Una bella come­dia musical

THE KING AND I  

Una de las más recor­da­das y her­mo­sas come­dias musi­ca­les como lo es The King and I lle­ga a las pan­ta­llas de Cine­plex en una de las fil­ma­cio­nes efec­tua­das en el Palla­dium de Lon­dres don­de se repre­sen­tó con cla­mo­ro­so éxi­to has­ta el 29 de sep­tiem­bre últi­mo, des­pués de su gran suce­so en el tea­tro del Lin­coln Cen­ter de Nue­va York.

Kelli O’Ha­ra y Ken Wata­na­be. (Foto: Matthew Murphy)

La obra con músi­ca de Richard Rod­gers y letra de Oscar Ham­mers­tein II se estre­nó en Broad­way en mar­zo de 1951 con Ger­tru­de Law­ren­ce y Yul Brin­ner en los roles pro­ta­gó­ni­cos. Ade­más de varias repo­si­cio­nes que tuvie­ron lugar con el trans­cur­so del tiem­po, tam­bién fue adap­ta­da para el cine en 1956 con la actua­ción de Debo­rah Kerr y Yul Brinner.

Kelly O’Ha­ra (Foto: Matthew Murphy)

La his­to­ria está basa­da en el libro Anna and the King of Siam de Mar­ga­ret Lan­don quien se ins­pi­ró en la auto­bio­gra­fía de Anna Leo­no­wens. La acción que trans­cu­rre en la déca­da de 1860 rela­ta la lle­ga­da de Ana con su hijo Louis, pro­ce­den­te de Ingla­te­rra, al rei­no de Siam con el pro­pó­si­to de ense­ñar como maes­tra a los hijos del monar­ca y sus nume­ro­sas espo­sas. A par­tir de allí se va desa­rro­llan­do una his­to­ria teñi­da de algu­nos con­flic­tos, dife­ren­cias cul­tu­ra­les y roman­ce entre el impe­ra­ti­vo rey y Anna.

La ver­sión actual ha con­ta­do con la pues­ta escé­ni­ca del direc­tor Bartlett Sher quien le ha impre­so un toque moderno a la tra­ma. El exce­len­te elen­co está enca­be­za­do por Ken Wata­na­be como el rey y Kelli O’Ha­ra en el rol de Anna; otros inte­gran­tes del repar­to en pape­les impor­tan­tes inclu­yen a Ruthie Ann Miles como Lady Thiang, Takao Osa­wa ani­man­do al efi­cien­te con­se­je­ro del rey, Dean John Wil­son como Lun Tha, Na-Young Jeon como Tup­tim, Jon Chew como el prín­ci­pe Chu­la­long­korn y Edward Baker-Duly en el doble papel de Sir Edward Ram­say y el Capi­tan Orton, Ade­más par­ti­ci­pan un con­jun­to inte­gra­do por can­tan­tes, acto­res y bai­la­ri­nes en el mar­co de un espec­tácu­lo coreo­gra­fia­do por Chris­topher Gate­lli quien se ha basa­do en la coreo­gra­fía ori­gi­nal de Jero­me Robbins.

Entre los núme­ros musi­ca­les inte­gra­dos por una vein­te­na de títu­los se des­ta­can I Whistle a Happy Tune, The Royal Bang­kok Aca­demy, Hello Young Lovers, March of the Royal Sia­me­se Chil­dren, Get­ting to Know you, Shall We Dan­ce y Something Won­der­ful.

El equi­po crea­ti­vo inclu­ye a Michael Year­gan en la esce­no­gra­fía, Cathe­ri­ne Zuber en el ves­tua­rio, Donald Hol­der en el dise­ño de ilu­mi­na­ción y Scott Leh­rer en el dise­ño de sonido.

