SUBURBICON. Estados Unidos, 2017. Un film de George Clooney
Este film de George Clooney comprende dos historias diferenciadas pero que tienen en común el lugar donde transcurren. Se trata de Suburbicón, un barrio de ficción residencial surgido en 1947 y que ahora, en 1959, alberga a 60 mil habitantes de raza blanca; el prólogo a través de un corto animado invita al potencial comprador de vivienda a hacerlo en ese paraíso idílico.
Cuando en la primera escena el portero de la zona entrega una carta a su destinatario se asombra de comprobar que sus dueños son una familia negra recién llegada al lugar integrado por el matrimonio Meyer (Karimah Westbrook y Leith M. Burke) y su hijo Andy (Tony Espinosa) de 12 años. Hasta aquí, todo hace presumir que se está frente a otro documento incriminatorio acerca de la discriminación racial en un ambiente de vecinos blancos prejuiciosos que no pueden dar crédito que alguien de diferente color venga a alterar el orden “normal” existente.
De inmediato Clooney, basándose en un antiguo guión escrito por Joel y Ethan Coen, ubica la acción en una vivienda vecina donde habita la familia Lodge, donde el espectador asiste a un relato de diferente naturaleza. En esa residencia habita Gardner Lodge (Matt Damon), un ejecutivo financiero de una importante compañía, su esposa Rose (Julianne Moore), quien se encuentra inválida en silla de ruedas como consecuencia de haber sufrido un grave accidente, su hermana gemela Margaret (igualmente caracterizada por Julianne Moore) y el preadolescente Nicky (Noah Jupe), hijo del matrimonio. El disparador de esta historia se produce en mitad de la noche cuando dos matones sadistas (Glenn Flescher y Alex Hassell) irrumpen en la casa; después de aterrorizar a sus moradores, los atan y con el cloroformo que tienen a mano los dejan inconscientes. El incidente termina dramáticamente debido a que Rose no llega a recuperarse y finalmente muere.
Lo descripto transcurre en los primeros 10 minutos de metraje pero lo que sigue a continuación resulta indiscreto relatar; solo basta anticipar que los impredecibles hechos que se van sucediendo van configurando un relato de horror que mucho se asemeja al cine negro de la década del 40 como así también no llega a sorprender que también remite en parte a algunos de los filmes de los hermanos Coen.
Casi en el tramo final, la acción pasa nuevamente a enfocar a los Meyer. Es allí que se revela a el verdadero rostro de Suburbicon, ese suburbio ideal que tras su fachada tranquila y placentera va desnudando el odio racial explotando furiosamente contra la familia afroamericana que allí osó constituir su hogar. Esta diferente historia pertenece a George Clooney y Gran Heslov, los otros dos guionistas del filme, quienes se inspiraron en el vía crucis experimentado por la familia negra de William y Daisy Meyers y sus tres pequeños hijos cuando en agosto de 1957 llegaron a vivir en Levittown, estado de Pensilvania, y fueron recibidos con una ola de amenazas de muerte y epítetos raciales.
Aunque las dos historias relatadas no se encuentran fluidamente fusionadas, de todos modos el film capta el interés del público por la sorpresas que se van generando sin que se pueda predecir lo que sobrevendrá a medida que transcurre la acción. Pero lo más importante es la ilustración de la segregación racial en apacibles barrios blancos de los años 50 y que lamentablemente, aunque en menor grado, aún persiste en la actualidad; en tal sentido valdría recordar los lamentables acontecimientos raciales que ocurrieron en Charlottesville, estado de Virginia, en agosto pasado cuando una marcha nazi concluyó con dramáticos incidentes entre blancos supremacistas y grupos antirracistas.
Más allá de las observaciones señaladas, Clooney ofrece un film que se distingue por su elegante estilo, por su eficaz suspenso y por su crítica social. En su elenco se aprecia la destacada actuación de Matt Damon, Noah Jupe y Oscar Isaac quien en un breve rol caracteriza a un sagaz inspector de una compañía de seguros. Jorge Gutman
.