Un Nota­ble Trom­pe­tis­ta de Jazz

BORN TO BE BLUE. Cana­dá-Gran Bre­ta­ña, 2015. Un film escri­to y diri­gi­do por Robert Budreau

El direc­tor cana­dien­se Robert Budreau abor­da la figu­ra del trom­pe­tis­ta, can­tan­te y músi­co de jazz Chet Baker (1929 – 1988) quien cono­ció un perío­do de gran popu­la­ri­dad duran­te la déca­da del 50. Al hacer­lo, recrea dra­má­ti­ca­men­te momen­tos deci­si­vos de su vida aun­que intro­du­cien­do cier­tos per­so­na­jes de fic­ción. De este modo, el rela­to libre­men­te impro­vi­sa­do por el rea­li­za­dor pue­de que no obten­ga la con­for­mi­dad total de los puris­tas del jazz; sin embar­go su inge­nio­so enfo­que, cui­da­da rea­li­za­ción y la actua­ción mara­vi­llo­sa de Ethan Haw­ke en su mejor tra­ba­jo para el cine con­tri­bu­yen a que Born To Be Blue resul­te un film meritorio.

Ethan Hawke

Ethan Haw­ke

La his­to­ria comien­za a prin­ci­pios de la déca­da del 60 don­de Baker (Haw­ke) se encuen­tra arres­ta­do en una cár­cel de Ita­lia por dro­ga­dic­ción. Allí, un pro­duc­tor de Holly­wood le ofre­ce actuar en un film basa­do en su pro­pia per­so­na. Eso obvia­men­te no ocu­rrió en la reali­dad, pero de todos modos cons­ti­tu­ye un recur­so para que el rea­li­za­dor intro­duz­ca aspec­tos de su exi­to­sa carre­ra en los años 50 como músi­co de jazz; al pro­pio tiem­po enfo­ca cómo a tra­vés de una de sus aman­tes es indu­ci­do a la heroí­na, cuyo con­su­mo lo mar­có dra­má­ti­ca­men­te duran­te casi toda su exis­ten­cia de per­so­na adulta.

De retorno a los años 60, se obser­va ell roman­ce del trom­pe­tis­ta con Jane (Car­men Ejo­go), quien es su incon­di­cio­nal alia­da; ella será la que ayu­da­rá a que Baker recu­pe­re la con­fian­za en sí mis­mo tras una gran pali­za reci­bi­da des­pués de un con­cier­to por par­te de un gru­po de tra­fi­can­tes de dro­gas en un par­que de esta­cio­na­mien­to; ese hecho lo dejó mal­tre­cho sobre todo en su den­ta­du­ra para seguir tocan­do la trom­pe­ta. Fren­te a esos difí­ci­les momen­tos en que su futu­ro como músi­co resul­ta incier­to, ade­más de reci­bir el apo­yo de Jane logra que su reluc­tan­te agen­te y pro­duc­tor Dick Block (Callum Keith Ren­nie) le ofrez­ca una nue­va opor­tu­ni­dad para que su ali­caí­da carre­ra cobre nue­va vida. Con todo, su fuer­te adic­ción a la dro­ga es el talón de Aqui­les del cual no logra des­pren­der­se en casi toda su exis­ten­cia de per­so­na adulta.

El film se valo­ri­za por la nota­ble inter­pre­ta­ción de Haw­ke trans­mi­tien­do inten­sa­men­te la sen­si­bi­li­dad y huma­ni­dad de una per­so­na falli­da que sabién­do­se alta­men­te vul­ne­ra­ble por su cruel adic­ción, tra­ta de redi­mir­se a tra­vés de la músi­ca; otro aspec­to des­ta­ca­ble es su habi­li­dad como voca­lis­ta, espe­cial­men­te cuan­do can­ta “My Funny Valen­ti­ne” con una sin­gu­lar cali­dez y melan­co­lía. .Igual­men­te mere­ce elo­gios la carac­te­ri­za­ción que rea­li­za Ejo­go de su fic­ti­cio personaje.

Un aspec­to impor­tan­te que el rea­li­za­dor tuvo en cuen­ta es fil­mar el rela­to cen­tral en colo­res en tan­to que el “film den­tro del otro” es efec­tua­do en blan­co y negro para recrear más apro­pia­da­men­te la ico­no­gra­fía visual y foto­grá­fi­ca que carac­te­ri­zó al jazz de los años 50.

De pri­mer nivel es la foto­gra­fía de Ste­ve Cosens como los dise­ños de pro­duc­ción de Aidan Lerux. Final­men­te es de sig­ni­fi­ca­ti­va impor­tan­cia el apor­te del com­po­si­tor y arre­gla­dor musi­cal y pia­nis­ta David Braid, amplia­men­te ver­sa­do en el jazz ame­ri­cano, como así tam­bién la del trom­pe­tis­ta Kevin Tur­cot­te resal­tan­do las cua­li­da­des de Baker.

Más allá de que los aman­tes del jazz estén o no con­for­mes con la apro­xi­ma­ción de Baker según la visión de Budreau, este logra­do film cons­ti­tu­ye un bello tri­bu­to a quien fue­ra una de las figu­ras más pro­mi­nen­tes del jazz ame­ri­cano del pasa­do siglo. Jor­ge Gutman