La exhi­bi­ción ten­drá lugar el 29 de noviem­bre y el 8 de diciem­bre de 2018 y para infor­mar­se sobre los cines par­ti­ci­pan­tes de Cine­plex y sus res­pec­ti­vos hora­rios pre­sio­ne aquí 

El Músi­co y su Chofer

GREEN BOOK. Esta­dos Uni­dos, 2017. Un film de Peter Farrelly

Otra vez el cine depa­ra al espec­ta­dor una come­dia dra­má­ti­ca don­de de no haber­se basa­do en una his­to­ria ver­da­de­ra habría resul­ta­do un poco difí­cil acep­tar­la como rea­lis­ta en la des­crip­ción de una amis­tad impro­ba­ble. Sin embar­go, lo que se ve en pan­ta­lla real­men­te ha acon­te­ci­do y a pesar de que lo expues­to resul­te pre­de­ci­ble el direc­tor Peter Farrelly ha logra­do dis­tin­guir a Green Book ofre­cien­do gran afec­to y huma­nis­mo a sus dos protagonistas.

De algún modo, el film revier­te los carac­te­res del pre­mia­do film Dri­ving Miss Daisy (1989) don­de en vez de con­tras­tar a una mujer blan­ca con su chó­fer negro, en este caso la his­to­ria se cen­tra en un aris­tó­cra­ta negro que es ser­vi­do por su con­duc­tor blanco.

Vig­go Mor­ten­sen y Mahersha­la Ali.

En una bue­na des­crip­ción de carac­te­res, el guión del rea­li­za­dor con la cola­bo­ra­ción de Nick Valle­lon­ga y Brian Currie ubi­ca la his­to­ria en Nue­va York, en 1962, años antes de la lucha empren­di­da por los dere­chos civi­les en Esta­dos Uni­dos. Uno de los per­so­na­jes es Tony Lip (Vig­go Mor­ten­sen), un hom­bre de fami­lia de ori­gen ita­liano vivien­do en el Bronx, sin mayor edu­ca­ción for­mal y poco refi­na­mien­to en su mane­ra de actuar; al comen­zar el rela­to él se encuen­tra des­em­plea­do por­que el club noc­turno don­de tra­ba­ja se cie­rra por renovaciones.

El otro per­so­na­je es Don Shir­ley (Mahersha­la Ali), un ver­sá­til pia­nis­ta afro­ame­ri­cano tan­to de músi­ca clá­si­ca como de jazz que ade­más de domi­nar varios idio­mas, goza de una bue­na posi­ción eco­nó­mi­ca que le per­mi­te vivir en un con­for­ta­ble piso amo­bla­do de exqui­si­to gus­to que se encuen­tra ubi­ca­do arri­ba del Car­ne­gie Hall de Manhattan.

Dado que Shir­ley rea­li­za­rá una gira con su trío al sur del país, mar­ca­da­men­te racis­ta, deci­de con­tra­tar como cho­fer de su lujo­so Cadi­llac a Tony para que ade­más de trans­por­tar­lo a dife­ren­tes luga­res don­de el trío eje­cu­ta­rá los con­cier­tos tam­bién le sir­va como guar­da­es­pal­das en caso de topar­se con gen­te blan­ca faná­ti­ca o into­le­ran­te hacia los negros. .

Es así como tie­ne lugar una pelí­cu­la del camino don­de a tra­vés de su reco­rri­do se apre­cia en más de una oca­sión el racis­mo ins­ti­tu­cio­na­li­za­do de los luga­res visi­ta­dos; pero esa aven­tu­ra per­mi­ti­rá al pro­pio tiem­po for­jar una gran empa­tía entre dos per­so­nas dia­me­tral­men­te opues­tas que final­men­te se con­ver­ti­rán en gran­des ami­gos a pesar de sus dife­ren­cias culturales.

Con todos los ingre­dien­tes de una pelí­cu­la ame­na, as bri­llan­tes actua­cio­nes de Mor­ten­sen y Ali son las que la valo­ri­zan en gran medi­da. Mor­ten­sen evi­ta que su per­so­na­je se trans­for­me en cari­ca­tu­res­co y pro­por­cio­na com­ple­ta huma­ni­dad al rús­ti­co íta­lo­ame­ri­cano que dejan­do a un lado sus sen­ti­mien­tos racis­tas al con­vi­vir con Shir­ley, des­cu­bre su noble­za, lle­ga a amar la músi­ca y con­si­de­ra que este artis­ta lle­ga a tocar el piano mejor que Libe­ra­ce. Por su par­te Ali brin­da la correc­ta nota carac­te­ri­zan­do al mul­ti­fa­cé­ti­co y dis­tin­gui­do músi­co que si bien al prin­ci­pio no se encuen­tra muy cómo­do con su emplea­do gra­dual­men­te comien­za a bajar­se de su trono de aris­tó­cra­ta para amol­dar­se al ran­go más humil­de de Tony. Como resul­ta­do, la extra­or­di­na­ria alqui­mia pro­du­ci­da entre ambos per­so­na­jes con­ta­gia viva­men­te al gran públi­co per­mi­tien­do que dis­fru­te gra­ta­men­te con esta verí­di­ca his­to­ria. Jor­ge Gutman

