El Alma Bue­na de Se-Tchouan

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

LA BON­NE AME DE SE-TCHOUAN.  Autor: Ber­told Brecht – Tex­to Fran­cés: Nor­mand Canac-Mar­quis — Cola­bo­ra­ción al Tex­to Ori­gi­nal: Mar­ga­re­te Stef­fin, Ruth Ber­lau — Direc­ción: Lorrai­ne Pin­tal – Elen­co: Isa­be­lle Blais, Fran­ce Cas­tel, Vin­cent Fafard, Loui­se Fores­tier, Benoît Landry, Jean Maheux, Jean Mar­chand, Bruno Mar­cil, Pas­ca­le Mon­treuil, Daniel Parent, Marie-Ėve Pelle­tier, Émi­le Proulx-Clou­tier, Syl­vain Scott, Lin­da Sor­gi­ni, Marie Tifo: — Esce­no­gra­fía: Daniè­le Léves­que. — Ves­tua­rio: Marc Sené­cal – Ilu­mi­na­ción: Erwann Ber­nard – Coreo­gra­fía: Jocely­ne Mont­pe­tit – Maqui­lla­je: Jac­ques-Lee Pelle­tier — Músi­ca Ori­gi­nal y Direc­ción Musi­cal: Phi­lip­pe Brault — Músi­cos: Phi­lip­pe Brault, Gui­do del Fab­bro, Josian­ne Hébert, Benoît Roche­leau – Dura­ción: 2 horas y 10 minu­tos (sin entre­ac­to). Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 15 de febre­ro de 2017 en el Théâ­tre du Nou­veau Mon­de (www.tnm.qc.ca)

Daniel Parent (Foto de Yves Renaud)

Daniel Parent (Foto de Yves Renaud)

Abor­dar las obras de Ber­told Brecht no es tarea sen­ci­lla; como es bien sabi­do este icó­ni­co autor ale­mán bus­có en todas sus crea­cio­nes pro­du­cir un dis­tan­cia­mien­to entre su con­te­ni­do y el públi­co para que éste tra­ta­se de razo­nar por sí mis­mo sin nece­si­dad de tener que iden­ti­fi­car­se con sus per­so­na­jes. Con todo, la direc­to­ra Lorrai­ne Pin­tal al aco­me­ter Der gute Mensch von Sezuan (“La bue­na per­so­na de Se-Tchouan”) ha logra­do salir airo­sa del gran desa­fío que se ha pro­pues­to per­mi­tien­do que el espec­ta­dor pene­tre por com­ple­to en el uni­ver­so del autor; así al fina­li­zar la repre­sen­ta­ción nin­guno de los asis­ten­tes per­ma­ne­ce indi­fe­ren­te al tra­tar de refle­xio­nar sobre lo que ha vis­to e inde­pen­dien­te­men­te de que coin­ci­da o no lo que inte­lec­tual­men­te Brecht qui­so transmitir.

A modo de fábu­la, el gran dra­ma­tur­go ubi­ca la acción en una Chi­na ima­gi­na­ria, más pre­ci­sa­men­te en la capi­tal de la pro­vin­cia de Se-Tchouan, que atra­vie­sa una gran pesa­dum­bre moral y eco­nó­mi­ca. Allí lle­ga un dios en pro­cu­ra de un alma bue­na y eso lo encon­tra­rá en Shen Té, una de las pobres pros­ti­tu­tas con quien acuer­da de brin­dar­le el dine­ro nece­sa­rio para ins­ta­lar una peque­ña acti­vi­dad comer­cial y no tener que seguir ven­dien­do su cuer­po para sobre­vi­vir. Sin embar­go todas las accio­nes cari­ta­ti­vas de esta mujer se ven empa­ña­das fren­te a la pre­sen­cia de un medio social que ter­mi­na explo­tán­do­la. Es así que sur­ge el plan­teo moral de la obra sobre si vale la pena el ejer­ci­cio de la noble­za y gene­ro­si­dad hacia el pró­ji­mo a cos­ta del sacri­fi­cio per­so­nal, o si por el con­ta­rio es pre­fe­ri­ble dejar de lado la pre­mi­sa altruis­ta actuan­do des­pia­da­da­men­te para adap­tar­se al cruel mun­do en que se está viviendo

