Crónica de Jorge Gutman
OSLO – Autor: J.T. Rogers — Dirección: Édith Patenaude — Trauducción: David Laurin – Elenco: Emmanuel Bilodeau, Isabelle Blais, Félix Beaulieu-Duchesneau, Luc Bourgeois, Jean-François Casabonne, Steve Gagnon, Reda Guerinik, Ariel Ifergan, Marie-France Lambert, Justin Laramée, Jean-Moïse Martin, Manuel Tadros — Escenografía: Odile Gamache — Accesorios: Normand Blais — Iluminación: Julie Basse – Música: Mathieu Désy. Vestuario: Cynthia St-Gelais. Duración: 2h 40 (entreacto incluido). Representaciones: Hasta el 13 de octubre de 2018 en el Théâtre Duceppe (www.duceppe.com)
Jean-Simon Traversy y David Laurin, el novel dúo de directores del Teatro Jean-Duceppe, inauguraron la temporada teatral 2018 – 2019 con Oslo, una obra de contenido político y palpitante emoción del eminente dramaturgo J.T. Rogers que ha sido recompensada con el Tony Award neoyorkino de Mejor Pieza del Año de 2017.
El tema gira en torno de las negociaciones de paz emprendidas en 1993 por dos audaces noruegos a fin de romper el estancamiento existente en el dramático conflicto que opone a israelíes y palestinos, dos irreconciliables enemigos.
La historia comienza en 1992 cuando Terje Rod-Larsen (Emmanuel Bilodeau), director del Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas de Noruega, convence a su esposa Mona Juul (Isabelle Blais), funcionaria del Ministerio de Relaciones Exteriores de Noruega, para emprender las gestiones de intermediarios para reunir en una misma mesa a Israel y la OLP (Organización para la Liberación de Palestina).
La narración de los hechos por parte de Terje y Mona permite que el público asista a los pormenores de esta fascinante historia real.
Para que esta misión fructifique es necesario que las reuniones, que transcurrirán en lugar distante a 50 kilómetros de Oslo, se realicen en forma encubierta y con la máxima discreción, sobre todo porque para un oficial israelí es completamente ilegal mantener conversaciones con representantes de la OLP. En la primera de las varias reuniones de trabajo que se prolongarán por espacio de 9 meses, se produce el encuentro entre dos profesores de economía de la Universidad de Haifa (Luc Bourgeois y Jean-François Casabonne) ‑enviados por el viceministro de relaciones exteriores de Israel (Ariel Ifergan)- con Ahmed Qurie (Manuel Tadros) que es el ministro de finanzas de la OLP. Cuando los palestinos requieren que los israelíes envíen funcionarios de alto rango aparece en el escenario Uri Savir (Jean-Moïse Martin), el negociador principal de Israel en su carácter de director general del ministerio de relaciones exteriores.
Aplicando la teoría gradualista de Terje para que palestinos e israelíes logren una aproximación más íntima y relajada, las discusiones entre los negociadores ceden paso en los momentos de descanso a amenizados tragos y excelentes comidas preparadas por la cocinera Toril Grandal (Marie-France Lambert). A todo ello se agregan algunos chistes judíos que contribuyen positivamente en el ánimo de los negociadores.
A medida que el tiempo transcurre, las negociaciones no excluyen momentos de vívida tensión cuando se abordan los temas urticantes de la seguridad israelí, el reconocimiento del Estado de Israel así como el estatus de Jerusalén. Sin embargo, la buena voluntad finalmente se impone arribando a un entendimiento entre las partes involucradas. Así, y con el asentimiento del ministro de relaciones exteriores Shimon Peres (otro papel a cargo de Jean-François Casabonne), el abogado americano Joel Singer (Félix Beaulieu-Duchesneau) se encarga de preparar el borrador del tan anhelado acuerdo. La culminación exitosa del proceso de negociación tiene lugar el 19 de agosto de 1993 cuando Uri Savir y Ahmed Qurei firman la “Declaración de Principios” del Acuerdo de Paz; así, en presencia del presidente Clinton, en el jardín de la Casa Blanca se produce el histórico encuentro del primer ministro de Israel Yitzhak Rabin con el líder de la OLP Yasser Arafat quienes se estrechan la mano por primera vez.
Sin sentimentalismo alguno el complejo drama de Rogers está muy bien cohesionado y aunque no se esté seguro si los acontecimientos han transcurrido tal como están expuestos, lo cierto es que adquieren un asombroso realismo. En tal sentido la directora Ëdith Patenaude con remarcable precisión imprime admirable fluidez al contenido de la obra de tal manera que a pesar de su relativa extensión, la misma concentra permanente atención con su mezcla de intriga, humor y emoción.
El excelente elenco de 12 actores, algunos de los mismos en diferentes roles, constituye otro elemento importante de esta producción. Sería injusto destacar a alguien o algunos en particular, porque cada uno de ellos caracteriza magníficamente a su respectivo personaje permitiendo que el espectador permanezca totalmente involucrado en los entretelones de las negociaciones políticas acontecidas de este intenso thriller.
En los factores técnicos de producción, la sencilla escenografía de Odile Gamache con accesorios que se asemejan a escritorios de oficina más una mesa central rodeada de sillas, brinda el clima de ambientación requerido por la trama; adicionalmente, la banda sonora proporcionada por el contrabajista Mathieu Désy y el percusionista Kevin Warren se acopla armoniosamente a los momentos de tensión.
Para concluir es necesario apuntar que la coda de esta admirable pieza deja un sentimiento de tristeza al comprobar que el memorable acuerdo de paz haya quedado incumplido por los acontecimientos violentos acaecidos entre las partes en pugna desde 1993 hasta la fecha.