GLORY. Bulgaria-Grecia, 2016. Un film de Kristina Grozeva y Petar Valchanov
Las injusticias socio económicas existentes en la Bulgaria post comunista así como la corrupción e inmoralidad prevalecientes en ciertos sectores de la esfera política es lo que se aprecia en Glory, un muy buen film de los directores Kristina Grozeva y Petar Valchanov.
La historia concebida por los realizadores y escrita conjuntamente con Decho Taralezhkov, basada en un episodio acontecido en Bulgaria cierto tiempo atrás, presenta a Tsanko (Stefan Denolyubov) un humilde trabajador tartamudo que desde hace más de dos décadas se desempeña como ferroviario en una zona rural del país. A pesar de ganar un mísero salario, él no se adhiere a las tácticas adoptadas por algunos de sus compañeros que se apropian del combustible utilizado en el trabajo a fin de incrementar sus ingresos. Un día, en uno de los recorridos habituales que efectúa como controlador de las vías férreas, encuentra un paquete con una millonaria suma de dinero y de inmediato entrega su contenido a la policía. Ese acto de probidad moral es aprovechado políticamente por el Ministerio de Transporte que para ocultar algunas de sus fechorías, como la nefasta compraventa de vagones que está realizando, desea distraer la atención pública tratando de resaltar la imagen de Tsanko. Eso está inteligentemente implementado por Julia (Margita Gosheva), la jefa del departamento de comunicaciones del ministerio, quien al difundir la noticia permite que el honesto hombre adquiera la fama de un héroe nacional. Inmediatamente es invitado a viajar a Sofia, la capital de Bulgaria, para una conferencia de prensa donde en un acto oficial recibe las felicitaciones del ministro. Además es obsequiado con un reloj digital de tecnología avanzada que debe lucirlo públicamente frente a las cámaras que lo estarán enfocando. Para ello, previamente Julia le pide que le entregue el que lleva puesto, con la promesa de que después de la ceremonia le será devuelto. Cabe aclarar, que su viejo reloj tiene para el homenajeado un importante valor sentimental porque fue un regalo que su difunto padre le había dedicado con una inscripción contenida en su parte trasera.
El intento desesperado de poder recuperar su reloj frente a una imperturbable burocracia que se lo impide, así como algunas de las declaraciones que un sagaz periodista de la televisión (Milko Lazarov) le sonsaca al ingenuo Tsanko donde se pone en evidencia la depravación del ministerio, tendrá para él serias consecuencias. De este modo, después de haber vivido su minuto de gloria, ambas situaciones convergen para que este incorruptible trabajador se convierta en un pobre desgraciado que además de sentirse humillado por su involuntaria tartamudez, es obligado a desdecirse públicamente de sus declaraciones a fin de evitar males mayores que lo puedan victimizar.
Esta tragicomedia no exenta de humor negro está muy bien articulada contando con el apoyo de un inteligente guión que felizmente evita caricaturizar a sus personajes, eso se complementa con una excelente actuación donde ampliamente se destacan Denolyubov y Gosheva. Si alguna moraleja cabe desprender de esta historia es que en un medio social donde los valores morales dejan poco que desear parecería preferible ocultar la verdad si se quiere salvar el pellejo. Jorge Gutman