Crónica de Jorge Gutman
MILLION DOLLAR QUARTET. Libro: Colin Escott y Floyd Mutrux – Dirección: Lisa Rubin –- Elenco: George Krissa, Christo Graham, Edward Murphy, Sky Seals, James Loye, Sara Diamond, Peter Colantonio, Evan Stewart – Director Musical: David Terriault — Escenografía: Brian Dudkiewicz — Vestuario: Louise Bourret – Iluminación: Itai Erdal – Diseño de Sonido: Steve Marsh — Duración: 1h45 sin entreacto- Representaciones: Hasta el 14 de Mayo de 2017 en la sala principal del Segal Centre (www.segalcentre.org) y desde el 17 al 21 de Mayo de 2017 en la Cinquième Salle de la Place des Arts.
Con excelentes músicos que a la vez actúan remarcablemente, Million Dollar Quartet es, sin exageración alguna, un triunfo total. Celebrando su primera década de existencia, el Segal Centre está ofreciendo una producción que seguramente quedará como un hito histórico dentro de los espectáculos musicales de Montreal.
Los escritores Colin Escott y Floyd Mutrux se inspiraron en una memorable tertulia musical que tuvo lugar en el Sun Record Studios de Menfis el 4 de diciembre de 1956 para teatralizar el acontecimiento. Según el relato que efectúa al público Sam Phillips, el dueño del estudio, ese día se encontraban Jerry Lee Lewis, un joven pianista desconocido recién contratado por Sam y Carl Perkins, trabajando en una grabación que se iba a realizar. Posteriormente se une a ellos Johnny Cash, un guitarrista que gracias a Sam fue adquiriendo notoriedad y finalmente arriban Elvis Presley ‑ya consagrado como el Rey del Rock- junto con su novia, quien se encuentra de paso en su viaje de regreso a Hollywood y desea saludar a Sam; cabe señalar que éste último fue su descubridor artístico y que ahora ya no trabaja para él porque para salir a flote financieramente Sam vendió el contrato que le retenía a la RCA. De la reunión de ese cuarteto de ases surge una improvisada sesión musical que fue grabada y registrada en la historia del rock y en un artículo periodístico quedó inmortalizada con el nombre de Million Dollar Quartet. Además, para el recuerdo queda como testimonio una foto de estos músicos.
En un viaje hacia el pasado pleno de nostalgia este gran homenaje a la música de rock nacida en la década del 50 adquiere relevancia no solamente por las canciones que integran su contenido sino por quienes dan vida al espectáculo. Edward Murphy quien es un cantante y compositor de canciones que ha participado en numerosos conjuntos, impresiona como Carl Perkins tocando su instrumento y cantando con brío temas bien conocidos como Who do you Love, My Babe y See you Later Alligator. Por su parte Sky Seals, un artista multidisciplinario de New York, da prueba fehaciente de su capacidad de actor personificando al gran músico Johnny Cash; con su expresiva y grave voz de cantante, valiéndose de su guitarra deleita al público interpretando Sixteen Tons, Riders in the Sky y muy especialmente la emblemática canción I Walk the Line.
George Krissa encarna al mítico Elvis Presley que sin llegar a lograr la presencia carismática del Rey, no obstante lo imita adecuadamente en algunos de sus gestos, sobre todo abriendo sus piernas y contorneando su cuerpo mientras interpreta algunos de sus canciones como Memories are made of this, That’s All Right y Hound Dog. Una agradable sorpresa es la presencia de Sara Diamond, que en la ficción aparece como Dyanne la novia de Elvis, aunque en realidad su compañera había sido Marilyn Evans; en todo caso, Diamond ofrece la nota femenina del grupo aportando su encanto, simpatía y una cálida y sugestiva voz.
Dentro del conjunto merece especial distinción Christo Graham quien como Jerry Lee Lewis causa admiración en la caracterización ofrecida del renombrado pianista y compositor. Sus dotes de músico son fantásticas; además de demostrar sus habilidades pianísticas valiéndose de sus manos para tocar el instrumento, también recurre a sus pies para rematar algunos acordes; como el joven músico de espíritu entre rebelde y aniñado demuestra sus excepcionales dotes de comediante logrando cautivar al público a partir del momento que toca y entona su primera canción Real Wild Child o bien cuando lo hace con la popular melodía Great Balls of Fire. Finalmente cabe destacar la actuación de James Loye como Sam Phillips, el padrino del famoso grupo actuando como maestro de ceremonias de la velada.
La directora Lisa Rubin que ya había logrado en la temporada anterior un gran éxito con Bad Jews reafirma aquí su dominio de la escena al permitir que el espectáculo adquiera un esplendor inigualable logrando que el magnífico elenco guarde el delicado el equilibrio entre lo estrictamente musical y las escenas dialogadas que se van intercalando.
Esta producción cuenta con una lograda escenografía de Brian Dudkiewicz reproduciendo el estudio de grabación donde en su parte anterior se encuentra el sitio donde actúan los artistas y en la posterior se halla la cabina de control. No menos importante es la eficaz iluminación de Itai Erdal y la participación de David Terriault en su carácter de director musical.
Si bien el espectáculo constituye en esencia un concierto de rock utilizando como excusa el acontecimiento real descripto, el mismo deja cierto margen para pensar en lo que existe detrás de la escena. Así, la pieza indirectamente refleja el modo en que el arte se inmiscuye con los negocios, la importancia de la presencia de un promotor para dar a conocer las condiciones innatas de un artista y cómo a veces la lealtad es puesta a prueba cuando se debe optar por un camino donde los sentimientos pasan a segundo plano. Precisamente, la nota dramática de la obra, y por cierto muy bien lograda, es cuando Johnny Cash rechaza el nuevo contrato ofrecido por Sam Phillips para poder seguir su propio rumbo ahora que goza de popularidad, dejando a su mentor completamente descorazonado.
Reflexión aparte, como quedó dicho al principio de esta nota, esta pieza musical es realmente un entretenimiento de calidad superior donde sus intérpretes parecerían poseer una corriente eléctrica en sus cuerpos que emanando millones de voltios descuellan una vibrante energía que contagia de inmediato a la platea. Al final del espectáculo el elenco se fusiona con el público en la reposición de algunos de los números musicales del espectáculo dejando en su ánimo el recuerdo de una velada excepcional.
Felicitaciones a todo el equipo del Segal Centre por esta maravillosa producción.