Roman­ce en el Lejano Oeste

LA FAN­CIU­LLA DEL WEST

En la ter­ce­ra trans­mi­sión de esta tem­po­ra­da des­de el MET el públi­co aman­te del arte líri­co ten­drá la opor­tu­ni­dad de juz­gar La Fan­ciu­lla del West de Puc­ci­ni que tuvo su estreno mun­dial pre­ci­sa­men­te en el Metro­po­li­tan Ope­ra en 1910 con la pre­sen­cia del com­po­si­tor en la audiencia.

Eva-Maria West­broek y Jonas Kauf­mann .(Foto: Ken Howard-MET)

Curio­sa­men­te, esta ópe­ra no ha sido repre­sen­ta­da con la mis­ma fre­cuen­cia que las otras obras líri­cas de Puc­ci­ni a pesar de con­tar con una gran orques­ta­ción, bellas arias y una his­to­ria ori­gi­nal; de todos modos en los últi­mos años ha logra­do con­si­de­ra­ble popularidad.

Basa­da en la pie­za de David Belas­co The Girl of the Gol­den West la acción se ubi­ca en un pue­blo mine­ro situa­do en las mon­ta­ñas de la Sie­rra Madre Occi­den­tal en Cali­for­nia, duran­te la Fie­bre del Oro. La chi­ca del títu­lo de esta obra es Min­nie, una mujer inde­pen­dien­te y deci­di­da que está a car­go de un salón bar y que con afec­to mater­nal atien­de a los mine­ros del lugar. El nudo dra­má­ti­co se esta­ble­ce cuan­do ella cono­ce a Dick John­son, un ban­di­do que huye de la jus­ti­cia, y ambos se ena­mo­ran apa­sio­na­da­men­te; fren­te a esa situa­ción los aman­tes deben enfren­tar al des­pia­da­do she­riff Jack Ran­ce que pre­ten­de a Minnie.

Una esce­na en el Salón Pol­ka. (Foto: Ken Howard-MET)

En la pro­duc­ción de Gian­car­lo Del Mona­co revi­ta­li­za­da por el direc­tor Gre­gory Keller hubo gran expec­ta­ti­va con moti­vo del retorno del céle­bre tenor Jonas Kauf­mann quien estu­vo ausen­te del MET por más de 4 años en la medi­da que en más de una opor­tu­ni­dad can­ce­ló sus com­pro­mi­sos asu­mi­dos. En este caso, y aten­dien­do a la muy favo­ra­ble recep­ción crí­ti­ca, su actua­ción rati­fi­có una vez más que es uno de los más gran­des can­tan­tes de su gene­ra­ción carac­te­ri­zan­do al fora­ji­do Dick John­son. Su caris­má­ti­ca pre­sen­cia y emble­má­ti­co tim­bre de voz per­mi­tió crear una quí­mi­ca muy espe­cial con la remar­ca­ble soprano holan­de­sa Eva-Maria West­broek en el rol de la heroí­na Min­nie. Según los comen­ta­rios el tenor demos­tró com­ple­to dom­nio trans­mi­tien­do gran con­te­ni­do emo­cio­nal en la inter­pre­ta­ción de algu­nas arias, como Que­llo que tace­teUn bacio almeno, Sono un dan­na­to y muy en espe­cial Ch’ella mi cre­da libe­ro e lon­tano que el lec­tor pue­de apre­ciar en el clip que se adhie­re don­de se ve al artis­ta ensa­yan­do. En los roles pro­ta­gó­ni­cos ade­más de West­broek y Kauf­mann tam­bién se luce el exce­len­te barí­tono ser­bio Želj­ko Lučić en el papel del sheriff.

