La Ambi­ción del Poder

MAC­BETH EN LA VISION DE VERDI

Para cul­mi­nar el ciclo vera­nie­go con la difu­sión de ópe­ras que fue­ron trans­mi­ti­das direc­ta­men­te des­de el MET, Cine­plex pro­yec­ta­rá en sus salas la ópe­ra Mac­beth que el públi­co de Cana­dá tuvo opor­tu­ni­dad de apre­ciar en octu­bre de 2014.

Anna Netreb­ko y Želj­ko Lucic (Foto del MET)

Esta crea­ción de Giu­sep­pe Ver­di está basa­da en la tra­ge­dia homó­ni­ma de Sha­kes­pea­re (1606) y ha sido la pri­me­ra de las ópe­ras en que el com­po­si­tor se valió del genial autor británico.

El estreno mun­dial tuvo lugar en el Tea­tro Della Per­go­la de Flo­ren­cia, en mar­zo de 1847 tenien­do en su momen­to un reso­nan­te éxi­to en toda Ita­lia. Hubo una ver­sión modi­fi­ca­da por el com­po­si­tor en 1865 que no alcan­zó la mis­ma reper­cu­sión y prác­ti­ca­men­te has­ta 1900 fue esca­sa­men­te repre­sen­ta­da. Recién, a par­tir de la cuar­ta déca­da del siglo pasa­do comen­zó a adqui­rir nue­va vigen­cia don­de recién en 1959 fue repre­sen­ta­da por pri­me­ra vez en el MET con la exce­len­te soprano Leo­nie Rysa­nek y el barí­tono Leo­nard Warren en los roles cen­tra­les acom­pa­ña­dos de Jero­me Hines y Car­lo Ber­gon­zi bajo la direc­ción del maes­tro Erich Leinsdorf.

Esta pro­duc­ción de Adrian Noble es la que se ha dado a cono­cer en 2007 y en la adap­ta­ción rea­li­za­da el direc­tor ubi­ca la acción en un lugar no espe­cí­fi­co de Esco­cia inme­dia­ta­men­te des­pués de la Segun­da Gue­rra Mun­dial don­de pre­do­mi­na un cons­tan­te esta­do de beli­co­si­dad gue­rre­ra con míni­mos atis­bos de civilidad.

En el repar­to cobra dimen­sión espe­cial la actua­ción de Anna Netreb­ko en el difí­cil rol de la maquia­vé­li­ca ase­si­na Lady Mac­beth; esta gran soprano vuel­ve a con­fir­mar que es due­ña de una gran enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca y de una esplen­do­ro­sa voz don­de se luce en varias arias, entre ellas “Vie­ni t’af­fret­ta” y “La luce lan­gue”. En cuan­to al papel titu­lar, éste estu­vo a car­go del barí­tono ser­bio Želj­ko Lucic quien ya había asu­mi­do el mis­mo per­so­na­je en la pro­duc­ción de 2007; igual­men­te el can­tan­te ha sido elo­gia­do por su dis­tin­ti­va y expre­si­va voz. El elen­co se com­ple­ta con el bajo René Pape carac­te­ri­zan­do al gene­ral Ban­quo y el tenor Joseph Calle­ja como Mac­duff, el joven noble que ter­mi­na matan­do a Macbeth.

La direc­ción musi­cal estu­vo a car­go del maes­tro Fabio Lui­si. Los deco­ra­dos y el dise­ño del ves­tua­rio per­te­ne­cen a Mark Thom­pson.  La ópe­ra es can­ta­da en su ver­sión ori­gi­nal ita­lia­na con sub­tí­tu­los en inglés y será exhi­bi­da el 24 de Agos­to de 2017. Para infor­ma­ción sobre los cines cana­dien­ses que pre­sen­ta­rán el espec­tácu­lo y sus res­pec­ti­vos hora­rios loca­les pre­sio­ne aquí.