Isabelle Blais (Foto de Yves Renaud)

Isa­be­lle Blais (Foto de Yves Renaud)

Hay varios ele­men­tos que con­cu­rren para que esta pro­duc­ción del TNM resul­te inol­vi­da­ble. Uno de ellos está vin­cu­la­do con la tra­duc­ción y adap­ta­ción del tex­to ori­gi­nal rea­li­za­da por Nor­mand Canac-Mar­quis dotán­do­lo de un len­gua­je moderno que de nin­gún modo alte­ra el espí­ri­tu de la ver­sión ori­gi­nal ale­ma­na; más aún, a pesar de que la pie­za fue escri­ta entre 1938 y 1943, pare­cie­ra como si Brecht la hubie­ra con­ce­bi­do en la era actual. El otro fac­tor esen­cial de esta pro­duc­ción es la exce­len­te músi­ca crea­da por el com­po­si­tor Phi­lip­pe Brault y eje­cu­ta­da por una ban­da de cua­tro efi­cien­tes músi­cos; las her­mo­sas y ani­ma­das can­cio­nes ‑con remi­nis­cen­cia de Kurt Weill com­bi­na­das con melo­días tra­di­cio­na­les chi­nas- crean la atmós­fe­ra ade­cua­da del típi­co caba­ret brech­tiano, todo ello real­za­do por las mag­ní­fi­cas apti­tu­des voca­les de los artis­tas que las interpretan.

A pro­pó­si­to de inter­pre­ta­ción, Pin­tal ha selec­cio­na­do un con­jun­to de 15 renom­bra­dos acto­res de la esce­na de Que­bec. Como pro­ta­go­nis­ta de esta his­to­ria, Isa­be­lle Blais asu­me la res­pon­sa­bi­li­dad de un papel que requie­re un gran esfuer­zo de com­po­si­ción; carac­te­ri­zan­do tan­to a la pros­ti­tu­ta Shen Té como a Shui Ta, su jac­tan­cio­so y cal­cu­la­dor pri­mo que tra­ta de des­ha­cer sus actos gene­ro­sos, la actriz des­lum­bra en ese doble rol logran­do la total expre­si­vi­dad en el cam­bio cor­po­ral, ges­tual, vocal y emo­cio­nal al pasar con total natu­ra­li­dad de una per­so­na­li­dad a otra com­ple­ta­men­te dife­ren­te. Men­ción espe­cial mere­ce Émi­le Proulx-Clou­tier impo­nien­do vita­li­dad y entu­sias­mo a Yang Sun, el avia­dor sin empleo de quien Shen Té se ena­mo­ra perdidamente.

Benoît Landry (Foto de Yves Renaud)

Benoît Landry (Foto de Yves Renaud)

Entre otros acto­res del cali­fi­ca­do elen­co se encuen­tran Daniel Parent como el maes­tro de cere­mo­nia ‑típi­co per­so­na­je de los espec­tácu­los de caba­ret de Alemania‑, Benoît Landry como el agua­te­ro Wang que guía al espec­ta­dor duran­te el trans­cur­so de la obra, Lin­da Sor­gi­ni ani­man­do a la pro­pie­ta­ria Mit-za, Bruno Mar­cil como el pelu­que­ro sus­pi­ran­te del amor de Shen Té, Fran­ce Cas­tel per­so­ni­fi­can­do a la madre del avia­dor y Marie Tifo como la viu­da Shin. En un bre­ve rol, Jean Mar­chand asu­me el per­so­na­je de Dios; pro­vis­to de una capa blan­ca y envuel­to en una nube de humo el actor impo­ne la pre­sen­cia solem­ne del per­so­na­je divino que accio­na el desa­rro­llo del relato.

En los aspec­tos visua­les, igual­men­te el espec­tácu­lo logra des­ta­car­se a tra­vés de una exce­len­te esce­no­gra­fía que tie­ne como telón de fon­do una inmen­sa pan­ta­lla don­de a tra­vés del video se apre­cian dife­ren­tes imá­ge­nes de la ciu­dad en que trans­cu­rre la acción. A ello habrá que agre­gar el acer­ta­do ves­tua­rio don­de pre­do­mi­nan vívi­dos colo­res rojos y la bue­na labor de maqui­lla­je de los actores.

