Un Últi­mo Viaje

THE LEI­SU­RE SEE­KER. Ita­lia-Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film de Pao­lo Virzi

En su pri­mer film habla­do en inglés, el direc­tor ita­liano Pao­lo Vir­zi, ofre­ce en The Lei­su­re See­ker una come­dia dra­má­ti­ca pro­ta­go­ni­za­da por Donald Suther­land y Helen Mirren.

Donald Suther­land y Helen Mirren

El guión de Vir­zi, Stephen Ami­don, Fra­ces­ca Archi­bu­gi y Fran­ces­co Pic­co­lo, basa­do en la nove­la homó­ni­ma de Michael Zadoo­rian, se cen­tra en un matri­mo­nio de ancia­nos frá­gi­les de salud que tra­tan de res­ca­tar el tiem­po que les res­ta de vida para rea­li­zar una sin­gu­lar aven­tu­ra a tra­vés de los Esta­dos Uni­dos. El espí­ri­tu que ani­ma a la his­to­ria es cier­ta­men­te emo­cio­nal y sus dos gran­des intér­pre­tes tra­tan de infun­dir­le el máxi­mo rea­lis­mo posi­ble a pesar de que el film no alcan­za a satis­fa­cer como debiera

La acción que trans­cu­rre en el verano de 2016 comien­za cuan­do Will (Chris­tian McKay), el adul­to hijo de John (Suther­land) y Ella (Mirren) al lle­gar a la casa de sus padres en Mas­sa­chu­setts des­cu­bre que ellos no se encuen­tran allí como tam­po­co está en el gara­je el vehícu­lo de que dis­po­nen; preo­cu­pa­dí­si­mo, él se comu­ni­ca con su her­ma­na Jane (Janel Molo­ney) para deci­dir cuál será la acti­tud a adop­tar tenien­do en cuen­ta que su padre se encuen­tra en los pri­me­ros esta­dios de Alzhei­mer y su madre pade­ce de una gra­ve enfer­me­dad. En la pró­xi­ma esce­na se ve a John y Ella muy feli­ces y des­preo­cu­pa­dos quie­nes con su cara­va­na se diri­gen rum­bo al sur con la inten­ción de lle­gar has­ta Flo­ri­da. Como John ha sido un emi­nen­te pro­fe­sor de lite­ra­tu­ra y gran apa­sio­na­do de Ernest Heming­way, el pro­pó­si­to es visi­tar la casa en Key West don­de el renom­bra­do escri­tor vivió duran­te 9 años.

En pri­mer lugar, cual­quier racio­ci­nio lógi­co debe ser deja­do de lado en la medi­da que Ella no se opo­ne a que su mari­do en su esta­do de demen­cia senil con­duz­ca el vehícu­lo en la ruta ponien­do en peli­gro sus vidas en más de una opor­tu­ni­dad. En lo que con­cier­ne al desa­rro­llo del film, el mis­mo está estruc­tu­ra­do como un road movie; a lo lar­go del via­je estos ancia­nos cono­ce­rán a otras per­so­nas que acam­pan en el camino como así tam­bién habrá una ex alum­na de John que gra­ta­men­te lo encuen­tra en una para­da del reco­rri­do des­ta­can­do que siem­pre lo recuer­da como el bri­llan­te cate­drá­ti­co que ha sido. Otros even­tos inclu­yen el atro­pe­llo de dos delin­cuen­tes que en la ruta quie­ren asal­tar a la pare­ja robán­do­les sus per­te­nen­cias pero que gra­cias a la valen­tía de Ella ame­na­zán­do­les con un fusil no logra­rán su pro­pó­si­to. La con­fu­sión y pér­di­da de memo­ria de John hará que en un alto del camino deje a su espo­sa aban­do­na­da; en otra, se verá a este hom­bre ideo­ló­gi­ca­men­te liga­do al par­ti­do demó­cra­ta par­ti­ci­pan­do sin saber­lo en una mar­cha rea­li­za­da por los par­ti­da­rios del can­di­da­to Trump como presidente.

Las dolen­cias que de dis­tin­ta natu­ra­le­za afec­tan al matri­mo­nio cons­ti­tu­yen aquí una excu­sa para la narra­ción de una his­to­ria bien inten­cio­na­da pero al estar pla­ga­da de cli­sés y de situa­cio­nes poco vero­sí­mi­les afec­tan su serie­dad; a todo ello, la rea­li­za­ción poco inven­ti­va de Vir­zi care­ce de la fres­cu­ra y espon­ta­nei­dad que él ha sabi­do impri­mir en ante­rio­res tra­ba­jos para el cine.

Este film des­plie­ga una vez más el his­trio­nis­mo de Suther­land y Mirren quie­nes vuel­ven a actuar jun­ta­men­te des­pués de haber­lo hecho por pri­me­ra vez en Bethu­ne, The Making of a Hero (1990). En este caso trans­mi­ten el pro­fun­do sen­ti­mien­to que ani­ma a un matri­mo­nio des­pués de haber vivi­do jun­tos a lo lar­go de la mayor par­te de su exis­ten­cia, brin­dan­do así momen­tos de hones­ta ter­nu­ra e intimidad.

Sin mayo­res sor­pre­sas, excep­to un final ines­pe­ra­do que evi­den­te­men­te no se habrá de deve­lar, el film se deja ver fun­da­men­tal­men­te por las mara­vi­llo­sas actua­cio­nes de Suther­land y Mirren. Jor­ge Gutman