Una Obra Ple­na­men­te Vigente

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

BILANAutor; Mar­cel Dubé. Direc­ción: Benoît Ver­meu­len. Con­se­je­ra en Dra­ma­tur­gia: Marie-Clau­de Ver­dier. Elen­co: Chris­ti­ne Béau­lieu, Joseph Belle­ro­se, Phi­lip­pe Cousi­neau, Mic­kaël Gouin, Rachel Gra­ton, Guy Jodoin, Syl­vie Léo­nard, Jonathan Morier, Jean-Phi­lip­pe Perras, Mathieu Ques­nel, Denis Tru­del y Rebec­ca Vachon. Esce­no­gra­fía; Ray­mond Marius Bou­cher. Ves­tua­rio: Lin­da Bru­ne­lle. Ilu­mi­na­ción: André Rioux. Músi­ca: Nico­las Bas­que. Video: David B. Ricard. Acce­so­rios: Natha­lie Tré­pa­nier. Dura­ción: 2 horas sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 8 de diciem­bre de 2018 en el Théâ­tre du Nou­veau Monde 

Hace casi 6 déca­das la tele­vi­sión cana­dien­se popu­la­ri­zó el tele­tea­tro Bilan escri­to por Mar­cel Dubé y difun­di­do en el espa­cio Le Téléthéâ­tre de Radio Cana­da; ocho años más tar­de el tex­to fue lle­va­do por pri­me­ra vez a esce­na por el TNM y pos­te­rior­men­te fue obje­to de una nue­va ver­sión tea­tral en 2002. Curio­sa­men­te, en la adap­ta­ción actual rea­li­za­da por Marie-Clau­de Ver­dier bajo la direc­ción escé­ni­ca de Benoît Ver­meu­len se pue­de afir­mar que la obra de Dubé man­tie­ne ple­na vigencia.

(Foto: Yves Renaud)

En la épo­ca de su ori­gi­nal con­cep­ción, Dubé que ubi­có la acción en 1960 no dejó de lado los con­si­de­ra­bles nue­vos vien­tos que sopla­ban en la pro­vin­cia de Que­bec con el adve­ni­mien­to de la deno­mi­na­da Revo­lu­ción Tran­qui­la bajo el gobierno del pri­mer minis­tro Jean Lesa­ge. Así, las vici­si­tu­des que emer­gen de su con­te­ni­do no esta­ban diso­cia­dos de aquél perio­do his­tó­ri­co; sin embar­go, en esta nue­va lec­tu­ra de Ver­meu­len, lo que se pue­de apre­ciar es que el micro­cos­mos repre­sen­ta­do en la uni­dad fami­liar de la obra, ade­más de poder acon­te­cer hoy día en Que­bec, igual­men­te podría trans­cu­rrir en un medio simi­lar de la actual socie­dad occidental.

(Foto: Yves Renaud)

William Laro­se (Guy Jodoin), patriar­ca de una fami­lia inte­gra­da por su mujer Mar­got (Syl­vie Léo­nard) y sus tres hijos adul­tos, Gui­llau­me (Mic­kaël Gouin), Suzie (Rachel Gra­ton) y Étien­ne (Jonathan Morier), cree que pue­de con­quis­tar al mun­do que lo rodea comen­zan­do por los suyos. Due­ño de una for­tu­na logra­da como empre­sa­rio en la cons­truc­ción, supo­ne que tie­ne todo a su favor y por lo tan­to como el poder eco­nó­mi­co engen­dra al polí­ti­co es tiem­po enton­ces para entrar en polí­ti­ca y lograr de este modo ascen­der ell pinácu­lo pira­midal de la esfe­ra social. Cla­ro está que en su incons­cien­te cegue­ra no es capaz de ver que su sumi­sa mujer dis­ta de ser feliz y tra­ta de bus­car fue­ra del matri­mo­nio el amor que no ha encon­tra­do en él. En for­ma suce­si­va verá cómo su cas­ti­llo dora­do se le irá desin­te­gran­do al no poder con­tro­lar ya más su auto­ri­dad paternal.