La direc­ción musi­cal está a car­go del maes­tro ita­liano Mar­co Armi­lia­to, la esce­no­gra­fía y ves­tua­rio es de Michael Scott y la ilu­mi­na­ción per­te­ne­ce a Gil Wechs­ler

La Fan­ciu­lla del West será trans­mi­ti­da en direc­to vía saté­li­te y en alta defi­ni­ción el 27 de octu­bre de 2018 en los cines cana­dien­ses del cir­cui­to Cine­plex en su ver­sión ori­gi­nal ita­lia­na sub­ti­tu­la­da en inglés como así tam­bién en fran­cés en cier­tas salas de la pro­vin­cia de Que­bec. La ópe­ra vol­ve­rá a difun­dir­se los días 5, 7, 9 y 20 de enero de 2019. Infor­ma­ción adi­cio­nal pue­de obte­ner­se pre­sio­nan­do aquí

Absor­ben­te Dra­ma Moral

THE HATE U GIVE. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Geor­ge Tillman,Jr.

La pre­mia­da nove­la The Hate U Give (2017) de Angie Tho­mas, ins­pi­ra­da en un cruen­to suce­so poli­cial acon­te­ci­do en 2009, ha sido tras­la­da­da al cine con la direc­ción de Geor­ge Till­man Jr y en una adap­ta­ción de Audrey Wells. A tra­vés del rela­to que­da mani­fes­ta­da la barre­ra racial de Esta­dos Uni­dos, como asi­mis­mo refle­ja la cri­sis de iden­ti­dad de una ado­les­cen­te cuan­do un acon­te­ci­mien­to ines­pe­ra­do tras­to­ca su vida.

Amand­la Stenberg

Amand­la Sten­berg ani­ma a Starr Car­ter una afro­ame­ri­ca­na ado­les­cen­te de 16 años cuya exis­ten­cia trans­cu­rre en dos uni­ver­sos dife­ren­tes. Uno de ellos es el vecin­da­rio pre­do­mi­nan­te­men­te negro de Gar­den Heights don­de habi­ta con su que­ri­da fami­lia inte­gra­da por su padre Mave­rick (Rus­sell Hornsby), madre Lisa (Regi­na King), her­ma­nos Seven (Lamar John­son) y Seka­ni (TJ Wright). El otro mun­do de esta joven es el cole­gio pri­va­do, fun­da­men­tal­men­te blan­co, al que ella asis­te y en don­de se sien­te muy a gus­to. En lo que ata­ñe a su vida sen­ti­men­tal Starr man­tie­ne una bue­na rela­ción con su com­pa­ñe­ro blan­co Chris (K.J. Apa).

Una noche en que ella con­cu­rre a una fies­ta de su vecin­da­rio se reen­cuen­tra con Kha­lil (Algee Smith), un ami­go negro de su infan­cia; cuan­do al regre­sar él la con­du­ce en su coche, un míni­mo error de trán­si­to que come­te moti­va a que la poli­cía cami­ne­ra lo deten­ga obli­gan­do a que ambos ocu­pan­tes des­cien­dan del vehícu­lo; cuan­do Kha­lil efec­túa un ino­cen­te movi­mien­to que des­pier­ta la sos­pe­cha del ofi­cial poli­cial blan­co, éste sin dudar­lo lo balea mor­tal­men­te. De inme­dia­to, ella aban­do­na estre­me­ci­da la esce­na del cri­men para retor­nar a su hogar.

De allí en más comien­za para la joven un pro­ce­so de ines­ta­bi­li­dad emo­cio­nal en la medi­da que habien­do sido la úni­ca tes­ti­go del ase­si­na­to, desea que se haga jus­ti­cia fren­te a la pér­di­da de su ami­go; sin embar­go, ella teme que su tes­ti­mo­nio sobre lo ocu­rri­do cul­pan­do al poli­cía pue­da gene­rar­le repre­sa­lias inclu­yen­do a su fami­lia como así tam­bién reper­cu­tir nega­ti­va­men­te en sus com­pa­ñe­ros blan­cos del cole­gio. Es así que Starr debe adop­tar una deci­sión sobre si con­fiar en el sis­te­ma judi­cial impe­ran­te, según le acon­se­ja su tío Car­los (Com­mon) que es un poli­cía negro, o bien salir del ano­ni­ma­to y ates­ti­guar lo que ha visto.

