Tiem­pos Violentos

PULP FIC­TION

Este film de 1994 diri­gi­do por Quen­tin Taran­tino ha sido acla­ma­do mun­dial­men­te por la crí­ti­ca y el públi­co y es con­si­de­ra­do como uno de los que rede­fi­nió el cine en el siglo 20.

John Tra­vol­ta y Samuel L. Jackson

El guión de Taran­tino escri­to en cola­bo­ra­ción con Roger Avary ubi­ca la acción en Los Ánge­les, estan­do con­for­ma­do por varias sub­tra­mas narra­das de mane­ra no lineal que ter­mi­nan entre­la­zán­do­se. Las mis­mas están per­so­ni­fi­ca­das por una serie de per­so­na­jes inol­vi­da­bles inclu­yen­do, entre otros, a un par de ase­si­nos a suel­do de bajo nivel, la espo­sa sexy de un mafio­so y un boxea­dor desesperado.

Uma Thur­man

Este clá­si­co se dis­tin­gue por su ade­cua­da mez­cla de humor negro y vio­len­cia, diá­lo­gos esti­li­za­dos e iró­ni­cos pro­vis­tos por el inge­nio­so guión, un rit­mo remar­ca­ble­men­te diná­mi­co impre­so por Taran­tino y un elen­co memo­ra­ble inte­gra­do, entre otros, por John Tra­vol­ta, Samuel L. Jack­son, Bru­ce Willis, Uma Thur­man, Har­vel Kei­tel, Tim Roth, Bru­ce Willis, Maria de Medei­ros, Ving Rha­mes, Eric Stoltz y Rosa­na Arquet­te. Todos estos ele­men­tos con­tri­bu­yen a valo­ri­zar una his­to­ria de vio­len­cia y reden­ción en el mar­co de una sin­gu­lar aven­tu­ra cine­ma­to­grá­fi­ca que cau­ti­va y divierte.

Por sus indis­cu­ti­bles méri­tos la pelí­cu­la fue pre­mia­da con la Pal­ma de Oro en el Fes­ti­val de Can­nes de 1994, al año siguien­te obtu­vo el Oscar al mejor guión ori­gi­nal y ade­más fue dis­tin­gui­da con más de 40 pre­mios internacionales.

Pulp Fic­tion se pro­yec­ta­rá el 26 de Agos­to de 2019, en selec­cio­na­das salas de Cine­plex. Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aquí.

Una Diver­ti­da Comedia

NAPO­LEON DYNAMITE

En el mar­co de la serie Flash­backs, Cine­plex repon­drá Napo­leon Dyna­mi­te, film ame­ri­cano de Jared Hess de 2004 que fue muy cele­bra­do en el Fes­ti­val de Sun­dan­ce en opor­tu­ni­dad de su estreno.

Jon Heder

El film, des­ti­na­do pri­mor­dial­men­te a la joven gene­ra­ción es una come­dia que se cen­tra­li­za en Napo­leon (Jon Heder), quien reúne todas las carac­te­rís­ti­cas que con­for­man a un ado­les­cen­te “per­de­dor” que mar­cha a con­tra­pe­lo con los de su edad en el mar­co rural de Idaho don­de resi­de. Des­gar­ba­do y alto, pro­vis­to de gigan­tes­cos ante­ojos, de mira­da entre­ce­rra­da, con la boca semi­abier­ta brin­dan­do un aire de embo­ba­do este mucha­cho no tie­ne una fami­lia muy esti­mu­lan­te de la que pue­da reci­bir un buen ejem­plo. Su her­mano mayor (Aaron Ruell) de trein­ta y tan­tos años es tan­to o más ridícu­lo que él y pasa la mayor par­te de su tiem­po fren­te al inter­net “cha­tean­do” con su ami­ga, en tan­to que su tío (Jon Gries) es un per­fec­to bufón del que no cabe espe­rar algo sen­sa­to de su com­por­ta­mien­to exterior.

Por su natu­ra­le­za espe­cial de poca pre­sen­cia, no mucho sen­ti­do común y poca expre­si­vi­dad Napo­leon cons­ti­tu­ye el fácil blan­co de bur­la de sus com­pa­ñe­ros en la escue­la secun­da­ria a la que asis­te, con la excep­ción de su ami­go Pedro (Efren Ramí­rez) no muy dife­ren­te a él.

