LA FEMME DE MON FRЀRE / A BROTHER’S LOVE. Canadá, 2019. Un film escrito y dirigido por Monia Chokri
Después de haber intervenido como actriz en varias películas de Xavier Dolan, Monia Chokri debuta como directora en La Mujer de mi Hermano. En esta comedia dramática donde se expone la especial relación existente entre dos hermanos su apreciación dependerá de cómo cada espectador pueda o no disfrutar de la presencia de su personaje protagónico.
La historia esbozada por Chokri se centra en Sophia (Anne-Elisabeth Bossé), una mujer soltera e insufrible neurótica de 35 años cuya actitud y comportamiento se asemeja más al de una joven adolescente. A pesar de haber obtenido recientemente un doctorado en filosofía política, de la cual no se cansa de remarcar, no logra un trabajo estable para mantenerse y además adeuda 48.000 dólares que contrajo durante sus años de estudio. Verborrágica y de ninguna manera delicada en el hablar, además de cínica, egoísta y permanentemente insatisfecha, esos atributos negativos la convierten en un ser decididamente antipático al que uno desearía evitar.
Viviendo en el departamento de su hermano Karim (Patrick Hivon), un psicólogo de buena presencia y notablemente seductor, siente por él un gran apego fraternal que es recíproco en la medida que Karim siempre está a su lado cuando ella lo necesita. Esa situación se presenta cuando al haber quedado embarazada, Karim la acompaña a la clínica donde Eloise (Évelyne Brochu), una bella ginecóloga, habrá de efectuarle un aborto. Sophia estallará de celos cuando su hermano y Eloise se enamoran y ella pasa a ocupar un segundo plano además de tener que dejar el departamento en el que cohabitaba para tener que alojarse con sus excéntricos aunque atrayentes padres izquierdistas (Sasson Gabai y Micheline Bernard). Todo ello hará que esta antiheroína deba encaminar su estilo de vida diferentemente para poder actuar como adulta responsable de sus actos.
Lo que precede está expuesto por Chokri de manera irreverente con el propósito de lograr una comedia colorida e irónica. Con todo, el tono poco sutil y desbordado en muchas escenas rozando la caricatura y que en algunas instancias se vuelven repetitivas atenúan considerablemente ese propósito.
Con ciertos diálogos mordaces, lo mejor del film reside en la actuación. En tal sentido, a pesar de caracterizar un personaje poco agradable, Bossé logra impresionar favorablemente; de igual modo, satisface la actuación de Hivon cuyo personaje mantiene una excelente química con el de Bossé. En papeles secundarios, Gabai y Bernard ofrecen la cuota de auténtica hilaridad a este leve pasatiempo. Jorge Gutman