Una Bue­na Come­dia Juvenil

JEU­NE JULIET­TE. Cana­dá, 2019. Un film escri­to y diri­gi­do por Anne Émond

Con Jeu­ne Juliet­te, la rea­li­za­do­ra Anne Émond se ha ins­pi­ra­do par­cial­men­te en sus viven­cias de ado­les­cen­te aun­que con las licen­cias pro­pias de un film de ficción.

Léan­ne Dési­lets y Ale­xa­ne Jamieson

El tema cen­tral de esta come­dia gira en torno de Juliet­te (Ale­xa­ne Jamie­son), una joven de 14 años que aun­que bas­tan­te exce­di­da de peso ese deta­lle no le lle­ga a preo­cu­par. En su hogar ella es muy bien tra­ta­da por su padre Ber­nard (Robin Aubert) quien se ocu­pa de ella, como así tam­bién por su her­mano mayor Pie­rre-Luc (Chris­tophe Levac) quien está pró­xi­mo a vivir inde­pen­dien­te­men­te con su novia. De algún modo ella lamen­ta la ausen­cia de su madre que aban­do­nó el hogar para vivir en Nue­va York y con quien se comu­ni­ca a tra­vés de Skipe.

De bue­na cul­tu­ral gene­ral y exce­len­te alum­na en la escue­la y muy esti­ma­da por su pro­fe­sor de fran­cés (Stépha­ne Crè­te), ella no es bien aco­gi­da por sus com­pa­ñe­ros quie­nes se bur­lan e inclu­so la inti­mi­dan por su apa­rien­cia físi­ca; ese hecho la frus­tra, sin­tién­do­se dis­con­for­me. Con todo, Juliet­te se recrea con su úni­ca com­pa­ñe­ra y gran ami­ga Léa­ne (Léan­ne Dési­lets) con quien com­par­te su inti­mi­dad. En la medi­da que su sexua­li­dad comien­za a desa­rro­llar­se a tra­vés de sus fan­ta­sías y emo­cio­nes, Juliet­te le con­fie­sa a Léa­ne que está ena­mo­ra­da de Liam (Antoi­ne Des­ro­chers), el ami­go de su her­mano, y que éste corres­pon­de a sus sen­ti­mien­tos; en su gran ima­gi­na­ción, ella dis­tor­sio­na la reali­dad pues­to que el idi­lio es inexis­ten­te y Liam no le pres­ta aten­ción especial.

La pelí­cu­la está bien fil­ma­da y muy bien des­crip­ta la per­so­na­li­dad de su pro­ta­go­nis­ta quien tra­ta de eva­dir la reali­dad que la cir­cun­da a tra­vés de sus sue­ños. Sin embar­go, cuan­do el rela­to quie­re adop­tar el tono de fran­ca come­dia, el guión no guar­da el nece­sa­rio equi­li­brio al incor­po­rar situa­cio­nes que ate­núan la serie­dad del film; una de las mis­mas se pro­du­ce cuan­do al ser obje­to del des­pre­cio de Liam, Juliet­te se ven­ga sabro­sa­men­te de él acu­dien­do a un recur­so que aun­que com­pla­cien­te­men­te gra­cio­so resul­ta discutible.

A pesar de los repa­ros men­cio­na­dos el balan­ce es satis­fac­to­rio don­de el prin­ci­pal méri­to de Émond es haber esco­gi­do a Jamie­son para carac­te­ri­zar al per­so­na­je titu­lar; la joven actriz trans­mi­te inten­sa­men­te la viva­ci­dad y ter­nu­ra así como las difi­cul­ta­des por las que atra­vie­sa una ado­les­cen­te en la eta­pa de tran­si­ción hacia la edad adul­ta. Jor­ge Gutman

Un Arries­ga­do Rescate

L’IN­TER­VEN­TION. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2019. Un film de Fred Grivois

He aquí otro de los nume­ro­sos films que últi­ma­men­te lle­gan a la pan­ta­lla ins­pi­ra­dos en hechos reales. Un dra­má­ti­co suce­so acae­ci­do en el con­ti­nen­te afri­cano es el foco de aten­ción en la his­to­ria rela­ta­da por el direc­tor Fred Grivois.

