AMERICAN PASTORAL. Estados Unidos, 2016. Un film de Ewan McGregor
Para su debut como director, Ewan McGregor decidió abordar la novela laureada con el premio Pullitzer de 1997 “American Pastoral” del emblemático autor estadounidense Philip Roth. Como suele suceder en ciertos casos muchas obras literarias de gran envergadura encuentran dificultad en su traslado al cine; ése es el caso del film que se comenta donde la ópera prima del conocido actor escocés, donde también es su protagonista, no alcanza a captar en su totalidad la gran tragedia que recae en una familia americana cuando uno de sus miembros se convierte en terrorista.
La historia tiene como telón de fondo a Estados Unidos, desde los últimos años de la década del 40 hasta principios de los años 70. En tanto que el período inmediato que siguió al conflicto bélico mundial implicaba para la población una etapa esperanzadora con el predominio del optimismo y la inocencia de suponer un porvenir más brillante, la década del 60 es la que definitivamente constituyó una época de grandes cambios para la sociedad americana; además del problema racial y los asesinatos de John y Robert Kennedy como el de Martin Luther King Jr., esos años se vieron perturbados por la conducción política exterior de Lindon B. Johnson y luego de Nixon al involucrar al país en la cruel guerra de Vietnam.
El relato adaptado por John Romano sigue los pasos de Seymor Levov ‑de sobrenombre “Swede”-,(McGregor) quien en su juventud fue un destacado deportista y posteriormente se convirtió en un exitoso hombre de negocios de New Jersey; manejando una fábrica de guantes heredada de su padre es muy respetado por el personal de la misma, integrado mayoritariamente por trabajadores negros. Casado con Dawn (Jennifer Connelly) y padre de Merry, una preadolescente de 12 años (Hannah Nordberg) que se ve levemente afectada por su tartamudez, Swede es un devoto hombre de familia feliz que está lejos de imaginar lo que acontecerá después.
El drama se produce años después cuando Merry ya adolescente (Dakota Fanning) se transforma en una activista revolucionaria antibélica por la guerra de Vietnam. Dejando de lado los consejos de su padre para que abandone ese rumbo peligroso, ella hace caso omiso de sus advertencias y al poco tiempo deja su hogar para pasar gran parte del tiempo en Nueva York con los miembros de una célula terrorista. Al poco tiempo se convierte en la principal sospechosa de haber colocado una bomba en la oficina local del correo causando la muerte de una persona. Tras ese acto de cruda violencia el relato enfoca el azaroso camino emprendido por Seymor para ubicar a su hija fugitiva de la justicia y encontrar una explicación sobre lo que pasó y tratar de comprender ‑si es posible- la razón por la que la inocente niña de antaño se haya convertido en una radicalizada terrorista. De este modo se ilustra cómo el sueño americano de una honorable familia queda hecho añicos con el colapso mental de una madre y la desintegración moral de un noble padre.
A pesar de las nobles intenciones que pudieron animar al novel realizador enfocando un tema de candente importancia, el film no alcanza el impacto dramático que emerge de la novela de Roth. Así, muchos acontecimientos que tienen lugar como trasfondo político se suceden vertiginosamente impidiendo que las importantes transformaciones que experimentó la sociedad americana, tan bien transmitidos en el libro, queden reflejados con la profundidad necesaria en su traslado a la pantalla. Con todo, hay contados momentos que reflejan emoción, como la escena en la que el matrilmonio Levov ofrece sus condolencias a la viuda del hombre muerto en el estallido de la bomba.
A nivel de actuación, McGregor y Connelly se desempeñan correctamente aunque sin trascender: en cambio se destaca la prestación de Dakotta y sobre todo la de Valorie Curry quien en una breve participación da vida a Rita Cohen, la insurgente compañera de Merry. Jorge Gutman