Con Amor, Simon

LOVE, SIMON. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Greg Berlanti

Fres­co aún con el Oscar que reci­bió Una Mujer Fan­tás­ti­ca a la mejor pelí­cu­la extran­je­ra, como así tam­bién Call Me by Your Name por el mejor guión adap­ta­do, lle­ga aho­ra Love Simon, otra pelí­cu­la abor­dan­do la orien­ta­ción sexual dife­ren­te. El rea­li­za­dor Greg Ber­lan­ti narra las peri­pe­cias de un ado­les­cen­te homo­se­xual en pro­cu­ra de amor y com­pren­sión; la for­ma sen­si­ble de la narra­ción per­mi­te que esta román­ti­ca his­to­ria esté diri­gi­da a todo tipo de públi­co y no limi­ta­da úni­ca­men­te a los espec­ta­do­res de la comu­ni­dad gay.

Nick Robin­son

Ber­lan­ti valién­do­se de la adap­ta­ción rea­li­za­da por Eli­za­beth Ber­ger e Isaac Apta­ker de la nove­la de Becky Alber­ta­lli Simon vs. The Homo Sapiens Agen­da, pre­sen­ta a Simon (Nick Robin­son) de 17 años de edad que vive con sus padres (Jen­ni­fer Gar­ner y Josh Duha­mel) y su her­ma­na menor (Talitha Bate­man) en un afluen­te subur­bio de Atlan­ta. A pesar de que des­de los 13 años notó que se sen­tía atraí­do por las per­so­nas de su mis­mo sexo se ha cui­da­do muy bien de no reve­lar ese hecho a su aco­ge­dor núcleo fami­liar como tam­po­co a sus com­pa­ñe­ros de escue­la, entre ellos Nick (Jor­ge Len­de­borg Jr.), Leah (Kathe­ri­ne Lang­ford) y Abby (Ale­xan­dra Shipp).

El rela­to cobra vue­lo cuan­do Simon a tra­vés del correo elec­tró­ni­co entra en con­tac­to con otro estu­dian­te de su mis­ma con­di­ción sexual. Ocul­tan­do su ver­da­de­ro nom­bre, Simon con el seu­dó­ni­mo de “Jac­ques” se comu­ni­ca con el des­co­no­ci­do “Blue” (Keiy­nan Lons­da­le) y a medi­da que trans­cu­rren los días va sur­gien­do entre ellos un afec­to que devie­ne en un gran víncu­lo román­ti­co de carác­ter vir­tual. El asun­to se com­pli­ca, cuan­do Simon, en un des­cui­do, deja olvi­da­do en la biblio­te­ca de la escue­la su telé­fono inte­li­gen­te y Mar­tin (Logan Miller), uno de sus com­pa­ñe­ros, lo encuen­tra; al revi­sar su con­te­ni­do des­cu­bre su secre­to y ame­na­za a Simon de reve­lar­lo en las redes socia­les. Que­da para el espec­ta­dor des­cu­brir la con­ti­nua­ción de esta his­to­ria en don­de has­ta el final de la mis­ma que­da­rá la incóg­ni­ta de saber quién es “Blue” y qué es lo que impul­sa­rá a Simon a “salir del armario”.

El títu­lo del film hace jus­ti­cia a su héroe; gra­cias a la exce­len­te per­so­ni­fi­ca­ción de Robin­son, es impo­si­ble que­dar indi­fe­ren­te a la inmen­sa ter­nu­ra que ema­na de Simon como así tam­bién com­pren­der la difi­cul­tad emo­cio­nal que ese ado­les­cen­te ha vivi­do duran­te cua­tro años repri­mien­do sus autén­ti­cos sentimientos.