(Foto: Yves Renaud)

La crí­ti­ca viru­len­ta que el autor efec­túa a tra­vés del com­por­ta­mien­to de William don­de cree que su dine­ro pue­de com­prar lo impo­si­ble no es más que un refle­jo de la actual socie­dad mate­ria­lis­ta que atra­vie­sa momen­tos de pro­fun­da incer­ti­dum­bre rele­gan­do las con­si­de­ra­cio­nes éti­cas y mora­les a un lejano segun­do plano.

Tra­tan­do de moder­ni­zar la pie­za con la intro­duc­ción de pro­yec­cio­nes de video inte­gran­do ade­cua­da­men­te imá­ge­nes aso­cia­das al desa­rro­llo de la acción, en su pri­mer tra­ba­jo para el TNM Ver­meu­len cap­ta con sen­si­bi­li­dad el espí­ri­tu de Dubé refle­jan­do los deseos, sen­ti­mien­tos y con­flic­tos que atra­vie­san sus per­so­na­jes. En lo que a su elen­co se refie­re, tan­to Guy Jodoin como Syl­vie Léo­nard satis­fa­cen ple­na­men­te en los roles pro­ta­gó­ni­cos. Jodoin se apro­pia muy bien de su per­so­na­je mati­zan­do las varia­cio­nes dra­má­ti­cas de un hom­bre que segu­ro de sí mis­mo final­men­te demos­tra­rá su vul­ne­ra­bi­li­dad fren­te a situa­cio­nes que él ya no pue­de mane­jar; por su par­te, Por su par­te, Léo­nard se adap­ta muy bien a la psi­co­lo­gía de Mar­got, en pro­cu­ra de su auto­no­mía como mujer. El res­to del elen­co se desem­pe­ña correc­ta­men­te trans­mi­tien­do la iro­nía, cinis­mo, frus­tra­ción y el sen­ti­mien­to de inde­pen­den­cia a tra­vés de los dife­ren­tes mati­ces que atra­vie­san cada uno de los per­so­na­jes con­tras­tan­do los valo­res de la nue­va gene­ra­ción con los de las anteriores.

Atrac­ti­vas Pie­zas en el Segal Centre

Para con­cluir el exi­to­so año que el Segal Cen­tre ha veni­do desa­rro­llan­do a lo lar­go de 2018 bajo la diná­mi­ca direc­ción eje­cu­ti­va de Lisa Rubin, se habrán de pre­sen­tar dos obras de indu­da­ble interés.

La pri­me­ra de ellas es A Doll’s Hou­se Part 2 que cons­ti­tu­ye una secue­la de con­ti­nua­ción de Casa de Muñe­cas, la acla­ma­da pie­za de Hen­rik Ibsen estre­na­da en 1879 y que fue con­si­de­ra­da por muchos crí­ti­cos como la pri­me­ra ver­da­de­ra obra tea­tral femi­nis­ta a tra­vés del per­so­na­je de Nora Helmer.

Casi un siglo y medio des­pués el dra­ma­tur­go ame­ri­cano Lucas Hnath deci­dió con­ti­nuar­la ana­li­zan­do qué pasa­ría con sus per­so­na­jes ori­gi­na­les. Escri­ta en 2017 y estre­na­da con gran éxi­to en Broad­way, la pie­za fue nomi­na­da en 8 cate­go­rías para los pre­mios Tony obte­nien­do el de la mejor actriz adju­di­ca­do a Lau­rie Met­calf en el rol de Nora.

