Crónica de Jorge Gutman
He aquí una breve reseña de algunos de los filmes exhibidos en el TIFF.
LA ODISEA DE LOS GILES (Argentina)
Esta tragicomedia nuevamente prueba que un film de excelente nivel de calidad puede igualmente resultar un éxito comercial. La película dirigida por Sebastián Borensztein se basa en la premiada novela La Noche de la Usina de Eduardo Sacheri y se ubica pocos días antes que estallara el corralito; este término alude a la medida adoptada por el gobierno del presidente argentino Fernando de la Rúa en diciembre de 2001 frente a la dramática crisis financiera por la cual quienes tenían su dinero depositado en los bancos les era permitido retirar una ínfima suma semanal, quedando indisponible el resto de sus fondos.
La historia transcurre en un pueblo de provincia completamente decaído económicamente; ahí, Fermín, un ex jugador de fútbol, decide poner en marcha un viejo sueño como lo es constituir una cooperativa para que una acopiadora de granos que estaba abandonada pueda operar nuevamente y constituya una importante fuente de trabajo para sus habitantes. Con la colaboración de Antonio, su amigo anarquista, consiguen que varios vecinos locales de diferente condición económica aporten sus ahorros dolarizados para concretar la operación. Sin embargo, cuando el monto reunido es depositado en el banco del pueblo, su gerente ‑sabiendo de antemano el avecinamiento de la debacle financiera- se alía con un malsano abogado local para apoderarse del dinero. Completamente estafados, estos incautos ahorristas se unen para poner en marcha un inteligente aunque arriesgado plan a fin de recuperar el dinero sustraído.
Borensztein maneja con gran aplomo esta humana tragicomedia salpicada de humor, acción suspenso y considerable emoción. El excelente elenco estelar encabezado por Ricardo Darín y Luis Brandoni y completado por Rita Cortese, Daniel Aráoz, Chino Darín, Andrés Parra, Verónica Llinás, Carlos Belloso, Marco Antonio Caponi, Alejandro Gigena y Guillermo Jacubowicz, permite que el público se identifique de inmediato con la galería de personajes de esta entrañable historia.
CHICUAROTES (México)
CHICUAROTES
En su segundo largometraje como realizador Gael García Bernal se interesa por los problemas que atraviesan ciertos sectores deprimidos de México centralizando su atención en adolescentes que al no vislumbrar un futuro promisorio desean modificar la realidad que los agobia.
Sus protagonistas son Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal), dos muchachos viviendo en San Gregorio Atlapulco, una zona de bajos ingresos de Ciudad de México prácticamente ignorada. Desesperadamente, ellos desean salir de la pobreza y para ello creen haber encontrado la oportunidad comprando una plaza en el sindicato de electricistas para de este modo modificar sus ociosas vidas.
En la primera escena del relato se los observa disfrazados de payasos en un ómnibus local tratando de atraer la atención de los pasajeros para que con sus gracias ellos les retribuyan con propinas; al no lograr su objetivo, repentinamente sacan un arma amenazándolos y robándoles el dinero que portan consigo. Prontamente, ambos se sumergen en los bajos fondos del mundo criminal de la capital azteca con la esperanza de comprar la libertad y escapar del asfixiante medio en que viven.
Enfocando una historia realista García Bernal describe el lado sombrío de una juventud desesperanzada en el marco de una sociedad con marcadas desigualdades sociales y en donde recurrir al delito pareciera ser el único recurso que se impone cuando ya no hay nada que perder. A pesar de que el guión de Augusto Mendoza no puede evitar cierto exceso melodramático, el realizador compensa ese obstáculo con un relato honesto que constituye un elocuente alegato contra la violencia.
LE DAIM (Francia)
Quentin Dupieux brinda una comedia negra que atrae por su originalidad abordando la alienación de un hombre con uno de sus atuendos. En un guión que le pertenece, el realizador presenta a Georges (Jean Dujardin), un hombre de mediana edad quien manejando su vehículo en una zona rural, efectúa un alto en la ruta para comprar una campera cazadora con flecos de piel de gamuza; debido al precio astronómico abonado por esta adquisición, el vendedor le obsequia una vieja cámara de video digital. Fascinado por su campera, goza en contemplarse en el espejo en la habitación de un hotel en que se aloja transitoriamente; sin darse cuenta convierte a la prenda en un elemento fetiche del cual no puede desprenderse e incluso mantiene con la misma un diálogo surrealista.