La deli­ca­de­za, sobrie­dad y el buen tac­to del direc­tor per­mi­te que sin mani­pu­la­ción algu­na se pre­sen­cie una his­to­ria rea­lis­ta muy emo­ti­va que ade­más está nutri­da de un sano humor en bue­na par­te de la mis­ma y enri­que­ci­da por la nota­ble ban­da sono­ra de Rob Simon­sen. Ade­más del noble con­te­ni­do humano que tra­sun­ta el rela­to es elo­gia­ble su alec­cio­na­dor men­sa­je de tole­ran­cia al recha­zar cual­quier tipo de dis­cri­mi­na­ción en mate­ria de orien­ta­ción sexual. Final­men­te, resul­ta con­ta­gio­so el posi­ti­vo opti­mis­mo de su des­en­la­ce que cons­ti­tu­ye un her­mo­so can­to a la vida. Jor­ge Gutman

Una Vida Difícil

A SYRIAN FAMILY. Bél­gi­ca-Fran­cia-Líbano, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Phi­lip­pe Van Leeuw

Un docu­men­to extre­ma­da­men­te des­con­so­la­dor retra­tan­do la trá­gi­ca reali­dad de Siria a tra­vés de una fami­lia que vive en medio de la gue­rra civil que afli­ge al país es lo que se apre­cia en A Syrian Family.

En un guión que le per­te­ne­ce, el rea­li­za­dor Phi­lip­pe Van Leeuw ubi­ca la acción duran­te el trans­cur­so de un úni­co día en un amplio depar­ta­men­to de Damas­co. La due­ña de casa es Oum Yazan (Hiam Abbass) quien tie­ne a su car­go a su hijo Yazan (Moham­mad Jihad Sleik), las dos hijas Yara (Alis­sar Kagha­dou) y Ali­ya (Ninar Hala­bi), su sue­gro Mus­ta­fa (Moh­sen Abbas) y la emplea­da domés­ti­ca Delha­ni (Juliet­te Navis); igual­men­te Oum ha ofre­ci­do alo­ja­mien­to a una joven pare­ja inte­gra­da por Hali­ma (Diam­mand Bou Abboud) y su mari­do Selim (Mous­tapha Al Kar) quie­nes pla­nean par­tir esa noche para Líbano con su bebe de pocos días.

El pri­mer momen­to dra­má­ti­co se pro­du­ce cuan­do Selim sale al exte­rior con el pro­pó­si­to de efec­tuar los arre­glos del via­je e inme­dia­ta­men­te es ata­ca­do en el patio del edi­fi­cio por un fran­co­ti­ra­dor que lo derrum­ba. Delha­ni, que obser­va esa esce­na por la ven­ta­na, se sien­te impe­di­da de ir a soco­rrer­lo por­que su patro­na le indi­ca que de hacer­lo pon­drá en peli­gro su vida; ese gra­ve inci­den­te, con el con­flic­to moral que impli­ca dejar a Selim a la intem­pe­rie sin saber si está muer­to o gra­ve­men­te heri­do, le es ocul­ta­do a Halima.

El res­to de la jor­na­da trans­cu­rre en un cli­ma de can­den­te terror; pese a que la puer­ta de la uni­dad habi­ta­cio­nal está cerra­da con lla­ve y ade­más blo­quea­da con dos maci­zas tablas de made­ra, el vue­lo de los heli­cóp­te­ros, los tiro­teos que se suce­den y el bom­bar­deo que sacu­de a la ciu­dad crean en sus mora­do­res un cli­ma angus­tian­te. Ade­más el rela­to pre­sen­ta una ten­sión inusi­ta­da cuan­do dos hom­bres arma­dos pene­tran al depar­ta­men­to, don­de todos logran escon­der­se en la coci­na, con excep­ción de Hali­ma quien es des­pia­da­da­men­te cas­ti­ga­da y violada.

Si bien el direc­tor cui­da el deta­lle de que los momen­tos vio­len­tos se pro­duz­can fue­ra de cáma­ra eso no impi­de para que el espec­ta­dor se sien­ta fuer­te­men­te sacu­di­do fren­te a lo que está acon­te­cien­do. La esme­ra­da direc­ción de Van Leeuw cuen­ta con el gran apo­yo brin­da­do por la foto­gra­fía de Vir­gi­nie Sur­dej quien en el redu­ci­do espa­cio don­de trans­cu­rren los hechos va cap­tan­do en pri­mer plano los ros­tros de los per­so­na­jes expre­san­do la zozo­bra de sen­tir­se atra­pa­dos en un calle­jón sin salida.