Si bien el pro­ble­ma racial es el foco cen­tral del film don­de se mues­tra la soli­da­ri­dad de la pobla­ción negra para con­de­nar al poli­cía ase­sino, al pro­pio tiem­po refle­ja la bús­que­da de la ver­da­de­ra iden­ti­dad de su pro­ta­go­nis­ta al com­pro­bar cómo esa vida dual que esta­ba lle­van­do has­ta ese momen­to no resul­ta­rá fácil de seguir imple­men­tán­do­la; en todo caso, el des­en­la­ce del film abor­da satis­fac­to­ria­men­te ese hecho.

La inte­li­gen­te rea­li­za­ción y el buen guión que­dan tras­lu­ci­dos en el nivel gene­ral de este absor­ben­te dra­ma moral que al estar esme­ra­da­men­te arti­cu­la­do per­mi­te man­te­ner cons­tan­te inte­rés a lo lar­go de su desa­rro­llo. A la bue­na pin­tu­ra de carac­te­res y la cali­dad de su tra­ta­mien­to se agre­ga la par­ti­ci­pa­ción de un con­vin­cen­te elen­co don­de se dis­tin­gue la actua­ción de Sten­berg; esta joven actriz ofre­ce una mag­ní­fi­ca carac­te­ri­za­ción de la trau­ma­ti­za­da ado­les­cen­te que a una edad tem­pra­na atra­vie­sa un pro­ce­so de madu­rez fren­te a la gran res­pon­sa­bi­li­dad que debe asu­mir. Jor­ge Gutman

La Pasión del Alpinismo

FREE SOLO. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Eli­za­beth Vasarhel­yi y Jimmy Chin

La asom­bro­sa haza­ña del alpi­nis­ta Alex Hon­nold esca­lan­do la mon­ta­ña de El Capi­tan en el Par­que Nacio­nal de Yose­mi­te de Cali­for­nia es refle­ja­da en un exce­len­te docu­men­tal capaz de cor­tar el alien­to del espectador.

Alex Hon­nold

Lo que se apre­cia en Free Solo moti­va a inda­gar acer­ca de la pasión que un depor­te pue­de des­per­tar en una per­so­na que se jue­ga su vida. Así, para Hon­nold con solo 31 años de edad la res­pues­ta esta­ría en que desa­fiar el ries­go al que está expues­to com­pen­sa amplia­men­te el even­tual cos­to de morir en el inten­to. Si a la vis­ta de la gen­te corrien­te ese com­por­ta­mien­to pare­ce com­ple­ta­men­te irra­cio­nal no hay nada en la acti­tud de este depor­tis­ta que psi­co­ló­gi­ca­men­te deno­te inestabilidad.

Así como en 1974 el funam­bu­lis­ta fran­cés Phi­lip­pe Petit cau­só sen­sa­ción en la aven­tu­ra de cru­zar des­de la azo­tea de una Torre Geme­la de Nue­va York hacia la otra en un cable ten­di­do, Hon­nold logró lo que nin­gún alpi­nis­ta lo había con­se­gui­do has­ta el 3 de junio de 2017 al esca­lar El Capi­tan sin la ayu­da de cuer­da algu­na, soga o arne­ses que le habrían pro­te­gi­do en el caso de una caí­da libre.

A tra­vés de un diná­mi­co docu­men­tal Jimmy Chin jun­to con su espo­sa Eli­za­beth Vasarhel­yi ofre­cen un vívi­do retra­to de Hon­nold en todo el tra­yec­to que pre­ce­de a la famo­sa ascen­sión. Para ello rea­li­zan entre­vis­tas a otros mon­ta­ñe­ros como así tam­bién a su madre Dier­dre Wolow­nick y a su actual novia San­ni McCand­less. En tan­to que Dier­dre que­rien­do mucho a su hijo aca­ba resig­nán­do­se a la suer­te que pue­de correr por­que no pue­de olvi­dar la feli­ci­dad que este depor­te le pro­du­ce, su novia no pue­de disi­mu­lar la angus­tia que le cau­sa lo que Alex se pro­po­ne realizar.