Esta es típi­ca­men­te una de las deno­mi­na­das pelí­cu­las de cul­to que resis­ten cali­fi­ca­ción algu­na. De todos modos, el rea­li­za­dor, como buen repre­sen­tan­te del cine inde­pen­dien­te ame­ri­cano, dota a esta come­dia de un espí­ri­tu inno­va­dor per­mi­tien­do que resul­te dis­fru­ta­ble con su absur­do humor.

El film será repues­to a par­tir del 23 de agos­to de 2019. Para infor­ma­ción adi­cio­nal pre­sio­ne aquí 

Apa­sio­nan­te y Explo­si­vo Documental

COLD CASE HAM­MARSK­JÖLD. Dina­mar­ca-Norue­ga-Sue­cia-Bél­gi­ca, 2019. Un docu­men­tal escri­to y diri­gi­do por Mads Brügger

En los últi­mos años se han vis­to docu­men­ta­les en que la reali­dad supera a la más ima­gi­na­ti­va fan­ta­sía; sin duda, este film es uno de los más apa­sio­nan­tes en don­de se vuel­ve a repe­tir esta situa­ción. El direc­tor y perio­dis­ta danés Mads Brüg­guer, se con­vier­te en un ému­lo de Sher­lock Hol­mes al tra­tar de dilu­ci­dar el gran enig­ma con­cer­nien­te a la trá­gi­ca muer­te de Dag Ham­marsk­jöld acae­ci­da cuan­do ejer­cía el car­go de secre­ta­rio gene­ral de la ONU.

Mads Brüg­ger y Göran Björkdahl

El 18 de sep­tiem­bre de 1961, en un via­je rea­li­za­do por Ham­marsk­jöld al Con­go para nego­ciar un alto el fue­go entre los sol­da­dos de las Nacio­nes Uni­das y las tro­pas del esta­do sece­sio­nis­ta de Katan­ga bajo el man­do de Moï­se Tshom­be que con­ta­ba con el apo­yo de Bél­gi­ca, el avión se estre­lló cer­ca del aero­puer­to de Ndo­la, en Rode­sia del Nor­te (actual Zam­bia). Según el comu­ni­ca­do ofi­cial la cau­sa se debió a un error téc­ni­co del coman­dan­te de la nave. En el fatal acci­den­te ade­más del alto fun­cio­na­rio pere­cie­ron los res­tan­tes 15 pasa­je­ros y el úni­co cadá­ver no des­he­cho ha sido el suyo con la curio­si­dad de que en su cue­llo por­ta­ba una car­ta de jue­go ‑el as de espa­das, cono­ci­do en el póker como el nai­pe de la muer­te-. Lo curio­so es que a pesar de que en el lugar de la tra­ge­dia algu­nos tes­ti­gos per­ci­bie­ron a lo lejos unas luces extra­ñas pro­ve­nien­tes de un segun­do avión, las auto­ri­da­des per­ti­nen­tes no le adju­di­ca­ron impor­tan­cia alguna.

Cabe acla­rar, que Ham­marsk­jöld era un hom­bre paci­fis­ta y como idea­lis­ta evi­den­cia­ba su sim­pa­tía hacia la inde­pen­den­cia de los paí­ses afri­ca­nos colo­ni­za­dos por Euro­pa; en tal sen­ti­do cual­quier solu­ción a la que pudie­ra haber lle­ga­do con Tshom­be rela­cio­na­do con El Con­go habría resul­ta­do per­ju­di­cial para los intere­ses de la com­pa­ñía mine­ra bel­ga que explo­ta­ba los recur­sos mine­ra­les de la zona; en ese accio­nar tam­bién podrían haber esta­do impli­ca­dos tan­to Gran Bre­ta­ña como la Unión Soviética.

Curio­sa­men­te, los rumo­res de que el dece­so del alto fun­cio­na­rio dis­ta­ba de ser casual lo mani­fes­ta­ría el ex pre­si­den­te Tru­man cuan­do seña­ló que “Ham­marsk­jöld esta­ba a pun­to de lograr algo cuan­do lo mataron”.