La inter­pre­ta­ción del elen­co es inob­je­ta­ble; todos y cada uno de los intér­pre­tes están sumer­gi­dos por com­ple­to en el dra­ma que viven sus per­so­na­jes al pun­to tal que el film más se ase­me­ja a un docu­men­tal que a un rela­to de fic­ción. Den­tro del repar­to se dis­tin­gue Abbass, quien infun­de la tena­ci­dad y fir­me­za de la matriar­ca del hogar fren­te a los momen­tos angus­tian­tes vivi­dos: igual­men­te sobre­sa­le Hab­boud trans­mi­tien­do su deses­pe­ra­ción fren­te al asal­to sexual de la que es obje­to como así tam­bién es digno de resal­tar la suti­le­za demos­tra­da por Navis en la com­po­si­ción de su per­so­na­je. Jor­ge Gutman

Extra­ña Amistad

THO­ROUGH­BRED. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film escri­to y diri­gi­do por Corey Finley

En su debut como rea­li­za­dor Corey Fin­ley ha adap­ta­do para el cine su obra tea­tral Tho­rough­bred logran­do un film intri­gan­te que aun­que no com­ple­ta­men­te logra­do, lle­ga a satisfacer.

Anya Tay­lor-Joy y Oli­via Cooke

Oli­via Cooke y Anya Tay­lor-Joy ani­man a las ado­les­cen­tes Aman­da y Lily res­pec­ti­va­men­te, dos anti­guas ami­gas vivien­do en un barrio resi­den­cial sub­ur­bano de Con­nec­ti­cut que hace tiem­po que no se habían fre­cuen­ta­do. En la pri­me­ra esce­na se con­tem­pla a Aman­da quien en pose­sión de un cuchi­llo mata al caba­llo de su fami­lia en un acto de vio­len­cia no expues­to en la pan­ta­lla; que­da pos­te­rior­men­te en cla­ro que se tra­ta de una joven no del todo men­tal­men­te nor­mal que, según pare­ce, pade­ce de un des­or­den de per­so­na­li­dad que le impi­de refle­jar sus emociones.

El encuen­tro de las jóve­nes se pro­du­ce cuan­do Aman­da lle­ga a la man­sión de Lily a fin de que su anfi­trio­na la pre­pa­re para pasar los exá­me­nes. La ini­cial ten­sión exis­ten­te entre ambas cede paso a una curio­sa rela­ción cuan­do Lily es capaz de pene­trar en la oscu­ra psi­quis de Aman­da y ésta se sien­te apre­cia­da al no juz­gar su extra­ña con­duc­ta. Esa cone­xión se inten­si­fi­ca cuan­do Aman­da cons­ta­ta que el lujo y con­fort que Lily y su madre viu­da (Fran­cie Swift) gozan en la lujo­sa resi­den­cia en que viven es debi­do al apo­yo finan­cie­ro de su padras­tro Mark (Paul Sparks); en la medi­da que este hom­bre de acti­tud arro­gan­te y dis­pli­cen­te es fuer­te­men­te odia­do por Lily, Aman­da le sugie­re que matar­lo sería la mejor solución.

Para imple­men­tar la idea es pre­ci­so encon­trar a un ter­ce­ro dis­pues­to a eje­cu­tar el cri­men; es así que apa­re­ce en esce­na Tim (Anton Yel­chin), un ex tra­fi­can­te de dro­gas que ha esta­do en pri­sión y que aho­ra es chan­ta­jea­do por las jóve­nes para que acep­te la nefas­ta tarea.

La intri­gan­te pre­mi­sa tie­ne como ante­ce­den­te a simi­la­res thri­llers psi­co­ló­gi­cos como Stran­gers on a Train (1951) de Alfred Hitch­cock, Les dia­bo­li­ques (1955) de Hen­ri Geor­ges Clou­zot, o bien Hea­venly Crea­tu­res (1994) de Peter Jack­son don­de pre­ci­sa­men­te dos ínti­mas ami­gas tam­bién ado­les­cen­tes tra­tan de des­ha­cer­se de la madre de una de ellas. Pero has­ta allí lle­gan las com­pa­ra­cio­nes por­que en tan­to que las pelí­cu­las men­cio­na­das están exce­len­te­men­te cohe­sio­na­das y son ver­da­de­ros clá­si­cos del cine, la his­to­ria aquí plan­tea­da no alcan­za a lograr una satis­fac­to­ria reso­lu­ción. Otro repa­ro es la estri­den­te ban­da sono­ra que a mane­ra de per­cu­sión resal­ta cada uno de los momen­tos ten­sos del rela­to pero que en últi­ma ins­tan­cia lle­ga a molestar.

