AFTERIMAGE. Polonia, 2016. Un film de Andrzej Wajda
En su póstumo trabajo el gran realizador polaco Andrzej Wajda, fallecido en octubre de 2016 a los 90 años, rinde homenaje a Wladiyslaw Strzeminski, uno de los más importantes pintores vanguardistas europeos del siglo pasado. Al hacerlo, este cineasta que dedicó considerable parte de su valiosa filmografía a denunciar las aberraciones que sufrió su país durante el comunismo, nuevamente efectúa una severa crítica a un régimen que socavó las libertades individuales en el este de Europa.
Boguslaw Linda anima a Strzeminski quien nacido en 1893 en Minsk y educado en San Petersburgo, durante la Primera Guerra quedó severamente herido sufriendo la pérdida de un brazo y una pierna. Habiéndose desplazado en 1923 a Polonia donde fijó su residencia, su limitación física no le impidió convertirse en un virtuoso pintor abstracto; él ha sido uno de los precursores del grupo de artistas del constructivismo además de haberse destacado como catedrático y conferencista en la renombrada escuela de artes plásticas de Lodz que contribuyó a fundar.
Wajda, valiéndose del guión de Andrzej Mularczyk se centra en los últimos años de vida de Strzeminski, ilustrando cómo el arte abstracto se enfrenta con la ortodoxia de Stalin cuando el artista es severamente criticado por las autoridades oficiales porque sus creaciones artísticas contradicen los principios del realismo soviético. En el contexto de ese clima hostil Strzeminski abiertamente desafía al estanilismo al no ceder a las demandas del partido comunista y en consecuencia comienza a ser marginado. La primera medida adoptada por el gobierno es despedirlo de su puesto de profesor en la escuela de Lodz donde es muy querido por sus alumnos y de allí en más se contempla cómo gradualmente el artista queda sumido en la pobreza, hambre y decadencia física debido a su frágil salud, muriendo en 1952.
Al margen del foco central, el relato epidérmicamente se refiere al distanciamiento que el pintor mantuvo con su ex esposa ‑la escultora Katarzyna Kobro que nunca aparece en pantalla‑, así como a la relación mantenida con Nika (Bronislawa Zamachowska), su precoz hija adolescente.
Aunque Afterimage no pueda igualarse a las grandes obras maestras de Wajda, de todos modos el film es importante al retratar acertadamente el drama de los artistas de esa época dentro del contexto de un relato que nunca llega a desbordar sentimentalmente. De este modo, el gran maestro se despide con este noble film que se destaca por su buen manejo de cámara, magnífica fotografía y por la excelente participación de Boguslaw Linda transmitiendo con gran intensidad al emblemático pintor que jamás cedió su libertad de expresión. Jorge Gutman