10 CLOVERFIELD LANE. Estados Unidos, 2016. Un film de Dan Trachtenberg
Habiendo juzgado poco tiempo atrás el fascinante drama psicológico Room basado en el secuestro de una madre y su niño en el confinado reducto de una habitación, resulta decepcionante contemplar 10 Cloverfield Lane, un rutinario y pedestre thriller.
Mary Elizabeth Winstead anima a Michelle una joven que habiendo roto su relación de pareja con el hombre con quien estaba viviendo se lanza con su coche por una carretera de Louisiana donde a los pocos minutos sufre un grave accidente que la deja sin conocimiento. Cuando despierta se encuentra encadenada en una cama ubicada en un búnker. A los pocos minutos aparece Howard (John Goodman) quien le señala que él le salvó su vida al rescatarla del vehículo en que se encontraba y que ahora ella está allí protegida del mundo exterior debido a un gran ataque químico provocado por fuerzas desconocidas; hasta que no se disipe el aire tóxico de la radiación, no podrá salir de ese encierro involuntario.
¿Era necesario que Howard encadenara a la joven? Esa es la primera incongruencia del film porque ninguna persona que intente salvar a otra la mantendría encadenada. A los pocos minutos la joven transita libremente en ese refugio subterráneo y constata que ese ambiente estuvo desde hace tiempo preparado para prevenir un holocausto nuclear; también descubre a Emmett (John Gallagher, Jr.), un amigo de Howard, que aparentemente está allí para sentirse protegido. En suma, éstas son las tres personas que supuestamente han sobrevivido a esta suerte de apocalipsis.
Cabe reconocer que en sus primeros minutos, el film intriga en la medida que el espectador se encuentra un poco despistado sobre la verdadera personalidad de Howard; eso se debe a que existen indicios contradictorios que no permiten esclarecer si este individuo está diciendo o no la verdad sobre lo que acontece en el espacio exterior. Sin embargo, al poco tiempo la tensión se diluye porque resulta fácil de determinar si Michelle ha sido o no objeto de un secuestro por parte de un pervertido mental.
Frente a un suspenso que se agota bastante antes de concluir el relato, se produce una situación que obviamente no se habrá de develar pero que lamentablemente motiva a que el film con su gratuito efectismo se descarrile y que desemboque en un insatisfactorio desenlace.
En su primer film como realizador Dan Trachtenberg intenta crear una atmósfera de suspenso a la manera de los grandes filmes de Hitchcock; por el momento no está preparado para emularlo. Frente a las limitaciones de la historia, Winstead y Goodman se desempeñan correctamente mientras que Gallagher aparece deslucido a causa de que su personaje ha sido débilmente desarrollado. Jorge Gutman