BEN IS BACK. Estados Unidos, 2018. Un film escrito y dirigido por Peter Hedges
Un tema candente y excepcionales actuaciones confieren potencia y solidez al drama que Peter Hedges ilustra en Ben is Back.
La adicción a las drogas es siempre un motivo de extremada preocupación tanto para la víctima como para sus familiares. Es eso lo que acontece con Holly (Julia Roberts), una mujer cuyo hijo Ben (Lucas Hedges) de su primer matrimonio es un drogadicto que se encuentra alejado de su familia siguiendo un programa de rehabilitación.
El film comienza cuando en la víspera de la Navidad el muchacho regresa al hogar para celebrar el acontecimiento. Su inesperada llegada es motivo de gran regocijo para su madre, aunque no lo sea tanto para su hermana Ivi (Kathryn Newton), como tampoco para su padrastro Neal (Courney B. Vance), el esposo de Holly, quienes demuestran su escepticismo en la recuperación de Ben y temen que su presencia pueda malograr la reunión familiar como ocurrió en la pasada reunión navideña. A pesar de que el joven sostiene que ya hace más de dos meses y medio que se encuentra completamente sobrio, Holly permite la estadía de su hijo por un lapso de 24 horas con la condición de vigilarlo permanentemente a fin de que no haya obstáculo alguno que pudiera ocasionarle una recaída. Así, las primeras horas del muchacho bajo el cuidado permanente de Holly resultan agradables en la medida que distrae su tiempo con sus dos pequeños hermanastros y con el querido perro de la familia.
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A medida que progresa el relato el director le infunde un clima de tensión ciuando Ben no puede desembarazarse de su pasado al resurgir peligrosos conocidos de la zona capaces de hacerlo trastabillar. Aunque el guión pierde cierta fuerza en su tramo final al introducirse en un mundo mafioso, no alcanza a desmerecer la importancia de este film que Peter Hedges ha dirigido con sobriedad reflejando el drama familiar expuesto.
La gran fuerza de este relato reside en sus dos protagonistas. Julia Roberts, que en 1990 brilló en el firmamento de Hollywood con Pretty Woman y en 2001 obtuvo el Oscar por Erin Brockovich, vuelve a brindar una memorable actuación como una madraza que por el entrañable amor que profesa hacia su hijo está dispuesta a cualquier tipo de sacrificio con tal de evitar que experimente un retroceso que lo conduzca nuevamente hacia el infierno; la alegría, temor, desesperación y abnegación de su personaje son maravillosamente reflejados por la actriz. Paralelamente Lucas Hedges, quien tan bien impresionó hace dos años en Manchster by the Sea y hace pocos meses en Boy Erased, retorna triunfante en otro gran rol; no solo cautiva en la extraordinaria relación que su personaje mantiene con su madre sino que también proyecta la angustia vivida de un vulnerable muchacho temeroso de ser vencido por la tentación de las sustancias dopantes.
En resumen, esta película permite al púbico contemplar un desgarrador drama realizado con sensibilidad y esmerada profesionalidad. Jorge Gutman