AD ASTRA. Estados Unidos, 2019. Un film de James Gray
Si a primera vista Ad Astra daría la impresión de contemplar una aventura espacial, James Gray acude a ese recurso para articular un admirable drama psicológico. Melancólico, introspectivo a la vez que espectacularmente sublime, este film es otra prueba de la versatilidad del realizador abordando con maestría un género completamente diferente al de sus precedentes trabajos.
Con la interpretación central de Brad Pitt, quien prácticamente domina el relato, el público asiste a una historia que se desarrolla en un futuro cercano. El popular actor encarna a Roy, un astronauta tranquilo, imperturbable, solitario e introspectivo que encuentra en su profesión su razón de ser dejando a un lado su relación conyugal; al no poder compatibilizar una vida hogareña con su labor profesional, su mujer (Liv Tyler) ha decidido separarse.
El relato escrito por Gray y Ethan Gross comienza con una trágica explosión producida por un fenómeno energético proveniente del planeta Neptuno. El grave incidente motiva a que la agencia espacial para la cual Roy trabaja sospeche que su padre Clifford (Tommy Lee Jones), un condecorado astronauta que partió hacia el espacio hace 30 años y nunca más se supo de él, podría estar implicado en el asunto. Dada la suposición de que Clifford aún sigue con vida Roy es enviado hacia Neptuno, con parada intermedia en Marte, para tratar de localizar a su progenitor.
Dejando al espectador que descubra por sí mismo lo que acontece después, esta historia constituye un apreciable ensayo filosófico sobre la relación paterno-filial y el modo en que los pecados de los padres repercuten hondamente en sus hijos.
Aunque adolece cierta lentitud y la voz en off de Roy adquiere un tono solemne, el film cautiva por sus efectos visuales, por la extraordinaria fotografía de Hoyte van Hotema y sobre todo por la remarcable interpretación de Pitt transmitiendo con total convicción las heridas ocultas de su personaje a medida que el viaje transcurre a través del sistema solar; es allí que se intensifica el deseo de ubicar a su padre que a pesar del largo tiempo que pasó sin su presencia, no ha podido romper el cordón umbilical que lo une.
En esencia, más allá de una convencional historia de ciencia ficción Gray ha logrado un fascinante film intelectual ya la vez humano. Jorge Gutman