Aun­que Hon­nold ha lle­va­do una exis­ten­cia soli­ta­ria, su esti­lo de vida ha cam­bia­do des­de que cono­ció a San­ni a tra­vés del amor que los une; en todo caso, si tuvie­ra que optar entre el depor­te que prac­ti­ca y su vida sen­ti­men­tal, él hones­ta­men­te mani­fies­ta que el alpi­nis­mo es su prioridad.

El momen­to cul­mi­nan­te se pro­du­ce en la últi­ma par­te del rela­to cuan­do comien­za el ascen­so. A tra­vés del mis­mo Hon­nold va superan­do los enor­mes esco­llos que pre­sen­ta El Capi­tan con­for­ma­do por leta­les for­ma­cio­nes roco­sas en sus 910 metros de altu­ra. A tra­vés de los movi­mien­tos de sus pies y de sus manos exclu­si­va­men­te y efec­tuan­do en las par­tes más difi­cul­to­sas sal­tos peli­gro­sí­si­mos don­de un míni­mo error de cálcu­lo sig­ni­fi­ca morir, el film trans­mi­te un sus­pen­so de indes­crip­ti­ble tensión.

Este incom­pa­ra­ble espec­tácu­lo adquie­re inusi­ta­da reali­dad gra­cias a la mag­ní­fi­ca fil­ma­ción y a la extra­or­di­na­ria foto­gra­fía de Chin, Mikey Schae­fer y Clair Pop­kin don­de se con­tem­pla a un indi­vi­duo que en bús­que­da de la per­fec­ción hará lo impo­si­ble para ven­cer el insano desa­fío que se ha pro­pues­to y bur­lar­se de la muer­te. Final­men­te la sobria músi­ca de Mar­co Bel­tra­mi se aúna para com­ple­men­tar la emo­ción del espec­ta­dor fren­te a lo que sus ojos están con­tem­plan­do con fascinación.

Este valio­so e imper­di­ble docu­men­tal cons­ti­tu­ye un mere­ci­do tri­bu­to a un remar­ca­ble depor­tis­ta cuya proeza que­da regis­tra­da como uno de los gran­des acon­te­ci­mien­tos en la his­to­ria del alpi­nis­mo. Jor­ge Gutman

La His­tó­ri­ca Haza­ña Espacial

FIRST MAN. Esta­dos Uni­dos, 2018. Un film de Damien Chazelle

Des­pués del gran éxi­to popu­lar obte­ni­do con La La Land (2016), Damien Cha­ze­lle retor­na con First Man cuyo tema se cen­tra en Neil Arms­trong, el pri­mer hom­bre que posó sus pies en la Luna en el his­tó­ri­co día del 20 de Julio de 1969.

Ryan Gos­ling

Basa­do en el libro de James R. Han­sen, el libre­to de Josh Sin­ger pre­sen­ta al dies­tro pilo­to Arms­trong (Ryan Gos­ling) y su espo­sa Janet (Clai­re Foy) cuan­do en 1961 sufren la des­gra­cia de per­der a su peque­ña hiji­ta enfer­ma de cán­cer. Si bien Janet vol­vió a que­dar emba­ra­za­da en los años siguien­tes con dos niños varo­nes inte­gran­do la fami­lia, tal como se apre­cia en el film, Neil no pudo olvi­dar el difí­cil tran­ce vivi­do. Para ini­ciar una nue­va vida, el matri­mo­nio se des­pla­za a Hous­ton don­de en 1962 Arms­trong es con­tra­ta­do por la NASA para par­ti­ci­par en el Pro­gra­ma Gemini.

