El Verano de Tres Adolescentes

SLEE­PING GIANT. Cana­dá, 2015. Un film de Andrew Cividino

En su pri­mer lar­go­me­tra­je como rea­li­za­dor Andrew Civi­dino tras­la­da un cor­to que había rea­li­za­do pre­via­men­te. Pla­ga­do de bue­nas inten­cio­nes, el film es otro rela­to más de ado­les­cen­tes que duran­te un verano atra­vie­san cier­tas expe­rien­cias que podrán hacer­les madurar.

Jackson Martin

Jack­son Martin

La acción se desa­rro­lla en la épo­ca actual alre­de­dor del Lago Supe­rior (del lado cana­dien­se), don­de tres ado­les­cen­tes de apro­xi­ma­da­men­te 15 años de edad pasan sus vaca­cio­nes esco­la­res. Uno de ellos es Adam (Jack­son Mar­tin), un mucha­cho que se encuen­tra vera­nean­do con sus padres; los otros dos son Nate (Nick Serino) y su pri­mo Riley (Reece Mof­fet) quie­nes apro­ve­chan el verano para visi­tar a su abuela.

A tra­vés de una bue­na obser­va­ción brin­da­da por el rea­li­za­dor se apre­cia que Adam per­te­ne­ce a una fami­lia de bue­na situa­ción eco­nó­mi­ca en tan­to que Nate y Riley pro­vie­nen de un medio más humil­de. Mien­tras que Adam es intros­pec­ti­vo y reser­va­do, sus dos com­pa­ñe­ros son com­ple­ta­men­te opues­tos en per­so­na­li­dad; en espe­cial que­da bien refle­ja­do la natu­ra­le­za sar­cás­ti­ca, beli­co­sa, pro­vo­ca­ti­va y vul­gar de Nate, que muchas veces inten­ta ridi­cu­li­zar a Adam; de allí que no resul­ta extra­ño que el tími­do mucha­cho se adap­te más con Riley moti­van­do a que su padre (David Disher) lo invi­te a cenar a su hogar.

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Duran­te la mayor par­te del film, no hay nada espe­cial que pue­da des­pren­der­se del rela­to en tér­mi­nos de con­ci­tar espe­cial aten­ción. El trío des­ti­na su tiem­po libre jugan­do, sal­tan­do a las aguas del lago des­de un ele­va­do acan­ti­la­do, rela­cio­nán­do­se con el ven­de­dor local de marihua­na, como así tam­bién se apre­cia a Nate y Riley par­ti­ci­pan­do en peque­ños robos de comes­ti­bles de un alma­cén local.

En líneas gene­ra­les, las con­ver­sa­cio­nes entre los mucha­chos resul­tan ano­di­nas sin des­per­tar mayor inte­rés, sal­vo un comen­ta­rio efec­tua­do por Riley don­de Adam se ente­ra de una indis­cre­ción come­ti­da por su padre. La pre­sen­cia feme­ni­na se mani­fies­ta en Tay­lor (Katelyn McKerrra­cher), una chi­ca por quien Adam se sien­te atraí­do, aun­que dicho per­so­na­je no agre­ga mayor rele­van­cia al rela­to. Recién en los últi­mos 20 minu­tos del metra­je se pro­du­ce un giro dra­má­ti­co que con­du­ce a un des­en­la­ce fácil­men­te previsible.

Civi­dino quie­re refle­jar algu­nos inquie­tu­des exis­ten­cia­les que va domi­nan­do a este trío a medi­da que el rela­to alcan­za su cli­max, lo cier­to es que esta pin­tu­ra del mun­do ado­les­cen­te en su tran­si­ción a la adul­tez no lle­ga a cobrar el sufi­cien­te dra­ma­tis­mo capaz de emocionar.

El direc­tor logra actua­cio­nes natu­ra­les de los jóve­nes intér­pre­tes, sobre todo si se tie­ne en cuen­ta que Serino y Mof­fet no han teni­do pre­via expe­rien­cia. Visual­men­te, Civi­dino se ha vali­do de la muy bue­na foto­gra­fía de James Klop­ko cap­tan­do el pano­ra­ma en que trans­cu­rre la acción. Jor­ge Gutman