Lo que ante­ce­de con­tri­bu­yó a que en 2011 el inves­ti­ga­dor sue­co Göran Björk­dahl comen­za­ra a ocu­par­se del asun­to por­que su padre había sido un fun­cio­na­rio de la ONU quien al haber visi­ta­do el lugar del acci­den­te sos­pe­chó que podía haber “gato ence­rra­do”. Dos años más tar­de, el direc­tor del docu­men­tal y Björk­dahl comen­za­ron a tra­ba­jar en equi­po para poder con­cluir si hubo o no cons­pi­ra­ción en la muer­te del secre­ta­rio general.

Con tal pro­pó­si­to estos dos detec­ti­ves han via­ja­do por toda Euro­pa y Áfri­ca man­te­nien­do nume­ro­sas entre­vis­tas y revi­san­do minu­cio­sa­men­te los archi­vos a los que pudie­ron tener acce­so. Como si estu­vie­sen abrien­do la Caja de Pan­do­ra ‑ese míti­co reci­pien­te don­de van sur­gien­do todos los males del mundo‑, obtie­nen cier­tas cla­ves; así lle­gan a impo­ner­se que en la fatí­di­ca noche de 1961, el mer­ce­na­rio bel­ga Jan van Ris­seghem pilo­tea­ba un avión que des­tru­yó la nave en que via­ja­ba Hammarskjöld.

Una infor­ma­ción cla­ve sur­ge cuan­do estos sabue­sos lle­gan a saber que la Comi­sión para la Ver­dad y la Recon­ci­lia­ción, que fue el orga­nis­mo ofi­cial crea­do por el gobierno suda­fri­cano con el pro­pó­si­to de lograr la jus­ti­cia repa­ra­do­ra des­pués del fin del Apartheid, hace men­ción de SAIMR (South Afri­can Ins­ti­tu­te for Mari­ne Research). Este ins­ti­tu­to inte­gra­do por 5000 emplea­dos fue fun­da­do y lide­ra­do por Keith Max­well, un indi­vi­duo que se hacía pasar por doc­tor admi­nis­tran­do nume­ro­sas clí­ni­cas para empo­bre­ci­dos negros de Sudáfrica.

Al no poder entre­vis­tar al falle­ci­do Max­well y fren­te a una suce­sión de pis­tas don­de las decla­ra­cio­nes de cier­tos entre­vis­ta­dos con­tra­de­cían abier­ta­men­te a la de otros, estos dos ras­trea­do­res de la ver­dad logran con­tac­tar a Ale­xan­der Jones quien había sido un impor­tan­te miem­bro del SAIMR. Sus decla­ra­cio­nes ‑que tie­nen visos de abso­lu­ta vero­si­mi­li­tud- cau­san esca­lo­fríos al ir reve­lan­do las cri­mi­na­les accio­nes del ins­ti­tu­to don­de Max­well entre­na­ba a esbi­rros a fin de efec­tuar una lim­pie­za étni­ca de la mayo­ría negra de Sudá­fri­ca. Como si se estu­vie­se leyen­do algu­na de las nove­las de fic­ción de John Le Carré, lo que Jones mani­fies­ta demues­tra has­ta qué pun­to pue­de lle­gar el odio de mili­tan­tes supre­ma­cis­tas blan­cos. Lo que sigue es estre­me­ce­dor en la medi­da que al con­ti­nuar su expo­si­ción Jones efec­túa reve­la­cio­nes sobre cómo se pro­du­jo la expan­sión del virus del SIDA en África.

Brüg­ger ha logra­do un docu­men­tal absor­ben­te, inquie­tan­te y pro­vo­ca­ti­vo que aun­que no lle­ga a deter­mi­nar feha­cien­te­men­te quié­nes estu­vie­ron impli­ca­dos detrás del ase­si­na­to de Ham­marsk­jöld, sin habér­se­lo pro­pues­to, el giro de su minu­cio­sa inves­ti­ga­ción le ha per­mi­ti­do obte­ner infor­ma­ción de crí­me­nes aún más sinies­tros que aver­güen­zan a la humanidad.