Un home­na­je a Stan Lee

UNA VIDA LEGENDARIA

Stan­ley Mar­tin Lie­ber , cono­ci­do como Stan Lee es un escri­tor esta­dou­ni­den­se y ex jefe edi­tor de Mar­vel Comics que se ha des­ta­ca­do por haber crea­do per­so­na­jes popu­la­res del mun­do del comic como lo han sido Spi­der Man, Hulk , Iron Man, X‑Men, Los 4 Fan­tás­ti­cos, Thor y Doc­tor Stran­ge, entre otros super­hé­roes, don­de en la mayo­ría de los casos tuvo como cola­bo­ra­do­res a los dibu­jan­tes Ste­ve Dit­ko y Jack Kirby. Su tra­ba­jo fue fun­da­men­tal para expan­dir Mar­vel Comics de una peque­ña empre­sa publi­ci­ta­ria a una gigan­tes­ca cor­po­ra­ción mul­ti­me­dia. Es así que aún en la actua­li­dad, los cómics de Mar­vel se carac­te­ri­zan por indi­car “Stan Lee Pre­sen­ta” en los anun­cios de presentación.

Por la impor­tan­te con­tri­bu­ción rea­li­za­da a la cul­tu­ra popu­lar, a los 94 años de edad Stan Lee será home­na­jea­do en el Tea­tro Saban de Los Ange­les en un even­to espe­cial deno­mi­na­do Extra­or­di­nary Stan Lee que será trans­mi­ti­do via saté­li­te a los cines de Esta­dos Uni­dos y Canadá.

Tenien­do como anfi­trión a Chris Hard­wick este even­to per­mi­ti­rá ofre­cer una mira­da nos­tál­gi­ca a la vida de este ícono, des­de su infan­cia en Brooklyn, pasan­do por su pri­mer tra­ba­jo pro­fe­sio­nal has­ta cul­mi­nar en el suce­so que goza en la actua­li­dad. Varias cele­bri­da­des esta­rán pre­sen­tes para tal oca­sión, inclu­yen­do a Chan­ning Tatum, Zoe Sal­da­na, Tom Ber­ge­ron, Michael Roc­ker, el cele­bra­do artis­ta del comic book Todd McFar­la­ne y muchos otros artis­tas más que agra­de­ce­rán al home­na­jea­do a tra­vés de seg­men­tos retros­pec­ti­vos que refle­ja­rán el modo en que Lee ha influi­do e ins­pi­ra­do a nume­ro­sas per­so­nas en sus tra­ba­jos crea­ti­vos. El espec­tácu­lo asi­mis­mo pre­sen­ta­rá fotos per­so­na­les y videos case­ros que has­ta la fecha no se habían difun­di­do. Los faná­ti­cos de esta figu­ra legen­da­ria ten­drán la opor­tu­ni­dad de tui­tear­le pre­gun­tas directamente.

https://www.youtube.com/watch?v=wBX4sYmZlLk&feature=youtu.be

La trans­mi­sión será efec­tua­da el mar­tes 22 de agos­to a las 18h00 (hora del Pací­fi­co). Para infor­ma­ción adi­cio­nal rela­ti­va a este even­to así como los cines de CINE­PLEX que habrán de difun­dir­lo en Cana­dá y los hora­rios loca­les corres­pon­dien­tes, pre­sio­ne aquí.

Una Huma­na Partera

SAGE FEM­ME / THE MID­WI­FE. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Mar­tin Provost

Habien­do deja­do tan gra­tos recuer­dos con Séraphi­ne (2008) ‑dis­tin­gui­do con 7 César- y Vio­let­te (2013), el exce­len­te direc­tor galo vuel­ve a hacer­se pre­sen­te con otro bello film don­de ade­más de haber­se ubi­ca­do detrás de la cáma­ra tam­bién es el autor del libre­to. Ade­más de una pues­ta escé­ni­ca irre­pro­cha­ble, la cali­dad de Sage Fem­me es igual­men­te debi­da a la des­ta­ca­da actua­ción de Cathe­ri­ne Frot y Cathe­ri­ne Deneuve.

Cathe­ri­ne Deneu­ve y Cathe­ri­ne Frot

En la pri­me­ra esce­na se con­tem­pla a Clai­re (Frot), quien desem­pe­ñán­do­se como par­te­ra en una clí­ni­ca que se preo­cu­pa huma­na­men­te de sus enfer­mos está ayu­dan­do a una mamá a dar a luz a su bebé. Esta abne­ga­da mujer de apro­xi­ma­da­men­te 50 años se encuen­tra satis­fe­cha en su tra­ba­jo ade­más de ser muy esti­ma­da por quie­nes allí la rodean. De su vida pri­va­da sólo se sabe que es una madre apa­ren­te­men­te sol­te­ra don­de su hijo Simón (Quen­tin Dol­mai­re) le anun­cia que aban­do­na los estu­dios de medi­ci­na a los que esta­ba abo­ca­do y que pron­to la con­ver­ti­rá en abue­la. Aun­que este joven no apa­re­ce más en el rela­to, este per­so­na­je es mera­men­te anec­dó­ti­co sin que afec­te el obje­ti­vo cen­tral de la historia.