A los pocos minu­tos de ini­cia­do el rela­to, la tran­qui­li­dad de una aldea de Dji­bou­ti ‑últi­ma colo­nia de Áfri­ca- se ve alte­ra­da cuan­do el 3 de febre­ro de 1976 un gru­po arma­do de rebel­des soma­líes negros secues­tran arre­ba­ta­da­men­te un ómni­bus esco­lar; los asal­tan­tes ame­na­zan a los 21 niños fran­ce­ses que se encuen­tran a bor­do y al con­duc­tor del vehícu­lo a quien le exi­ge que los con­duz­ca hacia la fron­te­ra con Soma­lia, país que en ese enton­ces había que­da­do libre de todo ves­ti­gio colonial.

Alban Lenoir

Al no poder tras­pa­sar la fron­te­ra, los terro­ris­tas con los chi­cos pri­sio­ne­ros en el ómni­bus se ven con­fron­ta­dos con las auto­ri­da­des fran­ce­sas. Es así que Fran­cia con­vo­ca a una éli­te de fran­co­ti­ra­do­res alta­men­te entre­na­dos lide­ra­dos por André Ger­val (Alban Lenoir) para efec­tuar su res­ca­te en una ope­ra­ción que a todas luces se vuel­ve alta­men­te arries­ga­da. A todo ello Jane Ander­sen (Olga Kury­len­ko), la maes­tra ame­ri­ca­na de los niños, se ofre­ce como rehén a fin de brin­dar­les su pro­tec­ción y cari­ño mater­nal fren­te a la odi­sea que atraviesan.

La estra­te­gia de Ger­val para libe­rar a los secues­tra­dos se ve obs­ta­cu­li­za­da por las órde­nes pro­ve­nien­tes de la jefa (Josia­ne Balas­ko) en París desean­do lograr una solu­ción diplo­má­ti­ca antes que recu­rrir a la abier­ta acción. Cuan­do con más de 24 horas de secues­tro los esfuer­zos de solu­cio­nar pací­fi­ca­men­te el gra­ve pro­ble­ma fra­ca­san, el equi­po de res­ca­te ini­cia el ata­que dan­do lugar a 15 minu­tos de gue­rra con la con­co­mi­tan­te vio­len­cia gene­ra­da entre el gru­po coman­do y los secuestradores.

Si bien las esce­nas de acción cobran vue­lo hacia el final, el film no logra has­ta ese momen­to la ten­sión nece­sa­ria; eso es debi­do a que la mayor par­te del rela­to se cen­tra fun­da­men­tal­men­te en las con­ver­sa­cio­nes e his­to­rias per­so­na­les de los miem­bros del gru­po de res­ca­te sin que cobren mayor inte­rés. Ade­más, el poco estruc­tu­ra­do guión deja de lado la com­ple­ja reali­dad geo­po­lí­ti­ca de esta par­te de Áfri­ca en el momen­to en que trans­cu­rre el rela­to; al no hacer­lo, los secues­tra­do­res des­crip­tos de mane­ra uni­di­men­sio­nal que­dan ilus­tra­dos como des­al­ma­dos terro­ris­tas y no como lucha­do­res que tra­tan de libe­rar a Dji­bou­ti del yugo colonial.

Los aspec­tos posi­ti­vos del rela­to des­can­san en la cali­dad téc­ni­ca de la pro­duc­ción, la huma­na carac­te­ri­za­ción que Kury­len­ko brin­da a su per­so­na­je como así tam­bién la de Lenoir com­po­nien­do al coman­dan­te de la uni­dad anti­te­rro­ris­ta quien hacia el final no pue­de con­te­ner la inten­sa emo­ción que le pro­du­ce el com­pro­bar que la vic­to­ria logra­da ha sido a expen­sas de la vida de una cria­tu­ra inocente.

