Crónica de Jorge Gutman
WILSON CHANTE MONTAND. – Intérprete: Lambert Wilson — Dirección Escénica: Christian Schiaretti –- Dirección Musical y Arreglos: Bruno Fontaine — Iluminación: Tony Weber – Músicos: Bruno Fontaine, Pierre-Alain Tocanier, Christophe Wallemme, Armance Quero, Roland Pinsard, Baptiste Germser – Duración: 2 horas, sin entreacto. Representaciones: Hasta el 5 de noviembre de 2017 en el Théâtre du Nouveau Monde (www.tnm.qc.ca)
Después de haber efectuado una exitosa gira en Francia, el talentoso actor francés Lambert Wilson llegó a Montreal para presentar el mismo espectáculo donde rinde un emotivo tributo al recordado actor y cantante Yves Montand a 26 años de su deceso.
Reviviendo la personalidad de Montand a través de su repertorio musical, Wilson no se contentó con interpretar únicamente sus canciones predilectas sino que al mismo tiempo insertó poemas escritos por el renombrado escritor Jorge Semprún, uno de sus grandes amigos. De este modo lo que se contempla es un original y valioso espectáculo de teatro musical.
A partir del momento en que el comediante hace su aparición en el escenario logra impresionar vivamente interpretando La Grande Cité, la primera de un total de 26 canciones. De inmediato comienza a contar la vida de Ivo Livi, el verdadero nombre de Yves Montand, nacido en Toscana en el hogar de una familia humilde que emigró de Italia a Francia, a los pocos años de su nacimiento; es allí donde se refiere a las primeras experiencias atravesadas en el país adoptado en su condición de inmigrante. La historia proseguirá narrándose entre cada canción donde Wilson con vehemente pasión y envidiable entusiasmo transmite palpitante emoción a la platea que lo observa.
Con su presencia carismática que en mucho se asemeja a la de Montand, Wilson confirma que además de excelente actor de cine es también un afianzado vocalista reflejado en la claridad de su timbre vocal y su perfecta dicción. Entre otros clásicos, se luce cantando La Bicyclette, Ā Paris, Le Temps des cerises, Les Feuilles mortes, así como algunos temas no muy conocidos como Sanguine, composición de Henri Crolla y Jacques Prévert, y Casse-tête, compuesto por r Gébé y Philippe-Gérard. A través de sus gestos, desplazamientos, pasos de baile y adecuados brincos para resaltar la letra contenida en las diferentes melodías, el tour de force del actor es sorprendente, teniendo en cuenta que permanece en escena durante dos horas ininterrumpidas; a lo largo del mismo su histrionismo permite que en todo momento exista una total empatía entre él y la audiencia.
A los logros de Wilson debe agregarse la muy buena puesta escénica de Christian Schiaretti quien contribuyó para que este evento cobre notable fluidez. Igualmente importante es la contribución del director musical Bruno Fontaine quien con sus arreglos permite que la música adopte la modalidad del jazz; además, como excelente pianista integra un conjunto con otros cinco instrumentistas logrando que su banda musical adquiera la fuerza de una pequeña orquesta sinfónica.
Conclusión: Con sencillez y sofisticación al mismo tiempo, el público asiste a un jubiloso espectáculo poético musical, donde Wilson, sin imitarlo, revive de manera impecable al inolvidable Montand.
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