Las obser­va­cio­nes apun­ta­das no des­me­re­cen la acer­ta­da direc­ción de Fin­ley, sobre todo en la pri­me­ra mitad de este dra­ma amo­ral al haber crea­do un cli­ma mór­bi­do fas­ci­nan­te que en gran par­te se valo­ri­za por la rele­van­te actua­ción de Cooke y Tay­lor-Joy en sus res­pec­ti­vos per­so­na­jes. Igual­men­te meri­to­ria es la par­ti­ci­pa­ción de Yel­chin a quien el film le es dedi­ca­do por haber falle­ci­do duran­te el roda­je del mis­mo. Jor­ge Gutman

Bur­da Come­dia de Acción

GRIN­GO. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Nash Edgerton

Un film medio­cre­men­te con­ce­bi­do debi­do a un flo­jo guión ela­bo­ra­do de Anthony Tam­ba­kis y Matthew es lo que se con­tem­pla en Grin­go. La tra­ma gira en torno de Harold (David Oye­lo­wo), un inmi­gran­te nige­riano que tra­ba­ja como eje­cu­ti­vo en una com­pa­ñía far­ma­céu­ti­ca de Chica­go diri­gi­da por Elai­ne (Char­li­ze The­ron) y su aman­te Richard (Joel Edger­ton), su ami­go de la uni­ver­si­dad. Cuan­do él es envia­do a Méxi­co en un via­je de nego­cios des­cu­bre que sus patro­nes tra­tan de fusio­nar la com­pa­ñía con otra empre­sa com­pe­ti­do­ra del país azte­ca y eli­mi­nar su pues­to. Dis­pues­to a ven­gar­se de ambos y sobre todo al ente­rar­se que su espo­sa (Than­die New­ton) lo enga­ña con Richard, Harold simu­la haber sido secues­tra­do y pide a su com­pa­ñía que des­em­bol­se 5 millo­nes de dóla­res pedi­dos por los supues­tos secues­tra­do­res para que sea libe­ra­do y de este modo que­dar­se con el dine­ro del res­ca­te; natu­ral­men­te, nada resul­ta­rá como esta­ba pla­nea­do y para jus­ti­fi­car la exten­sión del film, se asis­te a inve­ro­sí­mi­les vuel­tas de tuer­ca que de nin­gún modo alcan­zan para gene­rar una intri­ga aceptable.

David Oye­lo­wo, Char­lil­ze The­ron y Joel Edgerton

Dicho lo que pre­ce­de, el rea­li­za­dor no pue­de disi­mu­lar las falen­cias del libre­to don­de a tra­vés de nume­ro­sos y arti­fi­cio­sos giros pre­ten­de crear una intri­ga que no lle­ga a cua­jar. La situa­ción no mejo­ra cuan­do apa­re­ce en la tra­ma el ex mer­ce­na­rio her­mano de Richard (Sha­ri­to Copley), cuya par­ti­ci­pa­ción no lle­ga a jus­ti­fi­car­se. Para­le­la­men­te, el guión intro­du­ce otra his­to­ria muy poco desa­rro­lla­da refe­ri­da a Sunny (Aman­da Sey­fried), una emplea­da de un nego­cio, quien es indu­ci­da a via­jar a Méxi­co por su ami­go (Harry Tread­way) que es una “mula” de nar­co­trá­fi­co; allí, a tra­vés de for­za­das “coin­ci­den­cias” Sunny lle­ga­rá a vin­cu­lar­se con Harold.

Ade­más de per­so­na­jes uni­di­men­sio­na­les caren­tes de atrac­ción, el rela­to que trans­cu­rre prác­ti­ca­men­te en Méxi­co no esca­ti­ma en pre­sen­tar este­reo­ti­pos que dejan bas­tan­te que desear acer­ca de la gen­te de este país.