En los cré­di­tos fina­les se infor­ma que 3 meses des­pués de los inci­den­tes rela­ta­dos, la acción de este gru­po ha ori­gi­na­do la crea­ción del Grou­pe d’ inter­ven­tion de la Gen­dar­me­rie natio­na­le (GIGN) de Fran­cia, con­si­de­ra­do como uno los más exper­tos coman­dos anti­te­rro­ris­tas del mun­do; des­de enton­ces ha inter­ve­ni­do en 40 paí­ses habien­do pro­ce­di­do al res­ca­te de más de 600 rehe­nes ame­na­za­dos. Jor­ge Gutman

Un Agra­da­ble Film Deportivo

LES CRE­VET­TES PAI­LLE­TÉES / THE SHINY SHRIMPS. Fran­cia, 2019. Un film escri­to y diri­gi­do por Cédric Le Gallo y Maxi­me Govare

Un film depor­ti­vo pro­vis­to de un loa­ble men­sa­je es lo que se apre­cia en Les Cre­vet­tes Pai­lle­tées rea­li­za­do por Cédric Le Gallo y Maxi­me Govare.

Nico­las Gob

El pun­ta­pié ini­cial de la his­to­ria lo pro­vee Matthias Le Goff (Nico­las Gob), un vice­cam­peón de nata­ción que vuel­ca su ener­gía y dedi­ca­ción para seguir com­pi­tien­do en ese depor­te. En un comen­ta­rio poco afor­tu­na­do deja entre­ver su sen­ti­mien­to homo­fó­bi­co y al cobrar difu­sión públi­ca, la fede­ra­ción nacio­nal de nata­ción lo con­mi­na a reme­diar el tras­pié si es que desea cali­fi­car­se para el cam­peo­na­to mun­dial; para ello, debe­rá entre­nar a Les Cre­vet­tes Pai­lle­tées, un equi­po ama­teur homo­se­xual de water­po­lo, a fin de que pue­da com­pe­tir en el even­to depor­ti­vo de water­po­lo gay más impor­tan­te del mun­do que ten­drá lugar en Croacia.

For­za­do por las cir­cuns­tan­cias Matthias entra en con­tac­to con hom­bres de dife­ren­te orien­ta­ción sexual don­de en un prin­ci­pio la comu­ni­ca­ción entre él y su equi­po no es muy flui­da. Con todo, a medi­da que los días se van suce­dien­do y comien­za la inten­sa pre­pa­ra­ción su visión de ese nue­vo uni­ver­so le per­mi­te len­ta­men­te dejar de lado los pre­jui­cios; asi­mis­mo, el gru­po de entre­na­dos ve en su ins­truc­tor a una per­so­na que con gran ener­gía, dis­ci­pli­na y entu­sias­mo tra­ta de pre­pa­rar­los de la mejor mane­ra posi­ble para la competencia.

Cier­ta­men­te la his­to­ria es de fic­ción dado que ese even­to depor­ti­vo nun­ca tuvo lugar en Croa­cia pero como Le Gallo se ins­pi­ró en su pro­pia expe­rien­cia de haber par­ti­ci­pa­do como entre­na­dor hete­ro­se­xual en el mis­mo equi­po de water­po­lo el guión que con­ci­bió con la cola­bo­ra­ción de Gova­re y Romain Choay rebo­sa autenticidad.

Ade­más de Matthias, el film se nutre con la des­crip­ción de cada uno los inte­gran­tes del equi­po, don­de entre los mis­mos se encuen­tran Jean (Alban Lenoir) quien es due­ño de un res­tau­ran­te y ocul­ta a sus com­pa­ñe­ros un gra­ve pro­ble­ma que le aque­ja, Alex (David Balot), su ex pare­ja, Joel (Roland Menou), el cas­ca­rra­bias y más lon­ge­vo del gru­po, el recien­te joven reclu­ta­do Vin­cent (Felix Mar­tí­nez), Damien (Romain Lancry), la tran­se­xual Fred (Romain Brau) y en espe­cial Cédric (Michael Abi­te­boul) quien casa­do y padre de dos melli­zos de casi un año de edad debe lograr la armo­nía entre la fami­lia y el deporte.

La come­dia es livia­na y ani­ma­da con las dife­ren­tes peri­pe­cias que tie­nen lugar a tra­vés del via­je a Croa­cia y duran­te los jue­gos. Si bien en gene­ral no hay mayo­res sor­pre­sas en el rela­to, el film evi­ta los cli­chés del gene­ro con­vir­tién­do­lo en un agra­da­ble y colo­ri­do entre­te­ni­mien­to a pesar de con­te­ner un epi­so­dio dra­má­ti­co en su tra­mo final que a la vez resul­ta muy emotivo.