Con una exce­len­te pues­ta escé­ni­ca Pin­tal brin­da una pro­duc­ción de gran nivel artís­ti­co expo­nien­do la visión nihi­lis­ta de Brecht; así, al expre­sar dia­léc­ti­ca­men­te las fuer­zas que opo­nen al bien del mal, para el autor no exis­te sali­da en un mun­do des­hu­ma­ni­za­do y sin bon­dad. Más allá de lo que cada espec­ta­dor con­clu­ya por sí mis­mo, muchas de las preo­cu­pa­cio­nes vol­ca­das en esta obra hoy en día tie­nen ple­na vigencia.

Por lo que ante­ce­de La bon­ne âme de Se-Tchouan rati­fi­ca una vez más la exce­len­te cali­dad artís­ti­ca que el TNM acos­tum­bra a ofre­cer al públi­co de Montreal.

Clá­si­cos Fil­mes en For­ma­to Digital

FLASH­BACK FILM FEST

FLASHBACK FILM FESTPor octa­vo año con­se­cu­ti­vo Cine­plex Events ofre­ce­rá el Gran Fes­ti­val de Fil­mes Digi­ta­les que a par­tir de aho­ra será cono­ci­do como Flash­back Film Fest. Este even­to pre­sen­ta­rá una pro­gra­ma­ción pre­pa­ra­da por el crí­ti­co Richard Crou­se que inclu­ye 17 pelí­cu­las de cien­cia fic­ción, fan­ta­sía y de otros géne­ros que han sido favo­ri­tas del públi­co en oca­sión de su estreno. Aun­que muchos de los títu­los pue­den ser vis­tos a tra­vés de otros medios en la inti­mi­dad del hogar, no hay nada com­pa­ra­ble con el pla­cer que se sien­te dis­fru­tan­do de un buen film fren­te a la gran pan­ta­lla de una sala de cine.

 Francis McDormand en FARGO

Fran­cis McDor­mand en FARGO

Entre algu­nos de los impor­tan­tes fil­mes que serán pre­sen­ta­dos se encuen­tra Pulp Fic­tion de Quen­tin Taran­tino que en 1994 obtu­vo la Pal­ma de Oro en el Fes­ti­val de Can­nes. De los céle­bres her­ma­nos Joel y Ethan Coen se verán dos remar­ca­bles tra­ba­jos; uno de ellos es su ópe­ra pri­ma Blood Sim­ple, un admi­ra­ble thri­ller negro en don­de reve­la­ron una gran madu­rez tan­to en la direc­ción como en la con­cep­ción del guión con­ce­bi­do; el otro títu­lo es Fargo que le valió el Oscar a Fran­ces McDor­mand como mejor actriz ade­más del Oscar a los Coen por el mejor guión ori­gi­nal. Una muy agra­da­ble fan­ta­sía román­ti­ca es The Prin­cess Bri­de diri­gi­da por Rob Reiner con un elen­co inte­gra­do por Mandy Patin­kin, Cary Elves, Robin Wright, Chris Saran­don y Chris­topher Guest.

 Harrrison Ford en THE FUGITIVE

Harrri­son Ford en THE FUGITIVE

Otros títu­los rele­van­tes son el fas­ci­nan­te y trans­gre­sor dra­ma Fight Club de David Fin­cher pro­ta­go­ni­za­do por Brad Pitt y Edward Nor­ton, Bla­de Run­ner – The Final Cut de Rid­ley Scott en la ver­sión final edi­ta­da por el rea­li­za­dor y el exce­len­te poli­cial Heat escri­to y diri­gi­do por Michael Mann con las nota­bles actua­cio­nes de Robert De Niro y Al Pacino.

 Una escena de JURASSIC PARK de Steven Spielberg

Una esce­na de JURAS­SIC PARK de Ste­ven Spielberg

He aquí la lis­ta com­ple­ta de los fil­mes que serán exhi­bi­dos des­de el 3 al 9 de Febre­ro de 2017.

