YOU WERE NEVER REALLY HERE. Gran Bretaña, 2017. Un film escrito y dirigido por Lynne Ramsay.
Con el antecedente de haber cosechado el premio al mejor guión y a la mejor interpretación masculina en el Festival de Cannes en 2017, ahora se estrena comercialmente You Were Never Really Here de la realizadora Lynne Ramsay.
La historia basada en la novela de Jonathan Ames gira en torno de Joe (Joaquin Phoenix), un taciturno y asocial individuo de naturaleza violenta; desempeñándose como asesino a sueldo cumple sus encargos con minuciosa pulcritud utilizando un martillo como instrumento letal. Arrastrando el trauma de haber tenido un padre abusador, además de su dura experiencia como veterano de guerra y ex agente del FBI, da rienda suelta a su interna frustración matando fríamente a quienes lo merecen, sobre todo a los traficantes de mujeres y menores. Por esa razón, un senador neoyorkino contrata sus servicios para rescatar a Nina (Ekaterina Samsonov), su hija de 14 años que ha sido secuestrada por una organización dedicada a la trata de blancas y a la prostitución infantil. A medida que se va ocupando del caso Joe se da cuenta que la misión resulta más complicada de lo que parecía al ir descubriendo un mundo criminal en los sórdidos rincones de los suburbios de Nueva York.
Tal como su personaje está descripto, la violencia natural de este mercenario cuasi alejado de la realidad impide su conmiseración donde él mismo no se tolera al asumir un comportamiento autodestructivo; en los únicos momentos donde se aprecia algún gesto de humanidad y ternura es en el trato que mantiene con su anciana madre (Judith Roberts).
Temas de esta naturaleza ya han sido considerados por el cine como por ejemplo aconteció con Taxi Driver (1976) de Martin Scorcese donde existe cierta similitud en la personalidad del personaje caracterizado por Robert De Niro con el interpretado por Phoenix. De todos modos el tratamiento personal con que Ramsay aborda esta historia la torna atractiva por el modo en que está narrada.
Visualmente impresiona la fotografía de Thomas Townend así como la música electrónica de Jonny Greenwood captando el clima noctámbulo de Nueva York. Si alguna objeción merece este film es su nivel de violencia que podría haberse atenuado sin alterar el contenido del mismo. De todos modos, más que el guión en sí mismo, los factores que valorizan considerablemente a este psicológico thriller radican en la magnética composición que Joaquin Phoenix hace de su atormentado personaje y en la inteligente puesta escénica de Lynne Ramsay. Jorge Gutman