Con un sol­ven­te repar­to y una ágil direc­ción, lo más impor­tan­te de esta sim­pá­ti­ca pelí­cu­la es su men­sa­je de tole­ran­cia al acep­tar las dife­ren­cias de cual­quier índo­le que fue­re por­que en últi­ma ins­tan­cia todos somos seres huma­nos. Jor­ge Gutman

Una Inge­nio­sa Sátira

TEL AVIV ON FIRE. Israel-Luxem­bur­go-Fran­cia-Bél­gi­ca, 2018.. Un film de Sameh Zoabi

Una ori­gi­nal e inte­li­gen­te come­dia israe­lí es la que se pre­sen­cia en Tel Aviv on Fire del rea­li­za­dor Sameh Zoa­bi, apar­tán­do­se de los temas vin­cu­la­dos con el eterno con­flic­to entre israe­líes y palestinos.

Kais Nashef y Yaniv Biton

El guión del rea­li­za­dor escri­to con Dan Klei­man ubi­ca la acción en la épo­ca actual. Salam (Kais Nashef), un joven y cal­mo soña­dor pales­tino vivien­do en Jeru­sa­lén, comien­za a tra­ba­jar como asis­ten­te de su tío Bas­san (Nadim Sawalha) que es el pro­duc­tor de la popu­la­rí­si­ma tele­no­ve­la pales­ti­na Tel Aviv on Fire; la mis­ma trans­cu­rre en 1967, pocos días antes del comien­zo de la Gue­rra de los 6 días (5 al 11 de junio) y en su tra­ma Tala (Lub­na Aza­ba­la) per­so­ni­fi­ca a una espía pales­ti­na que se infil­tra en Israel para sedu­cir al gene­ral Yehu­da (You­sef Sweid) con la inten­ción ulte­rior de asesinarlo.

Cuan­do al poco tiem­po Salam es pro­mo­vi­do como guio­nis­ta de la tele­se­rie, tro­pie­za con un serio obs­tácu­lo. El incon­ve­nien­te se pro­du­ce cuan­do tras­la­dán­do­se des­de su casa en Jeru­sa­lén al lugar de tra­ba­jo ubi­ca­do en los terri­to­rios ocu­pa­dos él es rete­ni­do en el pues­to de con­trol por el coman­dan­te Assi (Yaniv Biton). Al saber que Salam es el autor de la tele­se­rie que apa­sio­na a su espo­sa, le obli­ga a que éste le sumi­nis­tre el libre­to para saber cómo con­ti­núa; al leer­lo le indi­ca que para dejar satis­fe­cha a su cón­yu­ge el folle­tín debe tener un des­en­la­ce feliz. Para ello Assi le retie­ne su tar­je­ta de iden­ti­dad y le pro­me­te devol­vér­se­la siem­pre y cuan­do la his­to­ria con­clu­ya con una bella his­to­ria de amor entre Tala y Yehu­da. Lo cier­to es que Salam se ve en un difí­cil dile­ma por­que por un lado su tío con­si­de­ra que es com­ple­ta­men­te irrea­lis­ta que la espía se case en una cere­mo­nia judía con el gene­ral y por otra par­te debe con­ten­tar al coman­dan­te; en tan­to, la pobla­ción tan­to israe­lí como pales­ti­na está en ascuas fren­te al tele­vi­sor por saber cómo fina­li­za­rá la telenovela.

Muy bien hil­va­na­da a tra­vés de giros y vuel­tas que ame­ni­zan la expo­si­ción del rela­to, la hila­ri­dad de esta his­to­ria se gene­ra a tra­vés de los ocu­rren­tes diá­lo­gos con­te­ni­dos en el film como así tam­bién los de la tele­no­ve­la en cues­tión. Aun­que difí­cil­men­te esta pelí­cu­la pue­da alte­rar el rit­mo de los acon­te­ci­mien­tos del Medio Orien­te, es a todas luces loa­ble el pro­pó­si­to de Zoa­bi en esti­mu­lar el espí­ri­tu de con­fra­ter­ni­dad entre pales­ti­nos e israe­líes y dejar de lado el anta­go­nis­mo polí­ti­co exis­ten­te. En suma esta impe­ca­ble sáti­ra moti­va a que el públi­co esbo­ce una amplia son­ri­sa al ter­mi­nar su pro­yec­ción. Jor­ge Gutman