El nudo de la tra­ma se pro­du­ce cuan­do Clai­re reci­be en su con­tes­ta­dor tele­fó­ni­co la voz de una mujer de la cual no tenía nin­gu­na noti­cia por más de tres déca­das. Se tra­ta de Bea­tri­ce (Deneu­ve) quien habien­do sido el gran amor de su padre Antoi­ne, lo aban­do­nó repen­ti­na­men­te sin dejar hue­lla algu­na. Des­pués del lar­go tiem­po trans­cu­rri­do, la recién lle­ga­da desea encon­trar­lo para trans­mi­tir­le una impor­tan­te noti­cia y le pide a Clai­re que lo ayu­de a ubi­car­lo, sin saber que Antoi­ne murió inme­dia­ta­men­te des­pués de haber sido deja­do por Beatrice.

El reen­cuen­tro ini­cial entre las dos muje­res adquie­re una espe­cial ten­sión por­que Clai­re guar­da un pro­fun­do resen­ti­mien­to con su inter­lo­cu­to­ra. Para no des­es­ti­mu­lar el inte­rés del poten­cial espec­ta­dor, no se reve­la­rá la razón de la ani­mo­si­dad de la par­te­ra hacia Bea­tri­ce como tam­po­co los moti­vos que han impul­sa­do a esta mujer por que­rer ubi­car a su ex aman­te. Lo cier­to es que a lo lar­go del rela­to se irán ate­nuan­do las aspe­re­zas ini­cia­les sur­gien­do a la pos­tre un lazo afec­ti­vo entre ellas.

La his­to­ria, aun­que hábil­men­te urdi­da, podría pres­tar­se para un melo­dra­ma lacri­mó­geno pero no es así. Pro­vost, ade­más de pro­veer al rela­to de un dina­mis­mo efi­cien­te con un tono opti­mis­ta, logró una exce­len­te com­pli­ci­dad entre Froth y Deneu­ve en la carac­te­ri­za­ción de sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes, com­ple­ta­men­te opues­tos. La vete­ra­na Deneu­ve ‑ícono del cine fran­cés- com­po­ne mag­ní­fi­ca­men­te a la dama de edad madu­ra y de espí­ri­tu ale­gre que encuen­tra pla­cer dis­fru­tan­do de la bue­na comi­da en res­tau­ran­tes sofis­ti­ca­dos con ade­cua­dos vinos de acom­pa­ña­mien­to, y que aho­ra en un momen­to cru­cial de su vida tra­ta de encon­trar el camino de la reden­ción a tra­vés de Clai­re. Por su par­te, Froth ‑que magis­tral­men­te se lució en Mar­gue­ri­te (2015) obte­nien­do el César a la mejor actriz del año– vuel­ve a demos­trar su gran talen­to encar­nan­do a la reca­ta­da y huma­na matro­na, que encon­tra­rá algo que apren­der de Beatrice.

En un papel de apo­yo se dis­tin­gue Oli­vier Gour­met quien ofre­ce gran sim­pa­tía ani­man­do a un sen­si­ble camio­ne­ro madu­ro que cor­te­jan­do a Clai­re des­pier­ta en ella la posi­bi­li­dad de esta­ble­cer una rela­ción sen­ti­men­tal des­pués de lar­go tiem­po de no haber dis­fru­ta­do de com­pa­ñía masculina.

Como nota al mar­gen resul­ta emo­ti­vo saber que el direc­tor dedi­ca esta entra­ña­ble come­dia dra­má­ti­ca a la par­te­ra que le sal­vó su vida en el momen­to de nacer. Jor­ge Gutman

La Cus­to­dia de un Hijo

MENASHE. Esta­dos Uni­dos-Israel, 2017. Un film de Joshua Z. Weinstein.

El esfuer­zo de un padre por man­te­ner la cus­to­dia de su hijo es el tema de Menashe, un con­mo­ve­dor dra­ma de Joshua Z. Weins­tein ambien­ta­do en la popu­lo­sa comu­ni­dad judía ultra orto­do­xa de Brooklyn.

