Un Gra­dua­do Desorientado

THE GRA­DUA­TE

Den­tro de la serie de Clas­sic Film el públi­co podrá apre­ciar en pan­ta­lla gran­de la exce­len­te come­dia The Gra­dua­te (1967) que fue la segun­da pelí­cu­la rea­li­za­da por Mike Nichols. Tras el gran éxi­to de crí­ti­ca y públi­co que logró con su ópe­ra pri­ma Who’s Afraid of Vir­gi­nia Woolf (1966), este film que mar­có a toda una gene­ra­ción sir­vió no sola­men­te para rati­fi­car sus con­di­cio­nes de madu­ro cineas­ta sino que al pro­pio tiem­po lan­zó al estre­lla­to a un joven actor lla­ma­do Dus­tin Hoffman.

Katharine Ross y Dustin Hoffman

Katha­ri­ne Ross y Dus­tin Hoffman

Basa­do en la nove­la de Char­les Webb que fue publi­ca­da en 1963 y adap­ta­da para el cine por Cal­der Willingham y Buck Henry, Nichols supo apro­ve­char la iro­nía y mor­da­ci­dad con­te­ni­da del libro ori­gi­nal logran­do un film que hoy día es con­si­de­ra­do como un clá­si­co hollywoodense.

Dustin Hoffman y Anne Bancroft

Dus­tin Hoff­man y Anne Bancroft

Para quie­nes no la hayan vis­to, la pelí­cu­la se cen­tra en Ben­ja­mín Brad­dock (Hoff­man), un exi­to­so joven gra­dua­do uni­ver­si­ta­rio pró­xi­mo a cum­plir 21 años que retor­na al hogar antes de afron­tar su vida adul­ta aun­que sin tener muy en cla­ro qué es lo que va hacer de su vida en el futu­ro inme­dia­to. Cuan­do sus cari­ño­sos padres (William Daniels, Eli­za­beth Wil­son) lo pre­sen­tan a su gru­po de amis­ta­des, quie­re la cir­cuns­tan­cia que lle­gue a cono­cer a la seño­ra Robin­son (Anne Ban­croft) que es espo­sa del socio comer­cial de su padre (Murray Hamil­ton). ¿Qué suce­de cuan­do esa mujer pro­vo­ca­do­ra logra sedu­cir al tími­do Ben­ja­min deján­do­lo com­ple­ta­men­te con­fun­di­do y pos­te­rior­men­te cono­ce a su joven hija Elai­ne (Katha­ri­ne Ross) de la cual se ena­mo­ra perdidamente?

A tra­vés de la alie­na­ción de su pro­ta­go­nis­ta y su des­en­can­to, repre­sen­tan­do a la gene­ra­ción de su épo­ca en don­de la socie­dad expe­ri­men­ta impor­tan­tes cam­bios mora­les y sexua­les, Nichols ha logra­do un agri­dul­ce rela­to román­ti­co don­de su flui­da direc­ción le mere­ció en 1968 el Oscar al mejor rea­li­za­dor. A nivel de actua­ción, este film per­mi­tió vis­lum­brar a Hoff­man como un ver­da­de­ro actor de raza, que des­pués lo con­fir­ma­ría en su exi­to­sa carre­ra pro­fe­sio­nal; a su lado, tan­to Ban­croft como el res­to del elen­co con­tri­bu­ye­ron al éxi­to de este film.

Otro de los aspec­tos dis­tin­ti­vos de esta pelí­cu­la es la remar­ca­ble músi­ca de Simon and Gar­fun­kel don­de “Mrs. Robin­son”, uno de los temas, ha que­da­do impre­so en el oído del espec­ta­dor y hoy día aún se lo sigue escuchando.

Cele­bran­do los 50 años de su estreno The Gra­dua­te será exhi­bi­do en varias salas de Cine­plex el 12 y 23 de abril. Para infor­ma­ción sobre los cines par­ti­ci­pan­tes y hora­rios loca­les de pro­yec­ción pre­sio­ne aquí 

Des­pués del Amor

L’É­CO­NO­MIE DU COUPLE / AFTER LOVE. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2016. Un film de Joa­chim Lafosse

Si bien se han vis­to nume­ro­sos fil­mes abor­dan­do la desin­te­gra­ción de un víncu­lo con­yu­gal con la car­ga de resen­ti­mien­to y movi­li­za­ción emo­cio­nal que tal expe­rien­cia con­lle­va, L’é­co­no­mie du couple se dis­tin­gue por­que apor­ta un ele­men­to adi­cio­nal al con­si­de­rar el aspec­to vin­cu­la­do con la par­ti­ción de bie­nes ganan­cia­les al momen­to de la separación.