Abne­ga­do Amor Paternal

C’EST ÇA L’A­MOUR. Fran­cia-Bél­gi­ca, 2018. Un film escri­to y diri­gi­do por Clai­re Burger

Habien­do adqui­ri­do reco­no­ci­mien­to inter­na­cio­nal con la Camé­ra d’ or obte­ni­da hace 5 años en Can­nes por su ópe­ra pri­ma Party Girl, la rea­li­za­do­ra Clai­re Bur­ger retor­na al rue­do con otro buen film. En este caso, la rup­tu­ra matri­mo­nial de sus padres es lo que la ha ins­pi­ra­do a rea­li­zar C’est ça l’amour, un rela­to de fic­ción par­cial­men­te autobiográfico.

Bou­li Lanners

Desa­rro­llan­do la acción en la peque­ña ciu­dad fran­ce­sa de For­bach, Bur­ger enfo­ca a Mario (Bou­li Lan­ners), un emplea­do públi­co de media­na edad que sien­te un gran vacío cuan­do des­pués de 20 años de matri­mo­nio su mujer Arme­lle (Ceci­le Remy-Bou­tang) le anun­cia que deja el hogar a fin de lograr más espa­cio para replan­tear su vida.

Con la ausen­cia de su mujer, la ruti­na de Mario se ve con­si­de­ra­ble­men­te alte­ra­da, ya que ade­más de su tra­ba­jo pro­fe­sio­nal debe igual­men­te ocu­par­se de Niki (Sarah Henochs­berg) de 17 años y Fri­da (Jus­ti­ne Lacroix) de 14 años, sus dos hijas que han que­da­do a su car­go y con quie­nes la rela­ción dis­ta de ser armo­nio­sa; en tal sen­ti­do, Fri­da es la que mayor con­flic­to guar­da con Mario debi­do a que se sien­te atraí­da sexual­men­te por Alex (Celia Mayer), una de sus com­pa­ñe­ras de escue­la, aspec­to que su pro­ge­ni­tor ‑sin ser homo­fó­bi­co- no ve ese víncu­lo con bue­nos ojos.

Con el pro­pó­si­to de cal­mar sus penas y el deseo de recu­pe­rar a su mujer, Mario se adhie­re a un gru­po de tea­tro comu­ni­ta­rio don­de Arme­lle se desem­pe­ña como ilu­mi­na­do­ra; al mis­mo tiem­po, la acti­vi­dad des­ple­ga­da en los ensa­yos cons­ti­tu­ye para él una for­ma de tera­pia psicológica.

Aun­que por momen­tos este hones­to rela­to zig­za­guea, la obje­ción mayor es que el guión de la rea­li­za­do­ra no logra el com­ple­to equi­li­brio entre el con­flic­to emo­cio­nal de Mario por su cri­sis con­yu­gal y la con­duc­ta de sus hijas, con espe­cial énfa­sis en lo que con­cier­ne a la orien­ta­ción sexual de Fri­da. No obs­tan­te el incon­ve­nien­te apun­ta­do el film se dis­tin­gue al modi­fi­car los tra­di­cio­na­les roles gené­ri­cos por cuan­to aquí es el hom­bre y no la mujer quien debe res­tau­rar la uni­dad fami­liar; en tal sen­ti­do la direc­to­ra resal­ta la diná­mi­ca que se pro­du­ce entre sus inte­gran­tes y la madu­rez que cada uno de ellos va adqui­rien­do duran­te el pro­ce­so de recomposición.

Asi­mis­mo, el film se des­ta­ca por su buen elen­co don­de, en espe­cial, el actor bel­ga Lan­ners trans­mi­te hon­da­men­te la desa­zón de un hom­bre oca­sio­na­da por el súbi­to aban­dono de su espo­sa así como su inex­pe­rien­cia como padre mono­pa­ren­tal a la que tra­ta de com­pen­sar con su entra­ña­ble ter­nu­ra. Con un des­en­la­ce que aun­que com­pla­cien­te des­ti­la cali­dez, Bur­ger ha rea­li­za­do un film clá­si­co que a tra­vés de su retra­to de fami­lia logra atraer ilus­tran­do el abne­ga­do amor de un padre hacia sus hijas. Jor­ge Gutman