SYMPATHIE POUR LE DIABLE. Canadá, 2019. Un film de Guillaume de Fontenay
Esta ópera prima del director canadiense Guillaume de Fontenay aborda la muy arriesgada profesión de los reporteros de guerra. Con tal propósito en Sympathie pour le diable enfoca al joven periodista francés Paul Marchand (1961 – 2009) quien tuvo a su cargo la cobertura del horrendo conflicto bélico que azotó a Sarajevo, (Bosnia-Herzegovina), en noviembre de 1992, siete meses después de haber comenzado el sitio de la ciudad.
En el guión del realizador preparado con Jean Barbe y Guillaume Vigneault en base al libro de Marchand publicado en 1997, Niels Schneider da vida a este destacado reportero. Recorriendo la ciudad a bordo de su Ford Sierra testimonia la cruenta guerra con las balas que silban a su alrededor disparadas por francotiradores apostados en diferentes rincones y viendo cómo los cadáveres se van apilando en la ruta. De personalidad un tanto enigmática y no siempre fácil de precisar, Marchand no puede ocultar su frustración y desazón al comprobar la inoperncia de las Naciones Unidas así como la de los políticos del mundo occidental demostrando una penosa impasibilidad frente a la cruenta masacre. A pesar de volcar su entereza para informar sobre lo que está presenciando, no puede dejar de reflexionar hasta qué punto puede tener sentido el tener que involucrarse en los hechos que lo están circundando, poniendo en peligro su vida, cuando su testimonio no llega a trascender como debiera.
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Filmado con gran autenticidad, el realizador pareciera ofrecer un documental de la época, debido al intenso realismo insuflado de considerable tensión como asimismo por la buena reconstitución del sangriento conflicto. A todo ello, este drama asimismo se destaca por la muy buena caracterización lograda por Schneider en el rol protagónico permitiendo que el público aprecie a un hombre animado de convicciones humanitarias pero que se halla impotente de modificar la dolorosa realidad. En esencia, el film constituye un merecido tributo a un periodista fuera de lo común. Jorge Gutman