Cédric Kahn y Bérénice Bejo

Cédric Kahn y Béré­ni­ce Bejo

El rea­li­za­dor bel­ga Joa­chin Laf­fo­se que es tam­bién autor del guión y de los diá­lo­gos jun­to con Fanny Bur­dino y Maza­ri­ne Pin­geot, ubi­ca la acción en Bru­se­las pre­sen­tan­do a Marie (Béré­ni­ce Bejo) y Boris (Cédric Kahn); ellos con­vi­vie­ron duran­te 15 años y for­ma­ron una fami­lia con dos niñas geme­las, Jade y Mar­gaux (Jade y Mar­gaux Soent­jens). Cuan­do el rela­to comien­za se com­prue­ba que esa unión ya no exis­te y si bien Boris desea­ría que la rela­ción con­ti­nua­se, Marie fir­me­men­te se opo­ne a ello.

A pesar de la rup­tu­ra la ex pare­ja está obli­ga­da a com­par­tir la con­for­ta­ble casa com­pra­da en el pasa­do a las que a tra­vés de los años Boris, que es arqui­tec­to, ha efec­tua­do mejo­ras para man­te­ner­la en buen esta­do. Esa for­za­da con­vi­ven­cia físi­ca se debe a que él rehú­sa dejar la vivien­da por­que al no tener un empleo fijo y en la medi­da que finan­cie­ra­men­te ha depen­di­do de su mujer, la prin­ci­pal pro­vee­do­ra de dine­ro de ese hogar, no está en con­di­cio­nes de afron­tar el arrien­do de un piso don­de habitar.

A dife­ren­cia de otros fil­mes don­de la cus­to­dia de los hijos cons­ti­tu­ye el nudo con­flic­ti­vo de una des­unión mari­tal, la tiran­tez sur­ge aquí por razo­nes fun­da­men­tal­men­te eco­nó­mi­cas. Así, Boris está en des­acuer­do con el valor que Marie adju­di­có a la pro­pie­dad para su ven­ta a fin de dis­tri­buir el valor de la mis­ma; ella sola­men­te con­si­de­ró su pre­cio de com­pra ini­cial y no el actual del mer­ca­do tenien­do en cuen­ta que los tra­ba­jos rea­li­za­dos por Boris para mejo­rar­la con­tri­bu­ye­ron a que su valor sea sus­tan­cial­men­te más elevado.

El film es valio­so en la bue­na des­crip­ción de deta­lles coti­dia­nos den­tro del con­tex­to de una coexis­ten­cia dia­ria de dos per­so­nas des­uni­das. La tris­te­za que impli­ca la rup­tu­ra de una pare­ja está muy bien refle­ja­da en las dos peque­ñas niñas que de algún modo se encuen­tran per­tur­ba­das con­tem­plan­do las ren­ci­llas, vela­dos insul­tos y humi­lla­cio­nes de sus padres.

A fin de ate­nuar el cli­ma de ten­sión rei­nan­te, Lafos­se ilus­tra una esce­na muy emo­ti­va don­de papá, mamá y las nenas bai­lan ani­ma­da­men­te en con­jun­to dan­do la ilu­so­ria idea de que la uni­dad fami­liar podría recom­po­ner­se. Otros deta­lles demues­tran cómo la madre de Marie (Marthe Keller), tenien­do en cuen­ta que su yerno sigue aman­do a su hija, tra­ta en lo posi­ble de lograr la recon­ci­lia­ción de la pareja

Lafos­se no sumi­nis­tra deta­lles por el cual se ha pro­du­ci­do la sepa­ra­ción como tam­po­co juz­ga a sus per­so­na­jes. Lo impor­tan­te es que el film a pesar de su pesi­mis­mo no deja entre­ver que se esté con­tem­plan­do una tra­ge­dia; a pesar de todo, se apre­cia un viso de ter­nu­ra que ani­ma a sus per­so­na­jes y la posi­bi­li­dad de que su final abier­to pudie­se dejar una luz de esperanza.