  • Air For­ce One (1997), con­me­mo­ran­do el vigé­si­mo ani­ver­sa­rio de su estreno
  • Bla­de Run­ner — The Final Cut (2007), a los 10 años de su mon­ta­je final y a 35 años de su ver­sión original
  • Blood Sim­ple (1984)
  • Far­go (1996)
  • The Fifth Ele­ment (1997), a 20 años de su estreno
  • Fight Club (1999)
  • The Fugi­ti­ve (1993)
  • Groundhog Day (1993)
  • Heat (1995)
  • Juras­sic Park (1993)
  • Legend (1985)
  • The Prin­cess Bri­de (1987), a 30 años de su estreno
  • Pulp Fic­tion (1994)
  • The Run­ning Man (1987), a 30 años de su estreno
  • Sha­llow Gra­ve (1994)
  • Starship Troo­pers (1997), a 20 años de su estreno
  • Trains­pot­ting (1996)

Las salas par­ti­ci­pan­tes son las siguientes:

Bri­tish Columbia

  • Cine­plex Cine­mas Langley
  • Sil­ver­City Vic­to­ria Cinemas
  • The Park Theatre

Alber­ta

  • Cine­plex Odeon Eau Clai­re Mar­ket Cinemas
  • Sco­tia­bank Thea­tre Edmonton

Mani­to­ba

  • Sco­tia­bank Thea­tre Winnipeg

Sas­kat­che­wan

  • Cine­plex Cine­mas Regina
  • Sco­tia­bank Thea­tre Sas­ka­toon and VIP

Onta­rio

  • Cine­plex Cine­mas Court­ney Park
  • Cine­plex Odeon Devonshi­re Mall Cinemas
  • Galaxy Cine­mas Waterloo
  • Galaxy Cine­mas Guelph
  • Sco­tia­bank Thea­tre Toronto
  • Cine­plex Cine­mas Scarborough
  • Sil­ver­City New­mar­ket Cinemas
  • Cine­plex Cine­mas Ancaster
  • Sil­ver­City Lon­don Cinemas
  • Cine­plex Odeon South Keys Cinema
  • Sil­ver­City Sud­bury Cinemas
  • Sil­ver­City Thun­der Bay Cinemas

Que­bec

  • Ciné­ma Ban­que Sco­tia Montréal

Pro­vin­cias Atlánticas

    • Cine­plex Cine­mas Tri­nity Drive
    • Sco­tia­bank Thea­tre St. John’s
    • Cine­plex Cine­mas Park Lane

Este fes­ti­val asu­me un carác­ter popu­lar dado el pre­cio módi­co de $ 7.99 por cada film y $ 6.99 si se adquie­ren 5 o más entra­das; en el caso de que se desee ver todos los fil­mes se pue­de adqui­rir el pase “I Want It All” (Lo quie­ro todo) a $ 69.99 lo que resul­ta $ 4.11 por admi­sión. Para obte­ner infor­ma­ción adi­cio­nal sobre los fil­mes exhi­bi­dos, los res­pec­ti­vos hora­rios para cada uno de los cines y(o bien para la com­pra de entra­das, pre­sio­ne aquí

Siguien­do los Pasos de un Gran Coreógrafo

MR. GAGA. Israel-Sue­cia-Ale­ma­nia-Holan­da, 2015. Un film de Tomer Heymann

El rea­li­za­dor Tomer Hey­mann ofre­ce un atrac­ti­vo docu­men­tal sobre la tra­yec­to­ria artís­ti­ca y per­so­nal del renom­bra­do coreó­gra­fo israe­lí Ohad Naha­rin, direc­tor artís­ti­co del Gru­po de Dan­za Batshe­va. Rea­cio a que la cáma­ra cine­ma­to­grá­fi­ca pene­tra­ra en su inti­mi­dad artís­ti­ca y per­so­nal, el rea­li­za­dor logró per­sua­dir a Naha­rin para la rea­li­za­ción de este docu­men­tal cuya fil­ma­ción se exten­dió por espa­cio de 7 años.

 Una escena de MR. GAGA

Una esce­na de MRGAGA

Naci­do en 1952 en el kibutz Miz­ra de Tel Aviv, des­de peque­ño mani­fes­tó una incli­na­ción por la dan­za. A los 22 años, des­pués de haber cum­pli­do el ser­vi­cio mili­tar, es cuan­do al ser urgi­do por su madre comien­za su entre­na­mien­to pro­fe­sio­nal en la com­pa­ñía Batsheva.

