­ta de “un extra­ño” (Denis Lavant) que apa­re­ce en su vida como si fue­se un envia­do de Dios o una cria­tu­ra mesiá­ni­ca, quien tra­ta de hacer­le ver que la enfer­me­dad de su espo­sa se debe a su cul­pa. Es allí que Boris, adqui­rien­do con­cien­cia moral de su com­por­ta­mien­to egoís­ta, tra­ta­rá de bus­car el camino de la reden­ción recom­po­nien­do las rela­cio­nes con su madre e hija.

Si bien la apa­ri­ción de ese supues­to ángel de la guar­dia resul­ta ori­gi­nal den­tro de la intri­ga de esta impro­ba­ble his­to­ria, resul­tan difí­ci­les de dige­rir las refe­ren­cias de este per­so­na­je a las mito­lo­gías grie­gas para com­pa­rar­las con el com­por­ta­mien­to de Boris.

El film de esti­lo dis­tin­ti­vo y visual­men­te atra­yen­te ape­la a sim­bo­lis­mos que no siem­pre resul­tan cla­ros den­tro del con­tex­to en que se desa­rro­lla la tra­ma. Con todo, el pro­ble­ma cen­tral es la com­ple­ta fal­ta de emo­ción del rela­to don­de su seca frial­dad impi­de empa­ti­zar con la suer­te de sus per­so­na­jes. Así, de nin­gún modo resul­ta con­mo­ve­do­ra la melan­co­lía y depre­sión de Béa­tri­ce, como tam­po­co logra sim­pa­tía su prin­ci­pal per­so­na­je. Si bien hay una preo­cu­pa­ción de Côté para inda­gar sobre la com­ple­ji­dad del ser humano y los alam­bi­ca­dos veri­cue­tos que mani­fies­ta su com­por­ta­mien­to, no habría veni­do mal una míni­ma dosis de calor para que el espec­ta­dor se invo­lu­cra­ra mejor en la his­to­ria propuesta.

A nivel de inter­pre­ta­ción, la actua­ción pro­ta­gó­ni­ca de Hynd­man es irre­pro­cha­ble y cons­ti­tu­ye el prin­ci­pal apor­te del film; el res­to del elen­co, que inclu­ye una bre­ve apa­ri­ción del actor y rea­li­za­dor Bru­ce LaBru­ce como pri­mer minis­tro de Cana­dá, lo acom­pa­ña con deco­ro. Jor­ge Gutman