Con per­so­na­jes uni­di­men­sio­na­les y sin que la direc­ción de Nash Edger­ton lle­gue a dis­tin­guir­se, cabe lamen­tar que bue­nos acto­res como Oye­lo­wo, The­ron y Sey­fried hayan des­per­di­cia­do su talen­to en aras de esta olvi­da­ble come­dia de acción. Jor­ge Gutman

Cin­de­re­lla por Matthew Bourne

UN CLÁ­SI­CO CUEN­TO EN TIEM­PO DE GUE­RRA 

EL bien ama­do ballet La Ceni­cien­ta es uno de los más popu­la­res del reper­to­rio de dan­za que basa­do en el clá­si­co cuen­to de Char­les Perrault gene­ral­men­te ha con­ta­do con la core­gra­fía de Marius Peti­pa. El exce­len­te direc­tor y coreó­gra­fo bri­tá­ni­co Matthew Bour­ne ha deci­do refor­mu­lar la his­to­ria ubi­cán­do­la duran­te el Blitz que sacu­dió a Lon­dres en la Segun­da Gue­rra entre 1940 y 1941. Esta Cin­de­re­lla crea­da en 1997 y repues­ta en la capi­tal bri­tá­ni­ca a fines del año pasa­do en el Tea­tro Sad­le­r’s Wells de la capi­tal bri­tá­ni­ca será exhi­bi­da en los cines canadienses.

Andrew Monagham y Ash­ley Shaw. (Foto de Tris­tram Kenton)

En esta refor­mu­la­ción de Bour­ne uti­li­zan­do al con­flic­to mun­dial como un ele­men­to trau­má­ti­co de fon­do, Cin­de­re­lla sigue sien­do aquí la escla­va de su odio­sa madras­tra y de sus her­ma­nas­tras con el agre­ga­do de que aho­ra se agre­gan a la his­to­ria anti­pá­ti­cos her­ma­nas­tros. El prín­ci­pe azul es aquí reem­pla­za­do por Harry, un heri­do y trau­ma­ti­za­do pilo­to de la Real Fuer­za Aérea Bri­tá­ni­ca, don­de cómo es de supo­ner, Cin­de­re­lla y él que­da­rán pren­di­da­men­te ena­mo­ra­dos. El clá­si­co per­so­na­je del hada madri­na es sus­ti­tui­do por la figu­ra del Ángel quien hará que Cin­de­re­lla logre la anhe­la­da feli­ci­dad. En algu­nas de las esce­nas más remar­ca­bles de esta pro­duc­ción se encuen­tra la secuen­cia que tie­ne lugar en el Café de París, un famo­so club noc­turno de Lon­dres que fue bom­bar­dea­do en 1941 y reabier­to en 1948.

Ash­ley Shaw. (Foto de Tris­tram Kenton)

Según los comen­ta­rios uná­ni­me­men­te elo­gio­sos de la pren­sa bri­tá­ni­ca, los per­so­na­jes invo­lu­cra­dos en esta ver­sión están muy bien desa­rro­lla­dos; asi­mis­mo, a tra­vés de los años Bour­ne ha logra­do que su coreo­gra­fía resul­te más ela­bo­ra­da. En el elen­co tie­nen espe­cial luci­mien­to Ash­ley Shaw en el rol titu­lar, Andrew Monaghan como Harry, Miche­la Meaz­za carac­te­ri­zan­do a la sinies­tra madras­tra y Liam Mower como el Ángel.

El espec­tácu­lo se valo­ri­za aún más con la esplen­do­ro­sa esce­no­gra­fía y ves­tua­rio de Lez Brothers­ton, ilu­mi­na­ción de Neil Aus­tin, el dise­ño de soni­do de Paul Groothuis y la mag­ní­fi­ca músi­ca de Ser­gei Pro­ko­fiev.

Cin­de­re­lla será exhi­bi­da en los cines de Cine­plex el 25 de mar­zo de 2018. Para infor­ma­ción sobre las salas de Cana­dá que pre­sen­ta­rán este ballet y los hora­rios res­pec­ti­vos pre­sio­ne aquí