En una visi­ta rea­li­za­da por Martha Graham a Tel Aviv la emi­nen­te coreó­gra­fa des­cu­brió su gran talen­to como bai­la­rín y en con­se­cuen­cia lo invi­ta a tras­la­dar­se a Nue­va York para inte­grar su com­pa­ñía de dan­za; igual­men­te, Mau­ri­ce Bejart hará lo pro­pio inte­grán­do­lo a su cuer­po de bai­le en Bru­se­las. Con todo, este joven no se sin­tió rea­li­za­do por­que ambi­cio­na­ba algo más sig­ni­fi­ca­ti­vo de lo que esta­ba efec­tuan­do. Es así que deci­de cons­ti­tuir una peque­ña com­pa­ñía de dan­za moder­na don­de en 1980 logra su pri­mer tra­ba­jo coreo­grá­fi­co. En lo per­so­nal, lle­ga a cono­cer a la bai­la­ri­na Mari Kaji­wa­ra que había inte­gra­do el ballet de Alvin Hai­ley con quien se casa en 1978 y a par­tir de ese momen­to ella entra a for­mar par­te de los pro­yec­tos de su marido.

A tra­vés de varios tra­ba­jos coreo­grá­fi­cos que lo con­sa­gra­ron inter­na­cio­nal­men­te, Naha­rin es invi­ta­do por la Batshe­va Dan­ce Com­pany para asu­mir el car­go de direc­tor artís­ti­co. Ahí es don­de crea la téc­ni­ca “Gaga” que uti­li­za para entre­nar a su equi­po de bai­le; aun­que no que­da muy expli­ci­ta­do en qué con­sis­te la mis­ma, de lo que se apre­cia en el docu­men­tal se pue­de infe­rir que lo que se per­si­gue es que cada bai­la­rín sin mirar­se al espe­jo mien­tras ensa­ya pue­da expre­sar en los movi­mien­tos natu­ra­les de su cuer­po lo que va sin­tien­do interiormente.

Ade­más de mos­trar clips de algu­nos de los tra­ba­jos del coreó­gra­fo, el film con­si­de­ra la rela­ción que el artis­ta man­tie­ne con sus bai­la­ri­nes. Es allí don­de que­da evi­den­cia­da su per­so­na­li­dad obse­si­va y exi­gen­te al deman­dar la repe­ti­ción de un deter­mi­na­do movi­mien­to tan­tas veces como sea pre­ci­so has­ta lle­gar al nivel de per­fec­ción por él deseado.

Hay algu­nos ele­men­tos que sus­ci­tan espe­cial aten­ción en este docu­men­tal. Uno de ellos tie­ne lugar en 1998 cuan­do en oca­sión de cele­brar­se el cin­cuen­te­na­rio de la crea­ción del Esta­do de Israel, a últi­mo momen­to Naha­rin can­ce­la la pre­sen­ta­ción del espec­tácu­lo pla­nea­do; eso es debi­do a que él no está dis­pues­to a cer­ce­nar la liber­tad de expre­sión artís­ti­ca cuan­do el pre­si­den­te de la nación cedien­do a la pre­sión de gru­po reli­gio­sos le soli­ci­ta que los bai­la­ri­nes cam­bien su atuen­do de bai­le. Igual­men­te intere­san­te es cuan­do se le pre­gun­ta a Naha­rin por­que deno­mi­nó a su últi­mo tra­ba­jo coreo­grá­fi­co Last Work; su res­pues­ta es que no está segu­ro sobre la con­ti­nui­dad de su com­pa­ñía debi­do al fun­da­men­ta­lis­mo reli­gio­so impe­ran­te en su país.

En otros aspec­tos se resal­ta cómo la muer­te de su que­ri­da espo­sa Mari en Diciem­bre de 2001 a cau­sa de un cán­cer afec­tó la exis­ten­cia del coreó­gra­fo refor­mu­lan­do su mane­ra de pen­sar. Años des­pués con­trae enla­ce nue­va­men­te con la bai­la­ri­na Eri Naka­mu­ra cimen­tan­do una fami­lia con el naci­mien­to de su hijita.

