Hola, Amor, Adiós

HELLO, LOVE, GOODB­YE. Fili­pi­nas, 2019. Un film de Cathy Garcia-Molina.

Algu­nos aspec­tos de con­si­de­ra­ción social den­tro de un rela­to román­ti­co es lo que se apre­cia en Hello, Love, Goodb­ye de la rea­li­za­do­ra Cathy Garcia-Molina.

Car­mi Ray­mun­do con­si­de­ra en su guión la situa­ción de ciu­da­da­nos fili­pi­nos que lle­gan a la ciu­dad de Hong-Kong con per­mi­sos de tra­ba­jo espe­cial­men­te asig­na­dos a fin de reu­nir el dine­ro nece­sa­rio para sub­sis­tir y ade­más poder aho­rrar par­te del mis­mo para ser envia­do a sus humil­des fami­lias que viven en Fili­pi­nas. Ése es el caso de Joy (Kathryn Ber­nar­do) quien a pesar de ser una enfer­me­ra diplo­ma­da en su país de ori­gen, al no tener la resi­den­cia en la anti­gua colo­nia bri­tá­ni­ca no pue­de ejer­cer su pro­fe­sión sino que debe resig­nar­se a tra­ba­jar como emplea­da domés­ti­ca para una mujer chi­na, cui­dar de su hija afec­ta­da cere­bral­men­te y de su ancia­na madre rezongona.

Kathryn Ber­nar­do y Alden Richards

A fin de incre­men­tar sus ingre­sos para reu­nir el mon­to nece­sa­rio que le per­mi­ta via­jar y cum­plir sus sue­ños de vivir en Cana­dá, en sus horas libres tra­ba­ja ile­gal­men­te como cama­re­ra de un bar; es allí don­de cono­ce a Ethan (Alden Richards), un jovial bar­man fili­pino, pró­xi­mo a lograr su resi­den­cia; si bien él se ena­mo­ra rápi­da­men­te de Joy, ella demo­ra en retri­buir sus sentimientos.

A pesar del sin­ce­ro víncu­lo román­ti­co sur­gi­do entre ambos que se va inten­si­fi­can­do a medi­da que trans­cu­rre el tiem­po, el obs­tácu­lo resi­de en que esta joven aspi­ra fer­vien­te­men­te con­cre­tar su via­je a Cana­dá para poder ejer­cer su pro­fe­sión y optar por una vida más dig­na de la que Hong Kong pue­de brin­dar­le. Es así que cuan­do reci­be la ansia­da visa cana­dien­se, que­da por saber la acti­tud que Joy habrá de adoptar.

Más allá de la tri­lla­da fra­se de que “el amor todo lo pue­de” la deli­ca­da narra­ción de la rea­li­za­do­ra plan­tea el dile­ma de si Ethan, aman­do apa­sio­na­da­men­te a Joy pue­de o no acep­tar que su ena­mo­ra­da sacri­fi­que sus legí­ti­mas ambi­cio­nes recha­zan­do las posi­bi­li­da­des que Cana­dá pudie­ra ofre­cer­le pro­fe­sio­nal y económicamente.

En esen­cia, éste es un film muy bien narra­do que agra­cia­do por el buen tra­ba­jo de sus pro­ta­go­nis­tas y la quí­mi­ca exis­ten­te entre los mis­mos, per­mi­te que el públi­co dis­fru­ta de una muy agra­da­ble come­dia sen­ti­men­tal con un con­vin­cen­te final abier­to. Jor­ge Gutman