Cier­ta­men­te esta pelí­cu­la ofre­ce más de una lec­tu­ra y cual­quie­ra sea la que esco­ja el espec­ta­dor lo cier­to es que tan­to Bejo como Kahn ofre­cen estu­pen­das inter­pre­ta­cio­nes que per­mi­ten que uno pue­da cap­tar el esta­do emo­cio­nal que atra­vie­san Marie y Boris sin que impli­que la nece­si­dad de jus­ti­fi­car sus con­duc­tas. En esen­cia, el rea­li­za­dor ha logra­do un muy buen dra­ma con­yu­gal que mues­tra cuá­les son los lazos que unen a dos seres una vez que el amor se ha des­va­ne­ci­do. Jor­ge Gutman

La Neu­mó­lo­ga de Brest

LA FILLE DE BREST / 150 MILLI­GRAMS (Fran­cia, 2016). Un film de Emma­nue­lle Bercot

Des­pués de haber pre­sen­ta­do en 2015 su últi­mo film La Tête Hau­te, la actriz Emma­nue­lle Ber­cot vuel­ve a ubi­car­se detrás de la cáma­ra para ofre­cer un film social basa­do en un even­to real don­de una deci­di­da y abne­ga­da doc­to­ra escan­da­li­zó a Fran­cia con sus revelaciones

Sidse Babett Knudsen

Sid­se Babett Knudsen

Toman­do como refe­ren­cia el libro Média­tor 150mg, com­bien de morts? de la emi­nen­te neu­mó­lo­ga Irè­ne Fran­chon, el film sigue las peri­pe­cias vivi­das por esta espe­cia­lis­ta a tra­vés de la inter­pre­ta­ción de la actriz dane­sa Sid­se Babett Knud­sen. Adap­ta­do para la pan­ta­lla por Séve­ri­ne Boss­chem y Ber­cot, el film cons­ti­tu­ye una pro­fun­da cró­ni­ca de un acon­te­ci­mien­to que si bien tuvo amplia difu­sión en el país galo mere­ce ser cono­ci­do por una audien­cia no francesa.

Sin que en prin­ci­pio la figu­ra de Fran­chon (Knud­sen) pudie­ra resul­tar par­ti­cu­lar­men­te lla­ma­ti­va, el dra­ma de este docu­men­to se pro­du­ce cuan­do en el hos­pi­tal de Brest don­de esta doc­to­ra tra­ba­ja, a tra­vés de sus inves­ti­ga­cio­nes lle­ga a deter­mi­nar que la dro­ga Media­tor, un medi­ca­men­to para dia­bé­ti­cos con peso exce­di­do que ha sido pro­du­ci­do por un pres­ti­gio­so labo­ra­to­rio y apro­ba­do por el gobierno, ha cau­sa­do la muer­te de 500 per­so­nas por daños a las vál­vu­las car­día­cas. Fren­te a este des­cu­bri­mien­to, con una tena­ci­dad a toda prue­ba ella se pro­po­ne impe­dir que se siga fabri­can­do esa dro­ga far­ma­co­ló­gi­ca que impli­ca un ries­go fatal para la gen­te a la cual está des­ti­na­da. En todo este pro­ce­so, debe per­sua­dir a sus cole­gas para que la apo­yen en su ges­tión don­de Antoi­ne Le Bihan (Benoît Magi­mel), uno de los mis­mos, le pres­ta una sig­ni­fi­ca­ti­va ayu­da tra­tan­do de res­pal­dar su teoría.

Toda la lucha enta­bla­da por Fran­chon para pro­bar su pun­to de vis­ta enfren­tan­do al tre­men­do villano encar­na­do por la indus­tria far­ma­céu­ti­ca ten­drá reper­cu­sión en su vida per­so­nal; sin embar­go, esa des­co­mu­nal fuer­za que sur­ge de su inte­rior para que se haga jus­ti­cia y evi­tar nue­vas víc­ti­mas pre­va­le­ce­rá con­tra cual­quier adver­si­dad. El resul­ta­do final es haber trans­mi­ti­do esa sin­gu­lar expe­rien­cia en la publi­ca­ción del libro mencionado.