En una bre­ve sinop­sis se pue­de anti­ci­par que del mis­mo modo que la obra de Ibsen con­clu­ye con un por­ta­zo de Nora hacien­do aban­dono del hogar, aquí ella retor­na 15 años des­pués con­ver­ti­da en una famo­sa escri­to­ra nove­lis­ta. La razón que moti­va el regre­so es la for­ma­li­za­ción de los trá­mi­tes de divor­cio de su mari­do Tor­vald a fin de que éste fir­me los papa­les lega­les; esa es la oca­sión en la que Nora es cues­tio­na­da por lo que estu­vo hacien­do, don­de su fami­lia expre­sa sus recri­mi­na­cio­nes por esa ausen­cia sin haber dado seña­les de vida. La obra de Hnath es una con­ti­nua­ción de la com­ple­ja explo­ra­ción del autor norue­go sobre los roles tra­di­cio­na­les atri­bui­dos al hom­bre y la mujer en las luchas inhe­ren­tes a todas las rela­cio­nes humanas.

Esta pro­duc­ción es diri­gi­da por Caitlin Murphy quien efec­túa su debut pro­fe­sio­nal lue­go de haber­se desem­pe­ña­do como asis­ten­te de direc­ción en varias pro­duc­cio­nes del Segal Cen­tre inclu­yen­do Million Dollar Quar­tet, Noi­ses Off, Bad Jews y Mar­jo­rie Pri­me.

El elen­co inclu­ye a cua­tro talen­to­sos acto­res que hacen su debut en el Cen­tro Segal. El papel pro­ta­gó­ni­co de Nora está a car­go de Sarah Cons­ti­ble en tan­to que Oli­ver Bec­ker repre­sen­ta­rá al repri­mi­do y aban­do­na­do mari­do Tor­vald. Vic­to­ria Bar­koff inter­pre­ta a la emplea­da domés­ti­ca de la casa en tan­to que Ellie Moon ani­ma a Emmy la hija más joven del matrimonio.

Ade­más de la pues­ta escé­ni­ca de Murphy, el equi­po crea­ti­vo está inte­gra­do por Pie­rre-Étien­ne Locas, la dise­ña­do­ra de ves­tua­rio Loui­se Bou­rret, Anne-Marie Rodri­gue Leco­urs en la ilu­mi­na­ción y Chris­tian Tho­mas en el dise­ño del sonido.

La obra es repre­sen­ta­da en la sala prin­ci­pal del Segal Cen­tre des­de el 18 de noviem­bre has­ta el 9 de diciem­bre de 2018

La segun­da obra es Old Stock: A Refu­gee Love Story. Esta crea­ción con­jun­ta de Han­nah Mos­co­vitch, Ben Caplan y Chris­tian Barry será repre­sen­ta­da por pri­me­ra vez en Mon­treal des­pués de haber sido estre­na­da en Hali­fax y pre­sen­ta­da con gran suce­so de la crí­ti­ca en otras ciu­da­des cana­dien­ses, Nue­va York, Gran Bre­ta­ña, Holan­da y pró­xi­ma a hacer­lo en Aus­tra­lia y California.

La obra escri­ta por Han­nah Mos­co­vitch está ins­pi­ra­da en la expe­rien­cia vivi­da por sus bisa­bue­los judíos Chaim y Cha­ya Mos­co­vitch, quie­nes huyen­do de la vio­len­cia impe­ran­te en Ruma­nia arri­ba­ron al puer­to de Hali­fax en 1908 en carác­ter de refu­gia­dos. Así, ella de 24 años viu­da y habien­do per­di­do un niño, en tan­to que él de 19 años, tími­do y afa­ble, ini­cian un roman­ce que se ase­me­ja a una his­to­ria de amor; des­pués de haber deja­do todo en Euro­pa apro­ve­chan del inmen­so cari­ño que los une y de la opor­tu­ni­dad que el Nue­vo Mun­do les ofre­ce para aspi­rar a una vida más promisoria.

Ben Caplan, (Foto: Stoo Metz Photography)

La pie­za adquie­re el carác­ter de un espec­tácu­lo fol­cló­ri­co musi­cal don­de el desa­rro­llo de su tra­ma está entre­mez­cla­do con un nume­ro de can­cio­nes com­pues­tas por Ben Caplan y Chris­tian Barry. Caplan al pro­pio tiem­po es el per­so­na­je que se ocu­pa de narrar la his­to­ria, en tan­to Mary Fay Coady carac­te­ri­za a Cha­ya, ade­más de tocar el vio­lín y Dani Oore asu­me el rol de Chaim tocan­do el cla­ri­ne­te. Al elen­co se unen otros dos músi­cos: Graham Scott en el acor­deón y Jamie Kro­nick en el tambor.