La his­to­ria se cen­tra en Menashe (Menashe Lus­tig), un inte­gran­te de la comu­ni­dad men­cio­na­da que hace un año per­dió a su mujer y es padre de Reiven (Ruben Nobors­ki), un menor de 10 años a quien mucho quie­re. Este humil­de indi­vi­duo que tra­ba­ja en un alma­cén de comes­ti­bles de la zona per­ci­bien­do un magro sala­rio no tie­ne inten­ción algu­na de vol­ver unir su vida con otra mujer y lo que más desea es que el niño siga vivien­do con él; sin embar­go hay un impor­tan­te obs­tácu­lo que lo impi­de. Según las reglas estric­tas de la comu­ni­dad ultra reli­gio­sa que sigue los pre­cep­tos de la Torah (ley judía), es nece­sa­rio que vuel­va a casar­se para que de este modo pue­da pro­crear más hijos, el niño cuen­te con un padre y una madre y ade­más pue­da seguir per­ma­ne­cien­do en la escue­la reli­gio­sa a la que asis­te. Mien­tras tan­to, el menor resi­de en la casa de la fami­lia de su cuña­do Eizik (Yoel Weisshaus), don­de los encuen­tros entre Menashe y aquél dis­tan de ser ami­ga­bles debi­do a las dis­cu­sio­nes que sur­gen por la tenen­cia de Reiven.

Fren­te a la situa­ción plan­tea­da, el rabino de la sina­go­ga (Meyer Sch­wartz) que cons­ti­tu­ye la auto­ri­dad reli­gio­sa, dic­ta­mi­na una solu­ción tran­si­to­ria; la mis­ma per­mi­te que el viu­do y su hijo con­vi­van por una sema­na con el com­pro­mi­so de que duran­te ese lap­so el hom­bre cam­bie de idea y acep­te con­traer matri­mo­nio ‑obvia­men­te arre­gla­do-; de este modo, podrá reco­brar la cus­to­dia defi­ni­ti­va de Reiven.

Con­tan­do con un elen­co don­de la mayo­ría de sus miem­bros no son pro­fe­sio­na­les y per­te­ne­cen a la con­gre­ga­ción, el direc­tor logra un cli­ma de admi­ra­ble auten­ti­ci­dad; en tal sen­ti­do, gran par­te del méri­to se debe a la par­ti­ci­pa­ción pro­ta­gó­ni­ca de Lus­tig quien real­men­te es un judío jasí­di­co y su per­so­na­je está leja­na­men­te basa­do en su pro­pia expe­rien­cia. Otro aspec­to impor­tan­te es que a tra­vés del con­flic­to plan­tea­do, Weins­tein obtie­ne el mejor par­ti­do para des­cri­bir el modo de vida, cos­tum­bres y cul­tu­ra de un mun­do sumer­gi­do total­men­te en la prác­ti­ca reli­gio­sa con nor­mas esta­ble­ci­das impo­si­bles de ser alte­ra­das; dada esa stiua­ción Menashe debe deci­dir si aca­ta las reglas ances­tra­les esta­ble­ci­das por la sina­go­ga ultra orto­do­xa a la que per­te­ne­ce o la aban­do­na. En el cua­dro expues­to, el direc­tor no juz­ga ni cri­ti­ca la con­duc­ta de sus per­so­na­jes ni tam­po­co tie­ne como obje­ti­vo mos­trar o expli­car cómo es com­pa­ti­ble la con­vi­ven­cia de esta comu­ni­dad regi­da por sus pro­pios prin­ci­pios con el res­to de la pobla­ción neoyorkina.

Weins­tein logró un film muy bien narra­do e inves­ti­do de gran huma­ni­dad que per­mi­te al espec­ta­dor invo­lu­crar­se ple­na­men­te en el mis­mo; así, en for­ma sen­ci­lla y con autén­ti­ca emo­ción ‑espe­cial­men­te en el lazo afec­ti­vo que une a Menashe con Reiven‑, el cineas­ta con­si­gue cap­tar la total adhe­sión de la audien­cia. Para con­cluir cabe acla­rar que el film es habla­do en idish, idio­ma exclu­si­vo uti­li­za­do por los inte­gran­tes de esta con­gre­ga­ción, con la sola excep­ción de esca­sos diá­lo­gos en inglés y en espa­ñol. Jor­ge Gutman

