CLIMAX. Francia, 2018. Un film escrito y dirigido por Gaspar Noé
Conocido por su adicción a la violencia y sadismo gratuito, Gaspar Noé vuelve a la carga ofreciendo al espectador un film superficial y ultra-chocante que tiene el propósito de escandalizar.
En un tema que le pertenece y según manifiesta está basado en un hecho real acontecido en Francia en 1996, Noé presenta en su comienzo un reportaje en video efectuado a un grupo de jóvenes bailarines de diferentes estratos socioeconómicos, etnias, razas, sexo y orientación, que participarán en una gira programada por Francia y Estados Unidos. Tras estos primeros 10 minutos, los 35 siguientes se los muestra ensayando en un amplio establecimiento abandonado semejando a un inmenso galpón. La incesante música los exhibe danzando con encomiable energía dentro de un acertado marco coreográfico. Cuando los ensayos finalizan, se producen entre ellos conversaciones banales donde la mayoría de las mismas giran en torno del sexo; eso se ameniza con los tragos que se sirven de un jarro de sangría donde alguien ‑sin saber quién– introdujo LSD en el mismo. A partir de allí, al comenzar a sentir los efectos de la droga, los alucinados 20 integrantes del conjunto se convierten en verdaderas bestias humanas donde no faltan las agresiones sexuales, violentos golpes, depravaciones y vejaciones de todo tipo convirtiéndose el relato en un clima de horror pornográfico.
Aunque nadie duda de la aptitud de Noé como realizador, lo que aquí cuenta es su contenido y en tal sentido él conduce al público a un infierno dantesco al asistir a las calamidades que se producen durante la nefasta orgía que abarca los 55 minutos finales del relato. En consecuencia, resulta imposible de evitar el sentimiento de repulsión generado por esta historia. Parafraseando a Shakespeare cabe mencionar que el resto es silencio. Jorge Gutman