Este individuo, que vive una crisis existencial al estar separado de su mujer que le ha cerrado su cuenta bancaria, se encuentra inesperadamente sin dinero. Al conocer en un bar a Denise (Adèle Haenel), una joven aspirante a montajista de cine, la engatusa haciéndole creer que él es un realizador cinematográfico y le pide un préstamo de dinero para seguir filmando, aunque esa suma tiene un destino diferente.
En esta fábula donde la campera adquiere vida propia y obsesiona a su dueño hasta volverlo psicópata, el director logra una historia absurdamente ingeniosa a pesar de su lado sombrío que conviene no develar. En todo caso aquí se aplica el refrán “lo breve si es bueno, dos veces bueno”, porque en escasos 77 minutos Dupieux permite que el público disfrute de esta risueña e irreverente película.
FRANKIE (Estados Unidos-Francia)
FRANKIE
He aquí un film poco agraciado donde lo que más se aprecia es la belleza de Sintra, lugar merecidamente apreciado por los turistas que visitan Portugal. Es allí donde el director Ira Sachs ubica la acción de su relato escrito con Mauricio Zacharias enfocando a Frankie (Isabelle Huppert), una celebrada actriz francesa que enferma de un cáncer terminal es consciente que le resta poco tiempo de vida; por esa razón reúne a su familia en un hotel de esta estación balnearia para pasar, lo que probablemente será, su última vacación. Entre otros personajes se encuentran su amante marido (Brendan Gleeson), el hijo de su matrimonio anterior (Jérémie Renier), la hija de su marido (Vinette Robinson) con su esposo (Ariyon Bakare) e hija adolescente (Sennia Nanua), su primer marido gay (Pascal Greggory), la presencia de una amiga neoyorkina (Marisa Tomei) y su amigo (Greg Kinnear).
El episódico relato adolece de cohesión narrativa, además de estar provisto de diálogos vacuos sin aportar nada nuevo; así, a través de paseos por la montaña, charlas nada profundas, comidas en suntuosos restaurantes y alguna que otra anécdota como la de una valiosa pulsera perdida, no existe envergadura dramática que distinga a este film; a pesar de que Sachs haya reunido a un calificado elenco encabezado por Huppert, la gran dama del cine francés, las limitaciones del rudimentario guión impiden que brote una legítima emoción. En suma, esta fallida producción se asemeja a un telefilm intrascendente.
LA GOMERA (Rumania)
LA GOMERA
Cornelliu Porumboiu, uno de los más importantes realizadores rumanos, ratifica su talento en esta liviana comedia cuya acción transcurre en la Isla La Gomera, una de las siete que integran las Islas Canarias. Como un exponente del cine negro, en esta película se asiste a una peculiar historia donde se entremezclan policías, ladrones, matones y traidores dentro de un marco en el que armoniosos silbidos actúan como telón de fondo.
El personaje principal es Cristi (Vlad Ivanov), un inspector de policía de dudosa conducta que además de sus funciones específicas colabora como informante de mafiosos españoles ocupados de traficar drogas; eso lo lleva a viajar a La Gomera a fin de lograr la recuperación de un botín de 30 millones de euros, para lo cual deberá sacar de la cárcel a un turbio hombre de negocios. A todo ello Cristi deberá aprender el lenguaje del silbo ‑una lengua ancestral basada en silbidos‑, a fin de poder comunicarse con los gangsters sin necesidad de hablar y evitar de este modo que los policías que lo vigilan y persiguen puedan escuchar lo que se dice.
El guión no sigue un orden cronológico sino que está estructurado a manera de un difícil rompecabezas que se torna más complicado cuando Christi llega a conocer y se enamora de Gilda (Catrinel Marlon), una fascinante “mujer fatal”; de todos modos, el espectador enfrenta el desafío de poder armarlo prestando atención a los varios flashbacks que se van sucediendo. En resumen, Porumboiu brinda un buen y vivificante divertimento policial mediante una lograda puesta escénica.