Una Pica­res­ca Historia

THE LITTLE HOURS.  Cana­dá-Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Jeff Baena

Para ésta, su ter­ce­ra pelí­cu­la, el direc­tor y guio­nis­ta Jeff Bae­na se ins­pi­ró en algu­nas de las his­to­rias que con­for­man El Deca­me­rón del gran escri­tor y huma­nis­ta ita­liano Gio­van­ni Boc­cac­cio (1313 – 1375), Esta obra escri­ta en 1353 está con­fi­gu­ra­da por bre­ves rela­tos en don­de su autor abor­da, entre otros temas, el del amor adop­tan­do con inge­nio­si­dad un tono eró­ti­co mez­cla­do con des­me­su­ra­da joco­si­dad. Eso es lo que se pue­de apre­ciar en The Little Hours, una come­dia medie­val don­de excén­tri­cas mon­jas tie­nen difi­cul­tad en poder man­te­ner su voto de castidad.

Dave Fran­co y Aubrey Plaza

La acción trans­cu­rre 1347 en un con­ven­to de Ita­lia diri­gi­do por el padre Tom­mas­so (John C. Reilly) y la madre supe­rio­ra Marea (Molly Shan­non). Al comen­zar el rela­to se sale al encuen­tro de Ales­san­dra (Ali­son Brie), Fer­nan­da (Aubrey Pla­za) y Gine­vra (Kate Micuc­ci), tres atí­pi­cas jóve­nes reli­gio­sas que allí habi­tan y quie­nes no están imbui­das de una pro­fun­da fe como para vivir enclaus­tra­das; así lo demues­tra Ales­san­dra quien aguar­da que su padre (Paul Reiser) la ayu­de para que pue­da casarse.

La his­to­ria cobra impul­so cuan­do Mas­se­to (Dave Fran­co), un sir­vien­te que tra­ba­ja en un cas­ti­llo cer­cano, es pes­ca­do in fra­gan­ti por su patrón Dave (Nick Offer­man) en momen­tos en que le hace el amor a su mujer (Lau­ren Weed­man), una dama com­ple­ta­men­te insa­tis­fe­cha en su matri­mo­nio. Esca­pán­do­se pre­ci­pi­ta­da­men­te logra refu­giar­se en el con­ven­to don­de el padre Tom­mas­so, con­mi­se­rán­do­se de él, le ofre­ce tra­ba­jo como jar­di­ne­ro; para ello le impo­ne la con­di­ción de simu­lar ser sor­do­mu­do y de man­te­ner el menor con­tac­to posi­ble con las per­so­nas que resi­den en el claustro.

De lo ante­di­cho no resul­ta sor­pren­den­te com­pro­bar que la pre­sen­cia varo­nil de Mas­set­to incen­ti­va­rá las emo­cio­nes repri­mi­das de las mon­jas que sin­tién­do­se atraí­das hacia él ter­mi­na­rán sedu­cién­do­lo sexual­men­te e inclu­so lo indu­ci­rán a par­ti­ci­par en un ména­ge a trois. La come­dia alcan­za ribe­tes de far­sa cuan­do se apre­cia que algu­nas de estas her­ma­nas están invo­lu­cra­das en magia negra y no son rea­cias a las dro­gas. A todo ello, y para com­pli­car aún más la situa­ción, lle­ga de visi­ta un obis­po (Fred Armi­sen) que escan­da­li­za­do por lo que ocu­rre en el con­ven­to con­de­na a las reli­gio­sas pecadoras.

Que­da cla­ro que el film de nin­gún modo pre­ten­de brin­dar men­sa­je alguno ni tam­po­co inten­ta cri­ti­car el com­por­ta­mien­to de los mora­do­res de la Igle­sia; el úni­co pro­pó­si­to es el de diver­tir ame­na­men­te y en tal sen­ti­do logra su cometido.

Con un muy efi­caz elen­co y la ágil rea­li­za­ción de Bae­na que sabe cómo obte­ner momen­tos deci­di­da­men­te hila­ran­tes, el públi­co asis­te a un refres­can­te diver­ti­men­to luná­ti­co don­de que­da refle­ja­do el pers­pi­caz humor que Boc­cac­cio supo impri­mir a sus céle­bres cuen­tos. Jor­ge Gutman