Un Día que se va Repitiendo

BEFO­RE I FALL Esta­dos Uni­dos, 2016. Un film de Ry Russo-Young

Este film basa­do en la nove­la de Lau­ren Oli­ver (2010) está des­ti­na­do prin­ci­pal­men­te a un públi­co juve­nil. Aun­que bien fil­ma­do, la tra­ma gira en torno a un tema ya vis­to en otras opor­tu­ni­da­des al uti­li­zar una estruc­tu­ra narra­ti­va que con­sis­te en repe­tir varias veces lo que atra­vie­sa su prin­ci­pal personaje.

 Zoey Deutch and Halston Sage

Zoey Deu­tch and Hals­ton Sage

El guión de Maria Mag­gen­ti pre­sen­ta a Samantha Kings­ton (Zoey Deu­tch), una bella ado­les­cen­te que verá trans­cu­rrir un día de su vida de mane­ra espe­cial. Se sabe que es un 12 de febre­ro en el momen­to que ella des­pier­ta; pron­ta­men­te se diri­ge a la escue­la acom­pa­ña­da de sus com­pa­ñe­ras Lind­say (Hals­ton Sage), Elody (Meda­lion Rahi­mi) y Ally (Cynthy Wu), con­si­de­ra­das las más popu­la­res y vis­to­sas del cur­so. Nar­ci­sis­ta y bas­tan­te ape­ga­da a sí mis­mo, a Samantha poco le impor­ta lo que suce­de alre­de­dor suyo, sal­vo con­ser­var su popu­la­ri­dad. Des­pués de la cla­se, estas ami­gas son invi­ta­das a una fies­ta de San Valen­tín que tie­ne lugar en la casa de Kent (Logan Miller), uno de los com­pa­ñe­ros del cur­so que gus­ta de Samantha. Cuan­do la vela­da con­clu­ye, Samantha pro­ce­de a retor­nar a su hogar pero el auto­mó­vil en el que se halla via­jan­do cho­ca con un camión gene­ran­do un gra­ve acci­den­te que le pro­vo­ca su muer­te. Pero no hay por­qué alar­mar­se, ya que la esce­na siguien­te la mues­tra sana y sal­va des­per­tán­do­se por la maña­na en el día anterior.

Lo pre­ce­den­te ocu­pa 20 minu­tos del metra­je y lo que con­ti­nua es la narra­ción de lo que se ha des­crip­to. El rela­to es una mera fan­ta­sía don­de a tra­vés de cada repe­ti­ción esta ado­les­cen­te, que ya cono­ce cómo el día evo­lu­cio­na­rá, tra­ta­rá de corre­gir sus defec­tos para redes­cu­brir la par­te más huma­na de sí mis­ma y lle­gar a ser una per­so­na más agra­da­ble. En con­se­cuen­cia, esa expe­rien­cia per­mi­ti­rá que conoz­ca mejor a sus ami­gas, pue­da adop­tar una acti­tud más ama­ble con Juliet Sykes (Ele­na Kam­pou­ris) ‑una de sus com­pa­ñe­ras de aula que había sido mar­gi­na­da del gru­po y obje­to de burla‑, ser más

sen­si­ble con Kent, apre­ciar cuán impor­tan­te es su her­ma­ni­ta Izzie (Eri­ca Trem­blay), así como dar­se cuen­ta del cari­ño que sien­te por su madre (Jen­ni­fer Beals).

Aun­que bien inten­cio­na­do con una alec­cio­na­do­ra mora­le­ja, el film es fácil­men­te pre­de­ci­ble y care­ce de una intri­ga que des­pier­te la curio­si­dad de lo que ven­drá; así, des­pués de cono­cer­se su plan­teo ini­cial, ya se sabe lo que habrá de ocu­rrir en sus suce­si­vas repe­ti­cio­nes. Con per­so­na­jes esque­má­ti­ca­men­te deli­nea­dos, la úni­ca nota tier­na es una esce­na entre Samantha y Kent que trans­cu­rre duran­te la fiesta.

En los aspec­tos téc­ni­cos de pro­duc­ción se des­ta­ca la bella foto­gra­fía de Michael Fimog­na­ri cap­tan­do los esce­na­rios del noroes­te del Pací­fi­co de Esta­dos Uni­dos, don­de trans­cu­rre la acción. Jor­ge Gutman