Este film cons­ti­tu­ye un muy buen acer­ca­mien­to a la inten­sa per­so­na­li­dad caris­má­ti­ca del coreó­gra­fo deve­lan­do el pro­ce­so crea­ti­vo de un artis­ta que con su espí­ri­tu inno­va­dor ha rede­fi­ni­do la dan­za con­tem­po­rá­nea con­vir­tién­do­lo en una de las per­so­na­li­da­des artís­ti­cas más admi­ra­das y aplau­di­das inter­na­cio­nal­men­te. Jor­ge Gutman

Lúci­do Retra­to de una Fami­lia Rumana

SIE­RA­NE­VA­DA. Ruma­nia-Fran­cia-Bos­nia Her­ze­go­vi­na — Mace­do­nia-Croa­tia, 2016. Un film escri­to y diri­gi­do por Cris­ti Puiu

Para comen­zar es nece­sa­rio acla­rar que Sie­ra­ne­va­da es una pelí­cu­la difí­cil en el sen­ti­do de que a tra­vés de casi tres horas de dura­ción y median­te lar­guí­si­mos pla­nos secuen­cia, el film no está des­ti­na­do a un públi­co masi­vo. No obs­tan­te, la exce­len­te direc­ción de Cris­ti Puiu y la diver­si­dad de los temas enfo­ca­dos per­mi­ti­rá que el ciné­fi­lo selec­ti­vo que­de amplia­men­te recompensado.

El rela­to del direc­tor ubi­ca la acción en el segun­do sába­do de enero de 2015 en un peque­ño depar­ta­men­to de un edi­fi­cio de Buca­rest don­de habi­ta Nasu (Dana Doga­ru), la viu­da de un patriar­ca que ha muer­to hace 40 días. Allí con­ver­gen los hijos y sus cón­yu­ges, nie­tos y her­ma­nas para una cere­mo­nia fúne­bre de acuer­do a los ritos de la igle­sia orto­do­xa; la mis­ma, ser­vi­rá para que el alma del difun­to ten­ga un buen tras­la­do al paraí­so. Pos­te­rior­men­te ten­drá lugar la tra­di­cio­nal cena fami­liar, aun­que la mis­ma se verá pos­pues­ta en varias opor­tu­ni­da­des lo que con­du­ce a la posi­bi­li­dad de que no lle­gue a concretarse.

Ubi­can­do la cáma­ra des­de un ángu­lo fijo para des­pués mover­la de un ambien­te al otro, el rea­li­za­dor con­vier­te al espec­ta­dor en un voyeur de lo que acon­te­ce en ese redu­ci­do mar­co habi­ta­cio­nal, inclu­yen­do el come­dor, la coci­na y algu­nas de las habi­ta­cio­nes, mien­tras se aguar­da el arri­bo del sacer­do­te para efec­tuar el ser­vi­cio religioso.

Mimi Branescu y Catalina Moga

Mimi Bra­nes­cu y Cata­li­na Moga

De este modo la narra­ción, que se apar­ta de los mol­des tra­di­cio­na­les, va abar­can­do tópi­cos de dife­ren­te índo­le que van refle­jan­do los pun­tos de vis­ta de sus per­so­na­jes a tra­vés de las con­ver­sa­cio­nes que man­tie­nen y que a veces adop­tan un tono agrio y agre­si­vo. Así al comen­zar el rela­to se asis­te a las des­ave­nen­cias de Lary (Mimi Bra­nes­cu), el hijo mayor, con su espo­sa Lau­ra (Cata­li­na Moga), acer­ca de la ves­ti­men­ta de una de sus peque­ñas hiji­tas para una repre­sen­ta­ción esco­lar. En el aspec­to polí­ti­co, ade­más de refe­ren­cias vin­cu­la­das con el aten­ta­do que tres días antes sufrió el sema­na­rio Char­lie Heb­do en París, se asis­te a una excén­tri­ca teo­ría de la cons­pi­ra­ción man­te­ni­da por Sebi (Marin Gri­go­re) sobre lo ocu­rri­do el 11 de sep­tiem­bre de 2001. La nos­tal­gia se aso­ma por par­te de la tía Evely­ne (Tatia­na Iekel) quien des­ta­ca las vir­tu­des del régi­men de Ceau­ses­cu, opi­nión que con­tras­ta por com­ple­to con la mane­ra de pen­sar de su sobri­na San­dra (Judith State).