(Foto : Stoo Metz Photografphy)

Esta tier­na y huma­na his­to­ria será repre­sen­ta­da des­de el 4 has­ta el 19 de diciem­bre de 2018 en el Stu­dio del Segal Centre.

Para infor­ma­ción adi­cio­nal sobre ambos espec­tácu­los pre­sio­ne aquí

Sem­blan­za de un Gran Pintor

EDGAR DEGAS

En el mar­co del ciclo Exhi­bi­tions on Screen Cine­plex pre­sen­ta­rá el docu­men­tal Degas: A Pas­sion for per­fec­tion del rea­li­za­dor David Bic­kers­taff.

Habien­do sido uno de los fun­da­do­res del impre­sio­nis­mo, den­tro de la his­to­ria del arte Degas (1834 – 1917) ha sido con­si­de­ra­do un excep­cio­nal dibu­jan­te debi­do en gran par­te por la exce­len­te cap­ta­ción rea­li­za­da en sus obras de las sen­sa­cio­nes de vida y movi­mien­to. Sus retra­tos son muy apre­cia­dos por la pro­fun­di­dad psi­co­ló­gi­ca y sen­sa­ción de ver­dad que transmiten.

A su falle­ci­mien­to, más de 150 pie­zas de escul­tu­ra hechas de cera, arci­lla y plas­ti­li­na fue­ron encon­tra­das en su estu­dio y las que han sobre­vi­vi­do han sido tras­la­da­das al Museo de Fitz­wi­lliam en Cam­brid­ge; esta ins­ti­tu­ción cul­tu­ral es la que reúne la más impor­tan­te colec­ción de Degas en Gran Bretaña.

En la visi­ta efec­tua­da a este impor­tan­te museo el docu­men­ta­lis­ta narra la fas­ci­nan­te e insa­cia­ble bús­que­da de la per­fec­ción per­se­gui­da por Degas, median­te la expe­ri­men­ta­ción efec­tua­da con nue­vas téc­ni­cas y las lec­cio­nes apren­di­das de los gran­des maes­tros del pasa­do, inclu­yen­do los artis­tas del Rena­ci­mien­to Italiano.

Examen de Dan­za. (Foto: Getty Images)

A veces, frus­tra­do por sus pro­pios fra­ca­sos, Degas se fue con­su­mien­do con sus obse­si­vos prin­ci­pios, muchas veces al cos­to de afec­tar su vis­ta, en su deter­mi­na­ción de cap­tar la vida coti­dia­na en cada una de sus obras. Nun­ca com­ple­ta­men­te satis­fe­cho, nume­ro­sos de sus dibu­jos y escul­tu­ras fue­ron man­te­ni­dos en pri­va­do duran­te su vida; es así que a tra­vés del docu­men­tal pue­den apre­ciar­se algu­nos de sus deta­lla­dos y expre­si­vos trabajos.

Ade­más de expo­ner la labor crea­ti­va de este per­fec­cio­nis­ta artis­ta, tan­to en lo que con­cier­ne a las pin­tu­ras como a sus escul­tu­ras, el docu­men­tal ofre­ce tes­ti­mo­nios escri­tos de ami­gos, expli­ca­cio­nes de nume­ro­sos exper­tos en su tra­ba­jo como así tam­bién la narra­ción de car­tas escri­tas por Degas; todo ello con­tri­bu­ye a reve­lar la com­ple­ja per­so­na­li­dad de uno de los más influ­yen­tes artis­tas fran­ce­ses de la segun­da mitad del siglo 19 y prin­ci­pios del siglo 20.

El docu­men­tal será exhi­bi­do el 25 y 27 de noviem­bre, los días 2, 6, 12, 14 y 17 de diciem­bre de 2018 y el 14 de enero de 2019. Para infor­ma­ción sobre las salas de Cine­plex que habrán de pre­sen­tar­lo como así tam­bién los hora­rios res­pec­ti­vos pre­sio­ne aquí