Al ter­mi­nar la pro­yec­ción, quien escri­be este comen­ta­rio no pue­de ocul­tar el pro­fun­do sen­ti­mien­to de pena que le envuel­ve al com­pro­bar cuán­ta sabi­du­ría encie­rra la letra del tan­go Cam­ba­la­che de Enri­que San­tos Dis­cé­po­lo com­pues­to en 1934 al seña­lar “que el mun­do fue y será una por­que­ría, ya lo sé. En el qui­nien­tos seis y en el dos mil tam­bién”. ¿Es nece­sa­rio agre­gar que este film es de visión impres­cin­di­ble? Jor­ge Gutman

Pro­cu­ran­do la Rehabilitación

NOS VIES FOR­MI­DA­BLES. Fran­cia, 2018. Un film de Fabienne Godet

El títu­lo de este sen­si­ble film pue­de resul­tar iró­ni­co por­que su tema con­si­de­ra jus­ta­men­te lo opues­to al aden­trar­se en las dolo­ro­sas expe­rien­cias de un gru­po de per­so­nas que tra­tan de afe­rrar­se a la vida bus­can­do esca­par de la adic­ción que los ha atrapado.

Fabienne Godet en su cuar­ta incur­sión detrás de las cáma­ras, se valió de su expe­rien­cia de tra­ba­jo en el terreno de la salud men­tal para ofre­cer un autén­ti­co y hones­to cua­dro retra­tan­do a los per­so­na­jes de este rela­to a tra­vés de un guión escri­to con la cola­bo­ra­ción de Julie Mou­lier quien es tam­bién su protagonista.

Cédric Marua­ni y Julie Moulier

La acción trans­cu­rre en una resi­den­cia ubi­ca­da en una zona cam­pes­tre de Fran­cia que alo­ja tem­po­ral­men­te a dro­ga­dic­tos de dife­ren­te edad y con­di­ción social; sus inte­gran­tes bajo la direc­ción de un psi­có­lo­go con­for­man una comu­ni­dad tera­péu­ti­ca que tra­ta de des­in­to­xi­car­se de las dro­gas inge­ri­das a tra­vés de los años. El lugar de nin­gún modo se ase­me­ja a una pri­sión y cual­quie­ra de los alo­ja­dos se encuen­tra libre de reti­rar­se a mitad de camino si así lo desea.

Allí lle­ga Mar­got (Mou­lier), pro­ve­nien­te de una fami­lia pro­vin­cia­na de muy bue­na posi­ción eco­nó­mi­ca, quien a par­tir del momen­to en que dejó los suyos para estu­diar en París, ha atra­ve­sa­do por dife­ren­tes esta­dios de dro­ga­dic­ción, inclu­yen­do alcohol y fuer­tes dosis de cocaí­na. En un prin­ci­pio su ros­tro dela­ta la angus­tia inter­na que expe­ri­men­ta y en las tera­pias de gru­po ella se man­tie­ne par­ca y reser­va­da en un prin­ci­pio; con el correr de los días tien­de a abrir­se a medi­da que va extir­pan­do sus demo­nios internos.

Si bien la cáma­ra repo­sa más en Mar­got que en la casi vein­te­na de pacien­tes con los que le toca con­vi­vir eso no obs­ta para que a tra­vés de un rela­to coral se pue­da tener una idea pre­ci­sa de la sole­dad, los sufri­mien­tos, las fisu­ras afec­ti­vas y la frá­gil exis­ten­cia que emer­gen de los par­ti­ci­pan­tes en sus dra­má­ti­cas con­fe­sio­nes. Más allá de las sesio­nes tera­péu­ti­cas, los encuen­tros que tie­nen lugar duran­te las comi­das y en las con­ver­sa­cio­nes man­te­ni­das en los paseos rea­li­za­dos en los jar­di­nes de la resi­den­cia se va evi­den­cian­do la impor­tan­cia de la comu­ni­ca­ción y de qué modo la gran soli­da­ri­dad que se for­ja entre sus miem­bros va des­per­tan­do en ellos la ale­gría de vivir al ir alber­gan­do la espe­ran­za de una com­ple­ta recuperación.

Godet logra un docu­men­to rea­lis­ta e inten­sa­men­te humano, sin caer en el pate­tis­mo ni ape­lan­do a mani­pu­la­ción algu­na para evi­tar de que se sien­ta lás­ti­ma por los afec­ta­dos. Lo remar­ca­ble de la rea­li­za­do­ra es su apti­tud de haber­se invo­lu­cra­do por com­ple­to en el deve­nir de los toxi­có­ma­nos debi­do en gran par­te al sóli­do elen­co que los carac­te­ri­za. Ade­más de Mou­lier, en el mis­mo par­ti­ci­pan Cédric Marua­ni, Bruno Lochet, Jac­ques de Can­dé, Johan Libé­reau, Jade Labes­te, Cami­lle Cayol, Johan Libé­reau, Zoé Héran, Cami­lle Ruther­ford y San­dor Fun­tek, entre otros, quie­nes van refle­jan­do sus varia­das emo­cio­nes median­te las mira­das, expre­sio­nes facia­les y el movi­mien­to de sus cuer­pos; así, se han impreg­na­do total­men­te de la per­so­na­li­dad y psi­co­lo­gía de estos seres huma­nos, al pun­to tal de que al final de la pro­yec­ción el espec­ta­dor duda si asis­tió a un emo­ti­vo rela­to de fic­ción o a un veraz docu­men­tal. En resu­men: un muy buen film. Jor­ge Gutman