Entre otros epi­so­dios que se van sus­ci­tan­do se encuen­tra el de una de las nie­tas (Ilo­na Bre­zoia­nu) que trae a la casa a una ami­ga croa­ta en esta­do de ebrie­dad. Pero el de mayor ten­sión se pro­du­ce con la apa­ri­ción ines­pe­ra­da del don­jua­nes­co y alcohó­li­co Tony (Sorin Mede­le­ni), mari­do de la des­con­so­la­da y llo­ro­na tía Ofe­lia (Ana Cion­tea) que al enga­ñar­la con­ti­nua­men­te moti­va que ella no pue­da tole­rar su pre­sen­cia; cla­ro está que en mate­ria de adul­te­rio pron­ta­men­te se sabrá que Tony no es el úni­co de la fami­lia que lo ha veni­do practicando.

Con el con­si­de­ra­ble núme­ro de per­so­na­jes resul­ta difí­cil lograr una des­crip­ción más pro­fun­da de cada uno de los mis­mos; pero eso no impi­de que en la muy bue­na actua­ción de su elen­co, uno logre per­ci­bir los varia­dos sen­ti­mien­tos de frus­tra­ción, angus­tia, des­en­ga­ño y ani­mo­si­dad que los anima.

Con este lúci­do film que abun­da en jugo­sos diá­lo­gos, el direc­tor con­ci­bió un apa­sio­nan­te micro­cos­mos de una fami­lia dis­fun­cio­nal que bien pue­de ser repre­sen­ta­ti­vo de lo que acon­te­ce en el mar­co post­co­mu­nis­ta de la Ruma­nia actual. En tal sen­ti­do, esta pro­pues­ta es muy váli­da y mere­ce su reco­men­da­ción. Jor­ge Gutman

La Tra­ge­dia de Boston

PATRIOTS DAY. Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Peter Berg

Aun­que la tra­ge­dia del 11 de sep­tiem­bre de 2001 que­dó mar­ca­da en la memo­ria del mun­do ente­ro, no menos cier­to es que la que tuvo lugar el lunes 15 de abril de 2013 en la ciu­dad de Bos­ton tam­bién per­ma­ne­ce regis­tra­da como uno de los actos más vio­len­tos del pre­sen­te siglo. Ins­pi­ra­do en ese hecho, Peter Berg ofre­ce en Patriots Day un can­den­te dra­ma que recrea mag­ní­fi­ca­men­te el bom­bar­deo terro­ris­ta pro­du­ci­do duran­te la popu­lar mara­tón anual que tuvo lugar en esa fecha arro­jan­do un sal­do de tres muer­tos y 264 heridos.

Con con­su­ma­da peri­cia, el rea­li­za­dor ha logra­do una exce­len­te esce­ni­fi­ca­ción de lo acon­te­ci­do que, aten­dien­do al modo de haber sido fil­ma­do, se ase­me­ja más a un docu­men­tal que a una his­to­ria de fic­ción don­de por su extra­or­di­na­rio rea­lis­mo el espec­ta­dor tie­ne la sen­sa­ción de ser el tes­ti­go invi­si­ble del dra­má­ti­co acontecimiento.

