PLAIRE, AIMER ET COURIR VITE. Francia, 2018. Un film escrito y dirigido por Christophe Honoré.
Ambiciosa en su intención, esta película del director y guionista Chiristophe Honoré aparece como algo “déjà vu” si se tiene en cuenta que no hace más que un año se juzgó 120 Battements par Minute de Robert Campillo abordando magníficamente la génesis del SIDA. En este caso Plaire, Aimer et Courir Vite considera el mismo tópico aunque desde un ángulo diferente; en lugar de enfocarlo políticamente como lo fue la lucha emprendida por los militantes del Act Up-Paris, Honoré se desprende del contexto político para centrarse en una historia más personal.
El relato que se desarrolla en Francia en 1993 presenta a Jacques Tondelli (Pierre Deladonchamps), un exitoso escritor parisino gay de 36 años y padre de un hijo de 10 años, que acarrea el virus de inmunodeficiencia humana, aunque sin sufrir los efectos de la enfermedad. Cuando viaja a la ciudad de Rennes para una conferencia de su especialidad conoce a Arthur Prigent (Vincent Lacoste), un joven veinteañero bisexual aspirante a director de cine que aún no se ha atrevido a “salir del armario”. Si bien llevando una vida sexual disoluta Jacques en principio no tiene intención de mantener una relación sentimental con Arthur al saber que tarde o temprano habrá de morir; no obstante la insistencia del joven hará que finalmente termine cediendo iniciándose un vínculo fogoso entre ambos, al propio tiempo que se establece una relación de profesor-estudiante.
Si bien lo anteriormente descripto constituye el aspecto central del relato, hay otros momentos vinculados con amigos y amantes de Jacques, entre ellos la relación confidencial entablada con su vecino de piso (Denis Podalydês,) que alargan en demasía la duración del metraje (poco más de dos horas). Aunque el film no se distingue por aportar algo nuevo o distintivo a lo que ya se ha visto en anteriores oportunidades, el mismo no está exento de momentos tiernos como por ejemplo la emotiva escena en que Jacques baña a un ex amante, próximo a morir de SIDA.
Con una buena descripción de la época y escenarios donde transcurre, Honoré presenta un melodrama que aunque no suficientemente articulado está bien filmado y correctamente actuado. Jorge Gutman