THE COMMUNE. Dinamarca-Suecia-Holanda, 2016. Un film de Thomas Vinterberg
Thomas Vinterberg quien en su momento, fuera considerado como uno de los vanguardistas directores del cine danés, retorna con The Commune, una comedia dramática en apariencia audaz pero muy lejos de su aplaudido trabajo realizado hace casi dos décadas en The Celebration. En esta película el realizador se ha inspirado en los recuerdos de infancia cuando sus padres decidieron vivir en una comuna integrada por gente intelectual con el propósito de compartirlo todo; con todo, el relato más que traducir lo que acontece con una familia atípica durante un período en que el hipismo hizo eclosión, se bifurca en un triángulo amoroso convencional donde lo que acontece podría haber ocurrido en cualquier otro escenario sin necesidad de que necesariamente suceda en un medio comunal.
La historia se centra a mediados de la década del 70 en una zona costera al norte de Copenhague, donde el matrimonio de clase media bien avenido e integrado por Erik (Ulrich Thomsen), un profesor universitario de aproximadamente 40 años, y su esposa Anna (Trine Dyrholm), una reportera televisiva de edad similar, junto con su hija adolescente Freja (Martha Sofie Wallstrom Hanse) a fin de quebrar la rutina deciden compartir la mansión heredada por Erik con amigos y uno que otro extraño como gesto de solidaridad y amor. Sin embargo, esa utopía de libre convivencia se desploma cuando el profesor se enamora de Emma (Helene Reingaard Neumann), una de sus alumnas de 24 años, y con el visto bueno de su mujer es invitada a vivir con ellos como si se tratara de algo completamente natural; es allí que Erik deja a su esposa para llevar una vida monógama, echando por tierra la filosofía de relaciones abiertas que persigue la comunidad.
Puede entreverse que la intención de Vinterberg es haber querido mostrar cómo en el fondo personajes burgueses imbuidos del espíritu liberal de amor libre sucumben en ese propósito para demostrar una actitud decididamente conservadora. Con todo, el guión del realizador escrito con Tobias Lindhom flaquea al adoptar en gran parte un tono caricaturesco, evitando que el film alcance la seriedad pretendida frente a un contexto político sin referencia concreta; así estos personajes reunidos no realizan algo que pueda trascender más allá de bañarse desnudos en el mar, participar en comidas conjuntas o bien participar en largas discusiones. A su favor, el film cuenta con una muy buena interpretación de Dyrholm al componer un personaje excepcionalmente bien delineado al que la actriz le brinda la envergadura dramática requerida por el mismo.
En resumen, el film que aunque se deja ver, dista de convencer al resultar anecdóticamente irrelevante. Jorge Gutman