DON’T WORRY, HE WON’T GET FAR ON FOOT. Estados Unidos, 2018. Un film escrito y dirigido por Gus Van Sant
Basado en el libro Will the Real John Callahan Please Stand Up? publicado en 1998 de John Callahan (1951 – 2010), el realizador Gus Van Sant lo adaptó para el cine ofreciendo de este modo un relato biográfico del célebre dibujante caricaturista de Oregón que descubrió su veta artística después de haber sufrido un dramático accidente.
Adoptando una narración no lineal, en su comienzo queda proyectada la imagen de Callahan (Joaquin Phoenix), quien como adicto a la bebida desde que tuvo 13 años lleva una vida un tanto disoluta. A los 21 años, en una de sus correrías nocturnas y después de deambular con su amigo Dexter (Jack Black) de bar en bar bebiendo a más no poder, él se deja conducir en su coche por aquél quien en estado de ebriedad pierde la dirección del vehículo produciendo un violento choque. Como resultado del accidente, John queda cuadripléjico debiéndose valer a partir de entonces de una silla de ruedas para poder desplazarse.
De manera repetitiva, Van Sant va insertando en el relato las lánguidas sesiones de John en Alcohólicos Anónimos para tratar de recuperarse de su alcoholismo a través de un programa conducido por Donnie (Jonah Hill), un mentor carismático con quien mantiene un amistoso vínculo. Al propio tiempo, es atendido en el centro de rehabilitación por Annu (Rooney Mara), una terapeuta voluntaria sueca con quien mantendrá posteriormente un vínculo romántico donde ella le ayudará a manejarse sexualmente en su condición de discapacitado. A pesar de su concurrencia a AA, su adicción a la bebida continúa hasta llegado el momento en que una visión de su madre (Mireille Enos), que lo cedió en adopción al momento de nacer, lo ilumina convenciéndole de abandonar el trago.
Viviendo este dramático proceso se manifiesta en John su verdadera vocación que a su vez implicará su redención. Tratando de exorcizar sus demonios internos, con la ayuda de un lápiz comienza a dibujar; sus caricaturas impregnadas de un macabro humor y ciertamente agresivas, al ser publicadas en un diario de Portland, recibe en algunos casos comentarios críticos negativos al ilustrar, por ejemplo, a personas discapacitadas; de todos modos, sus dibujos logran un éxito internacional convirtiéndose en uno de los dibujantes del mundo más conocidos. Lástima que esta parte del relato, sin duda la más atractiva, no alcance toda la dimensión que debería haber merecido; por el contrario, Van Sant apunta más en la adicción alcohólica de Callahan que en su proceso de recuperación espiritual a través de la creación artística.
Dentro del marco de un film convencional el realizador lo ha alargado demasiado al incluir algunas secuencias que pudieron haber sido eliminadas; con todo, la objeción más importante radica en haber abusado de los flashbacks sin lograr un ensamble adecuado lo que conspira en la fluidez del relato así como en no haber logrado mayor emoción.
A su favor, la película se beneficia con la excelente actuación de Phoenix quien insufla completa autenticidad al malogrado artista. A su lado cabe asimismo distinguir la muy buen caracterización que Hill logra de su personaje quien en el diálogo que mantiene con John hacia el final del film logra una emotiva escena. En suma, con sus altibajos queda como resultado una biografía del irreverente artista que atrae aunque sin entusiasmar demasiado. Jorge Gutman