Si bien la for­ma de narrar es más bien está­ti­ca, don­de la direc­ción no alcan­za a dis­tin­guir­se, tal como se apre­cia, el film pare­ce­ría más des­ti­na­do a la tele­vi­sión. Con todo, el inte­rés del tema y la nota­ble actua­ción de Knud­sen que prác­ti­ca­men­te está pre­sen­te en todo el metra­je es lo que poten­cia a esta pro­duc­ción, La actriz per­mi­te que su heroí­na cap­te la sim­pa­tía del públi­co al iden­ti­fi­car­se con la incon­men­su­ra­ble pasión vol­ca­da para lograr su pro­pó­si­to a pesar de sen­tir­se aco­rra­la­da o basu­rea­da por quie­nes inten­tan dete­ner su accio­nar. Jor­ge Gutman

La Aven­tu­ra de Dos Adolescentes

WEIR­DOS. Cana­dá, 2016. Un film de Bru­ce McDonald

El rea­li­za­dor cana­dien­se Bru­ce McDo­nald enfo­ca en Weir­dos un rela­to abor­dan­do la aven­tu­ra en que dos ado­les­cen­tes se ven envuel­tos. Bien rea­li­za­do, el film se deja ver aun­que sin ofre­cer face­tas memorables.

Dylan Authors y Julia Sarah Stone

Dylan Authors y Julia Sarah Stone

La acción se desa­rro­lla en Anti­go­nish, una muy peque­ña ciu­dad de Nova Sco­tia, en el verano de 1976 cuan­do Esta­dos Uni­dos cele­bra el bicen­te­na­rio de su inde­pen­den­cia. Allí viven Kit (Dylan Authors) de 15 años con su padre (Alan Haw­co) y abue­la, y Ali­ce (Julia Sarah Sto­ne) de la mis­ma edad que com­par­te el hogar con sus padres. A pesar de que el ambien­te fami­liar de ambos trans­cu­rre nor­mal­men­te, estos jóve­nes que se aman pla­tó­ni­ca­men­te deci­den rea­li­zar un via­je a Syd­ney, en la isla de Cape Bre­ton que se halla a 200 km. del lugar, ocul­tan­do sus inten­cio­nes a sus res­pec­ti­vos fami­lia­res. Dado que los padres de Kit están divor­cia­dos y hace mucho que él no tie­ne noti­cia algu­na de su madre Lau­ra (Molly Par­ker), el pro­pó­si­to que lo ani­ma a via­jar es tra­tar de reen­con­trar­la; por su par­te la moti­va­ción de Ali­ce es la de lan­zar­se a la aven­tu­ra al pro­pio tiem­po que tra­tar de que su rela­ción román­ti­ca con Kit que­de físi­ca­men­te consumada.

a par­tir de esta pre­mi­sa, el reco­rri­do que ambos rea­li­zan a dedo se con­vier­te en un road movie don­de los jóve­nes salen al encuen­tro de dife­ren­tes com­pa­ñe­ros de via­je. En tal sen­ti­do, no hay nada espe­cial que per­mi­ta que esta pelí­cu­la de carre­te­ra se dife­ren­cie de otras ya vis­tas en nume­ro­sas opor­tu­ni­da­des; la úni­ca varian­te es que duran­te el tra­yec­to que­da en cla­ro la ambi­güe­dad sexual de Kit, cuan­do entre las para­das efec­tua­das y encon­trán­do­se solos él tra­ta de pos­po­ner el encuen­tro sexual soli­ci­ta­do por Alice.

Una vez lle­ga­do a des­tino la prác­ti­ca­men­te úni­ca nota dra­má­ti­ca del rela­to se pro­du­ce cuan­do al poco tiem­po de estar con Lau­ra, esta mujer de apa­ren­te libre espí­ri­tu, comien­za a mos­trar con­di­cio­nes de ines­ta­bi­li­dad men­tal pro­du­cien­do un sen­ti­mien­to de frus­tra­ción por par­te de su hijo.

Con el pro­pó­si­to de insu­flar un toque de rea­lis­mo mági­co a esta his­to­ria, el guión intro­du­ce ima­gi­na­rios encuen­tros de Kit con un per­so­na­je (Rhys Bevan-John) que él supo­ne que podría ser el famo­so Andy Warhol. Esas esce­nas no son más que una mera curio­si­dad que nada sus­tan­cial agre­ga a la tra­ma del film.

Sin mayor enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca y con una his­to­ria media­na­men­te ende­ble, la correc­ta actua­ción de Authors y Sto­ne en sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes y espe­cial­men­te la de Par­ker en un bre­ve rol per­mi­ten que el film resul­te acep­ta­ble. Con todo el méri­to mayor se debe a la logra­da foto­gra­fía en blan­co y negro de Becky Par­sons cap­tan­do bellas imá­ge­nes rura­les de los luga­res en que se desa­rro­lla la acción como así tam­bién a la agra­da­ble músi­ca de Asif Ill­yas con can­cio­nes de los años 60 y 70. Jor­ge Gutman