INDIGNATION. Estados Unidos, 2016. Un film escrito y dirigido por James Schamus
Con un excelente currículum como guionista de importantes filmes artísticos del cine americano James Schamus debuta como realizador en Indignation, un film basado en la novela homónima de Philip Roth publicada en 2008 y que contó con una adaptación que respeta plenamente la riqueza de la obra original.
Si hubiese que resumir la esencia del film podría decirse que es la experiencia de un joven judío durante la etapa de sus estudios universitarios. Dentro de ese contexto el relato ofrece mucho más que lo anticipado. La acción transcurre a mediados de la década del 50, cuando Estados Unidos está involucrado en la guerra de Corea y numerosos soldados allí enviados ven sus vidas sacrificadas. Para evitar su reclutamiento por el ejército, Marcus Messner (Logan Lerman), un muchacho judío ateo de 19 años de edad viviendo con su familia en New Jersey, decide aceptar la beca ofrecida por una universidad de Ohio para estudiar leyes; al propio tiempo, la decisión adoptada le permite sentirse liberado de la asfixiante protección de su padre (Danny Burstein), dueño de una carnicería kosher de Newark.
Al llegar a destino, Marcus comprueba que es uno de los pocos estudiantes judíos del lugar y es así que es asignado a compartir una habitación con otros dos estudiantes de igual ascendencia. Además de ser una persona lúcida, dueño de una gran inteligencia y cultura personal, este joven de naturaleza tímida tiene la firma determinación de dedicar su tiempo al estudio aunque sin imaginar que deberá enfrentar diferentes situaciones no posibles de controlar que lo habrán de afectar emocionalmente. Así, inexperto por completo en las lides del amor y sexualmente reprimido, se siente atraído por Olivia (Sarah Gordon), una bella estudiante de historia de espíritu liberal, quien lo induce a su primera experiencia de sexo oral. Esa actitud crea en el muchacho sentimientos ambivalentes hacia ella, con repercusiones posteriores teniendo en cuenta que en su doloroso pasado Olivia había intentado suicidarse.
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Debido a que por razones de desavenencia con quienes comparten su dormitorio, el joven solicita que lo trasladen a otra pieza, ese hecho motiva a que Caudvell (Tracy Letts), el decano de la institución, lo cite a su despacho. Eso origina una antológica escena de aproximadamente 15 minutos que sorprende admirablemente por la forma en que el novel cineasta la concibió. A través de la misma se asiste al inquisitorio interrogatorio efectuado por el decano, originándose un intenso diálogo dialéctico que sin llegar a la completa confrontación hará que el muchacho de muestras de una sapiencia excepcional; en esa conversación no faltan tópicos vinculados con la religión, el cuestionamiento del escaso nivel de intercambio social mantenido por Marcus, valoraciones ideológicas y hasta consideraciones filosóficas que involucran al premio Nobel Bertrand Russell donde el joven defiende fervorosamente la tendencia agnóstica del gran matemático británico; ese encuentro alcanza su máxima tensión cuando Marcus se opone drásticamente a que Caudwell se entrometa en su vida privada.
Otro de los momentos claves del relato se produce con la visita que realiza la madre de Marcus (Linda Emond) al hospital donde él se encuentra convaleciente después de haber superado una apendectomía. En ese reencuentro ella le anuncia su intención de divorciarse de su abusivo marido; en la medida que la noticia causa enorme pena al sensible muchacho, su madre está dispuesta a anular su decisión a cambio de un favor especial que le solicita, lo que implica para él otro motivo de perturbación emocional.
Filmado con máxima mesura, los diferentes acontecimientos que se van sucediendo hasta culminar en su dramático desenlace, permiten que el espectador aprecie acabadamente un film de gran calidad que ilustra la relación de un hijo con sus padres, la implicación de ser ateo dentro del judaísmo, la incomprensión de la cual puede ser objeto quien es superior a sus pares por su remarcable madurez y sobre todo el fuerte impacto que produce una anómala relación sentimental.
A nivel actoral, el film no tiene desperdicios. Lerman ofrece absoluta naturalidad en el rol protagónico constituyendo una extraordinaria revelación, así como Letts deslumbra en el inusual combate oral que su personaje mantiene con Marcus. En un rol complejo por su ambivalencia Gadon se luce transmitiendo los sentimientos de una joven de endeble equilibrio psicológico y palabras de elogio también merecen los veteranos intérpretes Emond y Burstein como los padres de Marcus.
Paralelamente a su notable contenido intrínseco, deben destacarse los valores formales del film con la maravillosa reproducción de época lograda en los diseños de producción de Inbal Weinberg, los vestuarios de Amy Roth y la fotografía de Christopher Blauvelt.
Dicho lo que precede, Indignation es un remarcable film provocativo, capaz de subvertir las expectativas del público y que apasiona por su atractivo contenido temático, dirección y nivel interpretativo. Jorge Gutman