Mark Wahlberg

Mark Wahl­berg

Cons­trui­do a mane­ra de un thri­ller, el rela­to basa­do en un guión del rea­li­za­dor jun­to a Matt Cook y Joshua Zetu­mer va crean­do un cli­ma de ten­sión cre­cien­te a medi­da que la tra­ma se va des­en­vol­vien­do. En los pri­me­ros 25 minu­tos el film va intro­du­cien­do dife­ren­tes per­so­na­jes que de un modo u otro esta­rán invo­lu­cra­dos en la tra­ge­dia. Así, duran­te las pri­me­ras horas de la maña­na se sale al encuen­tro de algu­nas auto­ri­da­des de la ciu­dad, entre ellas, el sar­gen­to Tommy Saun­ders (Mark Wahl­berg) y el jefe poli­cial de Bos­ton Ed Davis (John Good­man) dis­pues­tos a vigi­lar y res­guar­dar el orden; igual­men­te se con­tem­pla a los espec­ta­do­res ávi­dos de pre­sen­ciar el espec­tácu­lo depor­ti­vo y entre los mis­mos se des­ta­ca una joven pare­ja (Rachel Bros­nahan y Chris­topher O’Shea) que no sos­pe­cha lo que el des­tino habrá de aguar­dar­le. Otros per­so­na­jes inclu­yen a un sim­pá­ti­co estu­dian­te chino (Jimmy O. Yang) que igno­ra el rol impor­tan­te que pocas horas des­pués habría de desem­pe­ñar y a los her­ma­nos Dzhokhar (Alex Wolff) y Tamer­lan Tsar­naev (The­mo Meli­kid­ze), ame­ri­ca­nos de ori­gen che­cheno, quie­nes como auto­res de la tra­ge­dia y actuan­do al ser­vi­cio dl yiha­dis­mo se pre­pa­ran para eje­cu­tar la san­grien­ta misión.

Cuan­do final­men­te a las 2 y 50 de la tar­de se pro­du­ce el bru­tal bom­bar­deo, don­de el horror de la pobla­ción se entre­mez­cla con el páni­co y con­fu­sión, comien­za la urgen­te tarea de inves­ti­ga­ción para iden­ti­fi­car a los res­pon­sa­bles del aten­ta­do. Des­pués de ser indi­vi­dua­li­za­dos el rela­to ori­gi­na una ver­da­de­ra cace­ría huma­na para dar con los her­ma­nos Tsarnaev.

Es ahí don­de a tra­vés de un perio­do de casi 100 horas se apre­cia el sig­ni­fi­ca­ti­vo papel desem­pe­ña­do por la poli­cía de Bos­ton jun­to con la del sar­gen­to poli­cial Jef­frey Puglie­se (J.K. Sim­mons) de la loca­li­dad de Water­town ‑ubi­ca­da a 10 kiló­me­tros de la ciu­dad- y de Richard Des­Lau­riers (Kevin Bacon), el agen­te espe­cial del FBI.

Ade­más de la exce­len­te actua­ción del elen­co, cobra gran impor­tan­cia algu­nos de los valio­sos fac­to­res de pro­duc­ción que con­tri­bu­yen a la rique­za del film. En tal sen­ti­do, es enco­mia­ble la labor des­ple­ga­da por el direc­tor de foto­gra­fía Tobias Schliess­ler con su inquie­ta cáma­ra en mano y los excep­cio­na­les mon­ta­jis­tas Colby Par­ker Jr. y Gabriel Fle­ming para repro­du­cir tan­to el momen­to del desas­tre como las esce­nas de per­se­cu­ción en la for­ma más rea­lis­ta posi­ble; así, una de las secuen­cias de mayor cli­max y exce­len­te­men­te fil­ma­da se pro­du­ce en el enfren­ta­mien­to que tie­ne lugar en Water­town entre las auto­ri­da­des y los her­ma­nos ase­si­nos al ver­se atrapados.

He aquí el ejem­plo de una pelí­cu­la de acción no des­pro­vis­ta de con­si­de­ra­ble emo­ción huma­na y que a pesar de su tris­te tema cons­ti­tu­ye un exci­tan­te entre­te­ni­mien­to. Lo más impor­tan­te es que no obs­tan­te el heroís­mo demos­tra­do por los par­ti­ci­pan­tes de esta his­to­ria real, el film no se pro­po­ne infun­dir men­sa­jes patrió­ti­cos; lo que en cam­bio des­ta­ca es la mane­ra en que la vigo­ro­sa y resis­ten­te comu­ni­dad civil de Bos­ton se ha man­co­mu­na­do con la auto­ri­dad poli­cial actuan­do soli­da­ria­men­te fren­te al dolor pro­du­ci­do por el atroz atentado.

A tra­vés de una meticu­losa labor de inves­ti­ga­ción, el rea­li­za­dor ha logra­do el mejor film de su carre­ra don­de en los cré­di­tos fina­les pre­sen­ta a sus ver­da­de­ros pro­ta­go­nis­tas inclu­yen­do a los poli­cías de Bos­ton y a algu­nas de las víc­ti­mas que sobre­vi­vie­ron la tra­ge­dia. Jor­ge Gutman