El film se nutre fun­da­men­tal­men­te de los nume­ro­sos entre­na­mien­tos, los ensa­yos de vue­los rea­li­za­dos a lo lar­go del perío­do que se extien­de has­ta 1969 así como los inter­cam­bios de carác­ter exclu­si­va­men­te téc­ni­cos que acon­te­cen con el equi­po de tra­ba­jo de la esta­ción espa­cial. Si bien en prin­ci­pio eso pue­de con­ci­tar con­si­de­ra­ble inte­rés, el exce­si­vo metra­je inver­ti­do en esos menes­te­res resien­te un poco la agi­li­dad narrativa.

Den­tro del rela­to hay algu­nas esce­nas de indu­da­ble con­te­ni­do dra­má­ti­co; entre las mis­mas se encuen­tra la secuen­cia que tie­ne lugar duran­te el pri­mer vue­lo espa­cial de Arms­trong de Mar­zo de 1966 quien coman­dan­do la Gemi­ni 8 y acom­pa­ña­do del pilo­to David Scott (Chris­topher Abbott) están a pun­to de morir en el via­je de retorno a la órbi­ta terres­tre; otro momen­to dra­má­ti­co acon­te­ce cuan­do en Enero de 1967, duran­te una prue­ba en la pla­ta­for­ma de lan­za­mien­to del pro­yec­to Apo­lo 1 se incen­dia la cabi­na pere­cien­do Edward Whi­te (Jason Clar­ke), uno de los cole­gas más cer­ca­nos de Neil, jun­to con otros dos astro­nau­tas. Con todo, los 10 minu­tos más emo­ti­vos del film están refe­ri­dos a la recri­mi­na­ción que Janet efec­túa a su intro­ver­ti­do y cir­cuns­pec­to espo­so cuan­do se dis­po­ne a par­tir para la gran aven­tu­ra espa­cial del Apo­lo 11 sin la inten­ción de des­pe­dir­se de sus dos hijos y de comu­ni­car­les que a lo mejor podría no regre­sar con vida.

A pesar de su vas­to elen­co, todo el peso recae fun­da­men­tal­men­te en Gos­ling y en menor par­te en Foy. A lo lar­go del metra­je, el actor apa­re­ce dema­sia­do con­te­ni­do emo­cio­nal­men­te y en tal sen­ti­do no alcan­za a trans­mi­tir al espec­ta­dor la viven­cia inte­rior de su per­so­na­je. Dife­ren­te­men­te es el caso de Foy en el no con­for­ta­ble rol de la mujer que que­rien­do mucho a su mari­do car­ga con el gran peso de la angus­tia de no saber si éste retor­na­rá sano y sal­vo de la gran misión espacial.

Lo más impor­tan­te del film resi­de en la recrea­ción de las naves espa­cia­les, las imá­ge­nes claus­tro­fó­bi­cas del redu­ci­do espa­cio en el que se des­en­vuel­ven los astro­nau­tas, el fas­ci­nan­te alu­ni­za­je del Apo­lo 11 y en gene­ral en sus exce­len­tes efec­tos espe­cia­les. Para con­cluir cabe remar­car el buen tino de Cha­ze­lle al abs­te­ner de pre­sen­tar una ima­gen triun­fa­lis­ta o patrió­ti­ca de la haza­ña logra­da por Esta­dos Uni­dos. Jor­ge Gutman

Un Remar­ca­ble Western

THE SIS­TERS BROTHERS. Esta­dos Uni­dos-Fran­cia-Ruma­nia-Espa­ña. Un film de Jac­ques Audiard

Habien­do demos­tra­do una gran ver­sa­ti­li­dad a tra­vés de su fil­mo­gra­fía en el enfo­que de disí­mi­les temas, el rea­li­za­dor fran­cés Jac­ques Audiard con­fir­ma una vez más dicha cua­li­dad en su octa­vo film al con­si­de­rar el géne­ro del wes­tern en su pri­me­ra incur­sión en la cine­ma­to­gra­fía de Esta­dos. Uni­dos; el resul­ta­do de The Sis­ters Brothers es un logra­do docu­men­to, pleno de dina­mis­mo y vita­li­dad que si bien recuer­da cier­tos fil­mes de los her­ma­nos Coen este direc­tor le apor­ta su per­so­nal esti­lo distintivo.

