Crónica de Jorge Gutman
A CENTURY SONGBOOK. Texto: Edit Kuper. Dirección Escénica: Audrey Finkelstein. Dirección Musical: Nick Burgess. Coreografía: Holly Greco. Escenografía: Sabrina Miller. Diseño del Vestuario: Louise Bourret. Iluminación: Emily Soussana. Diseño del Sonido: Peter Balov. Diseño de Proyección: Video Company. Elenco por orden alfabético: Salomé Assor, Armias Azariya, Arlene Berg, Madison Bernard, Danielle Buch, Maia Cooper, Alon Dotan, Jonathan Eidelman, Samuel Eiley, Billy Finkelstein, Keila Finkelstein, Stephanie Finkelstein, Cynthia Fish, Angela Hernández, Omar Jarman, Adina Katz, Betty Kis-Marer, Jesse Krolik, Bram Lackman-Mincoff, Jodi Lackman, Burney Lieberman, Richard Martz, Chana Orenstein, David Peterman, Veronica Schnitzer, Daisy Sigal, Sarah Sinacore y, Sam Stein. Actores de la Próxima Generación: Abigail Benmergui, Leah Benmergui, Shireen Cale, Mia Cooperman, Kinneret Kohl Finegold, Eliane Goldstein, Carly Michelle Gross, Hyllah Hollander, Klara Rose Hoffman-Arrington y Alexandra Urovitch. Músicos: Nick Burguess, Jessica Gal, Beth McKenna, Simon Legault, Mike De Masi y Parker Bert. Duración: 1 hora 25 minutos sin intermedio. Representaciones: Hasta el 30 de junio de 2019 en la sala principal del Segal Centre (www.segalcentre.org)
La compañía del Centro Segal concluye su temporada 2018 – 2019 con la reposición de la cabalgata musical A Century Songbook que fue objeto de 5 únicas funciones entre el 26 y 29 de noviembre de 2017. Esta producción del Teatro Idish de Dora Wasserman, además de ser un cálido tributo a su memoria por la pasión y alma volcada desde su fundación en 1958 con 70 obras montadas durante 4 décadas, es también un homenaje a la comunidad judía de Montreal que aportó durante más de un siglo su cultura y riqueza a esta ciudad.
Teniendo en cuenta lo que antecede, la escritora Edit Kuper concibió un texto al servicio de números musicales donde las canciones, danzas, bailes e historias personales de sus personajes van recordando y celebrando esa inigualable contribución de la comunidad. Para ello contó con la excepcional puesta escénica de Audrey Finkelstein y de un elenco no profesional de 38 personas de diferentes generaciones que causan admiración por la autenticidad brindada en las diversas caracterizaciones que les toca representar.
El espectáculo comienza con todo el elenco cantando y bailando la nostálgica y romántica canción Those Were the Days (Aquéllos fueron los días) que marca el tono de lo que sigue a continuación. Así vemos a los inmigrantes que con sus valijas y con una mano delante y otra detrás llegan a Montreal en procura de un porvenir mejor que lo que Europa podía brindarles. El agitado mundo de la década de los veinte y el movimiento sindical constituyen algunos de los hitos ilustrados al igual que la gran depresión sufrida.
Otros aspectos aluden a la creación de la escuela pública de enseñanza media Baron Byng asistida mayoritariamente por estudiantes judíos pertenecientes a familias de clase obrera; de allí saldrían futuros renombrados escritores, académicos y artistas que enriquecieron el medio cultural como ha sido el inolvidable hijo de Montreal Mordechai Richler. La discriminación de esta comunidad debido al latente antisemitismo existente se hizo igualmente sentir en diferentes circunstancias; así por ejemplo los estudiantes que aspiraban proseguir una carrera universitaria en McGill estaban sujetos a cuotas que no se aplicaban a los de otros orígenes. Posteriormente sobrevendrá el dramático período de la Segunda Guerra donde soldados judíos participarían en la contienda y en donde después de la misma Montreal ha sido, después de Tel Aviv y Nueva York, la ciudad que acogió el mayor número de sobrevivientes. La enorme alegría de la declaración del Estado de Israel constituye uno de los momentos de gran emoción acompañados de las inmortales canciones Hava Naguila y Tzena Tzena.
Igualmente importantes son los episodios que se refieren a la inmigración de la comunidad sefaradí en la década del 60 mostrando una colorida boda de esta colonia al estilo marroquí, el inolvidable evento de Expo 67, el movimiento judío soviético así como el programa educacional conocido con el nombre de March of the Living cuyo propósito es el de promover en jóvenes estudiantes el desarrollo de la identidad judía mediante el conocimiento de su historia.
La nota triste de esta excepcional celebración musical es la propagación del antisemitismo donde en el transcurso de 12 meses (Enero 2017 – 2018) a través de las redes sociales se registraron más de 4 millones de mensajes antisemitas; con todo, la obra refleja con optimismo el espíritu de solidaridad y unión de toda la comunidad para contrarrestar con estoicismo y determinación el maldito cáncer que envenena al mundo entero.
Este mosaico de memorables episodios está nutrido de proyecciones de video y de canciones alusivas cantadas en 6 idiomas ‑la mayoría de ellas en inglés-. Entre las mismas, se destacan Oifn Pripetchik (En el hogar) entonado por los niños que integran el reparto, el Halleluiah (Aleluya) en homenaje a Leonard Cohen, Unter Dayne Vayse Shtern (Debajo de tus blancas estrellas) que fue escrita por Avraham Sutzkever en el gueto de Vilna y muy bien cantada por Sam Stein, el tema Abebayehosh interpretado en idioma amárico y con honda sensibilidad por Armias Azariya representando a la comunidad de judíos que procedentes de Etiopía encontraron un hogar en Montreal y la vibrante composición de Naomi Shemer Yerushalayim Shel Zahav (Jerusalén de Oro) que es considerada como el Segundo Himno Nacional de Israel.
Las animadas danzas que acompañan a las canciones han sido excelentemente coreografiadas por Holly Greco, al compás de la entusiasta banda orquestal dirigida por Nick Burgess. Finalmente el variado y fastuoso vestuario de Louise Bourret es otro de los elementos remarcables de esta valiosa producción musical
De este modo el Segal Centre concluye la temporada 2018 – 2019 con un reluciente broche de oro, ratificando una vez más que es una de las compañías teatrales más importantes de Montreal.