CIELO. Canadá-Chile, 2017. Un film documental escrito y dirigido por Alison McAlpine.
Con reminiscencias del documental Nostalgia de la Luz que Patricio Guzmán realizó en 2010, el firmamento celeste vuelve a adquirir preponderancia con la buena ilustración efectuada por la directora canadiense Alison McAlpine.
A diferencia del excelente trabajo del director chileno quien con un crítico sentido político se ubica en el desierto de Atacama observando la labor de los astrónomos más importantes del mundo en el gigantesco observatorio allí instalado, el documental de la cineasta, que se desarrolla en el mismo sitio, ofrece una mirada introspectiva del cielo. En esa región del norte de Chile ubicada a tres mil metros de altura sobre el nivel del mar y agraciada con un límpido aire, la bóveda celeste cubierta de innumerables estrellas alcanza una belleza majestuosa; solo en contados lugares del mundo es posible apreciar su transparencia y vislumbrar imaginativamente los confines del universo.
A través de su relato, la realizadora sale al encuentro de un número de personas, entre ellas mineros, paisanos y pescadores que se refieren a leyendas locales con algunas provenientes de sus ancestros en su vínculo con el cielo, donde en la quietud de la noche hay quienes suelen percibir el murmullo de las estrellas.
Lo más interesante del relato es la charla que McAlpine mantiene con algunos científicos, sobre todo con Mercedes López. En esa conversación la remarcable astrofísica señala que los seres humanos que habitan el planeta Tierra pueden perfectamente ser comparables con las hormiguitas que salen del hormiguero y se encuentran frente a un mundo gigantesco; del mismo modo, nosotros nos encontramos frente a la dimensión fenomenal que tras el cielo se encuentra un universo cuyos misterios aún no han sido develados, sobre todo el que se refiere al lugar que los humanos ocupan en su relación con el Cosmos y la posibilidad de la existencia de vecinos provenientes de galaxias desconocidas.
De contenido poético e imbuido de espiritualidad, la realizadora ofrece un documental atmosférico de hipnótico primor y que realzado por la estupenda fotografía de Benjamín Echazarreta se presta a la meditación. Jorge Gutman