Joa­quin Phoe­nix y John C. Reilly

Basa­do en la nove­la homó­ni­ma del autor cana­dien­se Patrick deWitt con un guión pre­pa­ra­do por el rea­li­za­dor y Tho­mas Bide­gain, la acción se ubi­ca en 1851, en ple­na Fie­bre del Oro. El rela­to sigue los pasos de los her­ma­nos Sis­ters quie­nes como sica­rios mar­gi­na­dos de la ley tra­ba­jan para un mafio­so de Ore­gón apo­da­do Com­mo­do­re (Rut­ger Hauer). Eli (John C. Reilly), el mayor de los her­ma­nos, es más madu­ro que el jovial Char­lie (Joa­quin Phoe­nix) cuya afi­ción a la bebi­da lo hace menos res­pon­sa­ble; la rela­ción entre ellos es acep­ta­ble­men­te bue­na lo que no impi­de que haya cier­tos momen­tos de mar­ca­da dis­cor­dia sin que la san­gre lle­gue al río.

El recien­te encar­go que el dúo reci­be de su patrón es el de loca­li­zar y matar a un tal Her­mann Ker­mit Warm (Riz Ahmed) que según pare­ce le debe una impor­tan­te suma de dine­ro; el indi­vi­duo bus­ca­do es un quí­mi­co que inven­tó un líqui­do áci­do que ver­ti­do en las aguas de los ríos per­mi­te detec­tar las pepi­tas de oro que allí se encuen­tran. Warm es a su vez per­se­gui­do por el detec­ti­ve John Morris (Jack Gyllenhaal) quien tie­ne la misión de entre­gar­lo a los hermanos

A tra­vés de un via­je que comien­za en Ore­gón, pro­si­gue en Sie­rra Neva­da y con­clu­ye en San Fran­cis­co, el espec­ta­dor pre­sen­cia una ani­ma­da his­to­ria del lejano Oes­te con cier­tos giros ines­pe­ra­dos bien resuel­tos. Aun­que el rela­to no evi­ta la vio­len­cia que a veces resul­ta exce­si­va, la mis­ma es ate­nua­da con situa­cio­nes de fran­co humor que ofre­cen los apre­cia­dos diá­lo­gos nutri­dos por el guión.

Audiard como incues­tio­na­ble narra­dor ha logra­do un film sutil de intros­pec­ti­vos mati­ces que a pesar de su con­tex­to dra­má­ti­co resul­ta más liviano que otros del mis­mo géne­ro. Lo impor­tan­te es la muy bue­na des­crip­ción de sus per­so­na­jes, en espe­cial la de los her­ma­nos pis­to­le­ros que en últi­ma ins­tan­cia deno­tan su nece­si­dad de afec­to. Reilly en el mejor papel de su carre­ra apor­ta con­si­de­ra­ble ter­nu­ra y sen­si­bi­li­dad a pesar de ser un ase­sino a suel­do; por su par­te, Phoe­nix se luce como el impia­do­so indi­vi­duo emo­cio­nal­men­te ator­men­ta­do cuya per­so­na­li­dad no resul­ta fácil de defi­nir. En roles meno­res tan­to Gyllenhaal como Ahmed apor­tan la con­vic­ción reque­ri­da de sus per­so­na­jes. En los fac­to­res de pro­duc­ción cabe des­ta­car la acer­ta­da músi­ca de Ale­xan­dre Des­plat y la bue­na foto­gra­fía de Benoît Debie. Jor­ge Gutman