Tehe­rán al Desnudo

TEH­RAN TABOO. Ale­ma­nia-Aus­tria, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Ali Soozandeh

Un valien­te retra­to de la com­ple­ji­dad social exis­ten­te en la capi­tal de Irán es lo que Ali Soo­zan­deh logra en su ópe­ra pri­ma Teh­ran Taboo. A tra­vés de tres narra­ti­vas el espec­ta­dor con­tem­pla la pro­li­fe­ra­ción de tabúes sexua­les exis­ten­tes en la islá­mi­ca repú­bli­ca regi­da por autó­cra­tas fun­da­men­ta­lis­tas, entre ellos la con­di­ción de la mujer en mate­ria sexual, la corrup­ción, la pros­ti­tu­ción y la dro­ga, den­tro de un mar­co de estric­tas leyes religiosas.

Aun­que mucho de lo que aquí se pre­sen­cia ya ha sido ilus­tra­do por el cine en ante­rio­res opor­tu­ni­da­des, lo que dis­tin­gue a este film es su cru­da fran­que­za de lo que acon­te­ce en Tehe­rán expo­nien­do esce­nas que real­men­te sor­pren­de­rán al espec­ta­dor; para evi­tar que los acto­res invo­lu­cra­dos fue­sen obje­to de seve­ras crí­ti­cas, el rea­li­za­dor recu­rrió a la téc­ni­ca de ani­ma­ción rotos­có­pi­ca don­de los ros­tros de los acto­res en vivo son redi­bu­ja­dos a tra­vés de computadores.

En uno de los rela­tos se obser­va a Babak (Arash Maran­di), un joven músi­co que tra­ta de con­se­guir el dine­ro nece­sa­rio para que Don­ya (Negar Mona Ali­za­deh), la chi­ca de 18 años que cono­ció cir­cuns­tan­cial­men­te y a quien des­vir­gó, pue­da ver su himen recons­trui­do con ayu­da médi­ca; eso es vital a fin de que a pocos días de su casa­mien­to el novio de Don­ya no lle­gue a des­cu­brir este gra­ve des­liz. A tra­vés de este epi­so­dio que­da en cla­ro la des­gra­cia que entra­ña para una mujer no casa­da man­te­ner libre­men­te una rela­ción sexual.

Otra his­to­ria del film se refie­re a Pari (Elmi­ra Rafi­za­deh), una mujer mono­pa­ren­tal que para ganar­se la vida se desem­pe­ña como pros­ti­tu­ta; así en la pri­me­ra cru­da esce­na del film se la ve prac­ti­can­do la fela­ción con un hom­bre en su coche. Curio­sa­men­te cuan­do ella inten­ta obte­ner de un juez (Hasan Ali Mete) la fir­ma de los pape­les de divor­cio con un hom­bre dro­ga­dic­to que se encuen­tra en pri­sión, el alto magis­tra­do de la Cor­te Revo­lu­cio­na­ria Islá­mi­ca está dis­pues­to a satis­fa­cer su deseo siem­pre y cuan­do ella acep­te ser su concubina.

La ter­ce­ra narra­ti­va enfo­ca a los veci­nos de Pari en el edi­fi­cio don­de ella vive con su hiji­to; ella se vin­cu­la con Sara (Zara Amir Ebrahi­mi), una mujer casa­da con Moh­sen, (Ali­re­za Bay­ram) que está aguar­dan­do su pri­mer hiji­to. Sin embar­go, el matri­mo­nio dis­ta de ser feliz, en la medi­da que Sara anhe­la con­se­guir un tra­ba­jo que le per­mi­ta adqui­rir su inde­pen­den­cia y no seguir vivien­do con sus sue­gros, mien­tras que su mari­do desea que ella se desem­pe­ñe exclu­si­va­men­te como ama de casa.

A tra­vés de su pri­mer lar­go­me­tra­je el direc­tor sor­pren­de con su madu­rez al haber cons­trui­do un dra­ma que des­te­lla por su nota­ble vero­si­mi­li­tud. Al ofre­cer una visión hones­ta sobre la vida de Tehe­rán ilus­tran­do cómo que­da afec­ta­da la gen­te vivien­do bajo un régi­men reli­gio­so auto­ri­ta­rio y cas­tra­dor, Soo­zan­deh efec­túa una crí­ti­ca social que impac­ta al espec­ta­dor. Jor­ge Gutman