Admi­ran­do a Springsteen

BLIN­DED BY THE LIGHT. Gran Bre­ta­ña, 2019. Un film de Gurin­der Chadha.

Repi­tien­do el éxi­to que logra­ra con Bend it Like Beckham (2002) la rea­li­za­do­ra Gurin­der Chadha brin­da con Blin­ded by the Light un sen­si­ble film leja­na­men­te basa­do en el libro auto­bio­grá­fi­co de Sar­fraz Man­zoor; en el mis­mo, su autor hace refe­ren­cia a sus años de juven­tud y su fas­ci­na­ción por la músi­ca de Bru­ce Springs­teen, el can­tan­te, letris­ta y com­po­si­tor ame­ri­cano que es con­si­de­ra­do como uno de los más exi­to­sos repre­sen­tan­tes del géne­ro rock.

Viveik Kal­ra

El guión de Chadha, Paul Maye­da Ber­ges y Man­zoor ubi­ca la acción en 1987, en Luton ‑una peque­ña ciu­dad ubi­ca­da en el sudes­te de Ingla­te­rra don­de resi­den Javed (Viveik Kal­ra), un agra­da­ble mucha­cho de 16 años, sus padres Malik (Kul­vin­der Ghir) y Noor (Mee­ra Gana­tra) y su her­ma­na Sha­zia (Niki­ta Meh­ta). Javed, quien es pro­cli­ve a la poe­sía, se sien­te cons­tre­ñi­do por su pro­ge­ni­tor que desea que él se ciña estric­ta­men­te a los patro­nes y valo­res tra­di­cio­na­les de Pakis­tán y evi­te impreg­nar­se de la cul­tu­ra bri­tá­ni­ca; asi­mis­mo no ve con bue­nos ojos sus afi­cio­nes lite­ra­rias. A todo ello, al igual que su fami­lia, este joven no pue­de elu­dir la dis­cri­mi­na­ción racial exis­ten­te hacia los paquis­ta­níes, sobre todo por el aco­so de algu­nos mucha­chos del barrio en que habita.

El mun­do cam­bia para el frus­tra­do Javed cuan­do Roops (Aaron Pha­gu­ra), su com­pa­ñe­ro de estu­dios y gran ami­go, le pres­ta cas­set­tes con la músi­ca de Springs­teen; como si se tra­ta­se de una divi­na reve­la­ción, al escu­char las can­cio­nes con sus letras ‑que hacen alu­sión en muchas de ellas a la cla­se obre­ra brin­dán­do­les fe, espe­ran­za y opti­mis­mo-. encuen­tra la ins­pi­ra­ción nece­sa­ria para seguir escri­bien­do poe­sías; ese aspec­to se inten­si­fi­ca gra­cias al estí­mu­lo y apo­yo que le brin­da su pro­fe­so­ra de inglés (Hay­ley Atwell), como así tam­bién por el alien­to y apo­yo reci­bi­do de su novie­ci­ta Eli­za (Nell Williams).

La pelí­cu­la no deja de lado algu­nos aspec­tos dra­má­ti­cos don­de ade­más del racis­mo men­cio­na­do, tam­bién con­si­de­ra la polí­ti­ca de aus­te­ri­dad eco­nó­mi­ca de la admi­nis­tra­ción That­cher que ori­gi­nó des­pi­dos de per­so­nal obre­ro en don­de Malik es uno de los afec­ta­dos; es así que su mujer a tra­vés de la cos­tu­ra sub­vie­ne con dig­ni­dad las nece­si­da­des finan­cie­ras del hogar. Pero en todo caso, lo que aquí pre­do­mi­na es la fuen­te de ener­gía que emer­ge de Javed siguien­do el com­pás de las can­cio­nes de Springs­teen como Hungry Heart, Dan­cing in the Dark, Born to Run, Thun­der Road, entre otros temas. Todo ello se com­bi­na con algu­nas situa­cio­nes de fan­ta­sía, como la gra­ta esce­na calle­je­ra de bai­le don­de par­ti­ci­pan Javed, Eli­za y Roops.

Lo que más tras­cien­de de esta his­to­ria es el imba­ti­ble poder de la músi­ca que en este caso con­tri­bu­ye a nutrir de exul­ta­ción y ale­gría a su pro­ta­go­nis­ta, alber­gan­do la espe­ran­za de que algún día pue­da lle­gar a ser un gran poeta.

Con un des­en­la­ce muy emo­ti­vo, la pelí­cu­la es suma­men­te cáli­da, está ágil­men­te diri­gi­da y muy bien actua­da por un efi­caz elen­co; sobre todo se dis­tin­gue la natu­ral inter­pre­ta­ción e inigua­la­ble sim­pa­tía de Kal­ra carac­te­ri­zan­do al álter ego de Manzoor.

En con­clu­sión: no es con­di­ción nece­sa­ria gus­tar de la musi­ca rock para dis­fru­tar de este encan­ta­dor film y apre­ciar al mis­mo tiem­po las can­cio­nes de Springs­teen. Jor­ge Gutman