BEANPOLE (Rusia)
BEANPOLE
Después de haber visto en el Festival de Cannes de 2017 Tesnota, un muy buen film del joven realizador ruso Kantemir Balagov, considerables expectativas se generaron frente a su reciente trabajo; afortunadamente aquí ratifica su idoneidad y madurez relatando un drama que se desarrolla pocos meses después de haber concluido la Segunda Guerra Mundial.
El guión del realizador co-escrito con Alexander Terekhov tiene lugar en Leningrado, una ciudad prácticamente devastada por el conflicto bélico. Entre sus habitantes se encuentran dos jóvenes mujeres que anhelan reconstruir y dar sentido a sus vidas. Una de ellas es Iya (Viktoria Miroshnichenko) de naturaleza pasiva quien trabaja en un hospital asistiendo a los soldados heridos en los combates, además de tener a su cargo el cuidado del niño Pashka (Timofey Glazkov). La otra mujer es Masha (Vasilisa Perelygina), más controlada y emocional, que es la gran amiga de Iya y que habiendo regresado del frente experimenta el gran dolor de saber que su hijito Pashka ha muerto.
Gran parte del relato se centra en la íntima amistad entre ellas así como las relaciones sentimentales de Iya con el jefe médico oficial Nikolay Ivanovich (Andrey Bykov) y de Masha que es cortejada por el joven Sasha (Igor Shirokov), hijo de un oficial del Partido.
En este melodrama introspectivo el realizador capta magníficamente el período y el escenario donde transcurre la acción y tanto Miroshnichenko como Perelygina transmiten las heridas emocionales aún no cicatrizadas provocadas por la guerra.
LES MISÉRABLES (Francia)
LES MISÉRABLES
Remarcable es la ópera prima de Ladj Ly, cuyo título no alude a una nueva versión de la obra de Víctor Hugo aunque también transcurre en el suburbio parisino de Montfermeil; es allí donde se encuentran hacinados inmigrantes africanos ilegales, musulmanes que tratan de imponer sus convicciones religiosas, así como niños y adolescentes con precarias condiciones de vida librados de la mano de Dios. En ese contexto, este duro film relata el accionar de una brigada anticriminal integrada por tres oficiales (Damien Bonnard, Djebril Zonga y Alexis Manenti) lidiando con varios de los problemas que afligen a la zona; sin embargo, al abusar de su poder con la aplicación de métodos de mano dura generan una inusitada violencia, la cual lamentablemente genera otra más intensificada.
Adoptando un tono documental, el director capta con gran energía la autenticidad de los acontecimientos dentro de ese clima de miseria, logrando que su relato adquiera un potente efecto dramático con un final visceral que conmueve vivamente al espectador.
ATLANTIQUE (Francia-Bélgica-Senegal)
ATLANTIQUE
En su primer trabajo para el cine, la directora franco-senegalesa Mati Diop ubica su cámara en uno de los suburbios populares de Dakar relatando la difícil situación que atraviesa Souleiman (Ibrahima Traoré), uno de los trabajadores de la construcción que al igual que sus compañeros no ha podido cobrar su salario por más de 3 meses; en tal sentido los patrones no consideran la difícil e injusta situación de sus empleados que deben afrontar los compromisos familiares en materia de alimentación y habitación.
Simultáneamente, el guión de Diop y Olivier Demangel presenta a la joven Ada (Mama Sané) que mantiene un sólido vínculo sentimental con Souleiman pero que a través de un matrimonio arreglado por sus padres está obligada a casarse en pocos días más con Omar (Babacar Sylla), un hombre de excelente situación económica, a quien decididamente no ama. La situación se tensa cuando Souleiman y sus compañeros deciden dejar Senegal para dirigirse a España en procura de un futuro mejor, utilizando una piragua como medio de transporte en la inmensidad del océano.
Mezclando el romanticismo con el drama social que genera la inmigración clandestina, la realizadora introduce ciertos elementos supernaturales que no logran insertarse fluidamente en la narrativa de una historia de amor que adquiere visos fantasmagóricos. Con todo, queda como resultado un film que interesa en la ilustración de las condiciones de vida de este país africano y la posición que ocupa la mujer en el marco de un sistema social que limita su libertad.