Una Con­ven­cio­nal His­to­ria Romántica

MAL DE PIE­RRES. Fran­cia, 2015. Un film de Nico­le Garcia

Un melo­dra­ma en torno a un amor trian­gu­lar es lo que enfo­ca la direc­to­ra Nico­le Gar­cia en este film ins­pi­ra­do en la nove­la “Mal di Pie­tre” de la escri­to­ra ita­lia­na Mile­na Agus. Si bien el tono dema­sia­do aca­ra­me­la­do dis­mi­nu­ye en par­te la efi­ca­cia del film, los espec­ta­do­res aman­tes de las his­to­rias román­ti­cas de otros tiem­pos podrán que­dar satisfechos.

Marion Cotillard

Marion Coti­llard

El guión de la direc­to­ra, Jac­ques Fies­chi y Nata­lie Car­ter pre­sen­ta a Gabrie­lle (Marion Coti­llard) quien jun­to con su mari­do José (Alex Bren­de­mühl) y su hijo ado­les­cen­te (Vic­tor Qui­li­chi­nie) se diri­gen a Lyon don­de el mucha­cho par­ti­ci­pa­rá en una com­pe­ten­cia de piano. En un deter­mi­na­do momen­to, al lle­gar a cier­ta calle de la ciu­dad ella tra­ta de obte­ner noti­cias de un aman­te que tiem­po atrás tuvo en ese lugar y a par­tir de allí el rela­to se efec­túa a tra­vés de flashbacks.

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Retro­ce­dien­do en el tiem­po se ve a Gabrie­lle, una joven cam­pe­si­na vivien­do en los años 50 en un área rural del sur de Fran­cia y que infa­tua­da con el amor es una apa­sio­na­da joven sedien­ta de deseo sexual. Su natu­ra­le­za rebel­de y una con­duc­ta juz­ga­da escan­da­lo­sa para la moral de la épo­ca, sobre todo del medio social que la cir­cun­da, moti­va a que ella ten­ga que acep­tar la pro­po­si­ción de su madre de casar­se con José, un obre­ro de la cons­truc­ción cata­lán exi­lia­do de la gue­rra civil de Espa­ña. En este casa­mien­to arre­gla­do y sin amor Gabrie­lle ve trans­cu­rrir su vida sin emo­ción algu­na. Cuan­do des­pués de cier­to tiem­po ella es diag­nos­ti­ca­da con una enfer­me­dad de los riño­nes, su mari­do la envía a un sana­to­rio sui­zo don­de lle­ga a cono­cer a André (Louis Garrel), un tenien­te que fue heri­do duran­te el con­flic­to béli­co de Indo­chi­na y que sufre de tubercu­losis. De bue­na pre­sen­cia, André cons­ti­tu­ye para Gabrie­lle el prín­ci­pe azul con el que siem­pre soñó; en con­se­cuen­cia, nada impi­de que duran­te el perío­do de recu­pe­ra­ción que ambos atra­vie­san, sur­ja un roman­ce en don­de ella encon­tra­rá la vía de esca­pe nece­sa­ria para aca­llar su irre­fre­na­ble ardor sexual. El úni­co incon­ve­nien­te que sur­ge para una unión dura­de­ra son las con­vic­cio­nes mora­les de André y la cir­cuns­tan­cia de que ella es una mujer casada.

Para no estro­pear la expec­ta­ti­va de quie­nes quie­ran ver el film se evi­ta­rá comen­tar qué es lo que se va desa­rro­llan­do a tra­vés del tiem­po y sobre todo lo que acon­te­ce cuan­do des­pués de 17 años la acción se tras­la­da nue­va­men­te al momen­to en que comen­zó y allí se pro­du­cen cier­tas ines­pe­ra­das revelaciones.

Fil­ma­do de mane­ra clá­si­ca y con una exqui­si­ta belle­za for­mal, el film se deja ver fun­da­men­tal­men­te por las bue­nas inter­pre­ta­cio­nes de Coti­llard, como la sen­sual e inde­pen­dien­te mujer que ha vis­to trans­cu­rrir su vida con un hom­bre que no amó, así como por la sutil carac­te­ri­za­ción de Bren­de­mühl ani­man­do al devo­to y pacien­te mari­do que debe con­vi­vir con la indi­fe­ren­cia de su espo­sa. Jor­ge Gutman