Intras­cen­den­te Visión de Cuba

CUBA MER­CI GRA­CIAS. Cana­dá, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Alex B. Martin

La sinop­sis de Cuba Mer­ci Gra­cias crea expec­ta­ti­vas que dis­tan de con­cre­tar­se en la medi­da que este pri­mer film de Alex B Mar­tin se ase­me­ja más a una pelí­cu­la case­ra de limi­ta­do interés.

Ale­xa-Jean­ne Dubé y Marie-Emman­nue­lle Boileau

El ende­ble guión del rea­li­za­dor pro­vis­to de impro­vi­sa­dos diá­lo­gos se cen­tra en dos ami­gas, Manu (Marie-Emman­nue­lle Boi­leau) y Ale­xa (Ale­xa-Jean­ne Dubé), quie­nes pro­ve­nien­tes de Mon­treal lle­gan a La Haba­na para pasar sus vaca­cio­nes. De allí en más, ellas se com­por­tan de mane­ra simi­lar al que haría cual­quier turis­ta acom­pa­ña­do de un ami­go. Así se las con­tem­pla dis­fru­tan­do del sol rei­nan­te, la pla­ya, el mar, salien­do por las noches para tran­si­tar por las calles de la ciu­dad, efec­tuan­do paseos a lo lar­go del male­cón don­de escu­chan las can­cio­nes de un casual tro­va­dor, cele­bran­do el cum­plea­ños de una de ellas en una cena espe­cial y man­te­nien­do espo­rá­di­cas char­las con algu­nos de los residentes.

A pesar de su bre­ve dura­ción, el direc­tor dedi­ca con­si­de­ra­ble par­te del metra­je de 65 minu­tos fil­man­do a estos dos per­so­na­jes mien­tras se secan des­pués de una ducha en el lugar don­de se hos­pe­dan, depi­lán­do­se par­tes ínti­mas del cuer­po, impreg­nán­do­se de cre­ma para pro­te­ger­se del sol y char­lan­do tri­vial­men­te en dife­ren­tes momen­tos del día.

Entre­tan­to, el espec­ta­dor aguar­da pacien­te­men­te que sur­ja algún comen­ta­rio jugo­so de las impre­sio­nes que como cana­dien­ses les cau­sa el queha­cer dia­rio de los cuba­nos así como la inter­re­la­ción que sur­ge con la gen­te local. Eso se pro­du­ce en dos bre­ví­si­mas esce­nas; en una de ellas, una mujer les dice que la ves­ti­men­ta de los hom­bres cuba­nos adquie­re un toque cada vez más feme­nino; en la otra, un cubano les acla­ra que sus com­pa­trio­tas son muy dife­ren­tes a los radi­ca­dos en Mia­mi quie­nes se des­en­vuel­ven en un medio don­de pre­do­mi­na la vio­len­cia y la pros­ti­tu­ción, cosa inexis­ten­te en la isla.

Más allá que Mar­tin haya que­ri­do refle­jar el sen­ti­mien­to de amis­tad entre dos almas geme­las a tra­vés de un via­je turís­ti­co, no hay con­flic­to dra­má­ti­co ni nota rele­van­te que pue­da extraer­se de este film de dis­cu­ti­ble estruc­tu­ra narra­ti­va; ade­más, el rela­to podría haber trans­cu­rri­do en cual­quier lugar del mun­do por­que en este caso es muy poco lo que pue­de extraer­se de la cul­tu­ra cuba­na a pesar de que la acción trans­cu­rre en La Haba­na. Por las razo­nes expues­tas, esta pelí­cu­la cuyo títu­lo agra­de­ce a Cuba resul­ta intras­cen­den­te y poco atrac­ti­va. Jor­ge Gutman