Crónica de Jorge Gutman
NELLIGAN – Texto: Michel Tremblay – Música: André Gagnon — Dirección: Norman Chouinard – Elenco: Marc Hervieux, Dominique Côté, Nadine Brière, Nathalie Doummar, Kathleen Fortin, Noëlla Huet, Laetitia Isambert, Jérémie L’Espérance, Jean Maheux, Frayne McCarthy, Cécile Muhire, Jean-François Poulin, Isabeau Proulx Lemire, Linda Sorgini, Léa Weilbrenner Lebeau – Músicos: Carla Antoun, Rosalie Asselin, Esther Gonthier, Marie-Eve Scarfone — Decorados: Jean Bard — Vestuario: Suzanne Harel – Iluminación: Claude Accolas. Duración: 2h30 (incluyendo entreacto). Representaciones: Hasta el 16 de febrero de 2020 en el Théâtre du Nouveau Monde (www.tnm.qc.ca)
Como primera obra del nuevo año el TNM ofrece la reposición de una ópera teatral que enfoca la atención en Émile Nelligan, considerado el poeta nacional de Quebec. Esta magnïfica creación nació hace tres décadas cuando el renombrado compositor André Gagnon y el gran dramaturgo Michel Tremblay ‑inspirándose en la biografía de Nelligan escrita por Paul Wyczynski- mancomunaron sus esfuerzos para revivir la tragedia de este creativo genio.
Nelligan, nacido en Montreal en diciembre de 1879 como hijo de un padre inmigrante irlandés de y de una madre francófona, llega a concretar su vocación de poeta durante su etapa juvenil. Esa pasión se verá quebrantada por los caprichos del destino: así, con apenas 19 años de edad queda atrapado por una neurosis sobreviniéndole delirio y alucinaciones. Desde entonces pierde contacto con el mundo exterior al ser internado, al principio en el asilo de Saint.Benoît-Labre para posteriormente ser trasladado al hospital Saint-Jean-de-Dieu de Montreal; en consecuencia deja de escribir en ese entierro forzoso que duró 42 años hasta su muerte en noviembre de 1841.
¿Cómo poder reflejar su vida a través de una ópera? La tarea emprendida por el duo Gagnon-Tremblay quedó ampliamente lograda en una creación lírica singular Sin embargo esta ópera intimista adquiere características distintivas donde el relato y la música alcanzan igual dimensión quedando completamente fusionadas; así en lugar que los cantantes actúen como en la ópera tradicional, aquí son los actores que cantan para dramatizar su contenido.
Analizando la esencia de la obra en su primera escena que transcurre en la institución psiquiátrica donde se encuentra el viejo Nelligan poco antes de su deceso recibe la visita de un profesor de literatura; allí él se dispone a recitarle su poema Vaisseau d’or pero fracasa en su intento; cuando el visitante le insta a que realice el esfuerzo de recordarlo, con una mirada de considerable tristeza su memoria cobra vuelo para pasar revista a su pasado.
Es así que inmediatamente la acción retrocede a la época en que se aprecia al joven Nelligan aspirante a poeta estando de vacaciones con sus padres y sus dos hermanas. Desde un principio se observa a su padre David menoscabando y hasta despreciando la vocación de su hijo llegando a considerar que hasta resulta peligroso los pasos que sigue en un medio ambiente donde la poesía dista de ser valorada; a todo ello la presencia de su devota progenitora Émilie es quien llega a defenderlo de las actitudes de su marido, amparando e identificándose con su hijo. Son esos años de juventud, de plena pasión, efervescencia y natural ambición donde el Nelligan bohemio alterna con sus amigos igualmente adictos a la poesía evocando a dos grandes poetas franceses de la época como lo fueron Verlaine y Rimbaud. Cuando finalmente logra realizarse como poeta se encuentra arrinconado por una pacata sociedad católica que critica y rechaza sus trabajos. Eso comenzará a ensombrecer su juventud produciendo huellas en su estabilidad mental que finalmente motivan a que su padre lo interne.
Esta producción se ve realzada por la excepcional puesta en escena de Normand Chouinard quien ha convocado a un equipo de artistas multidisciplinarios que actuando prestan cabalmente sus voces al compás de las melodías melancólicas que nutren a la ópera. En primer lugar cabe distinguir las magnífica prestaciones del renombrado tenor Marc Hervieux dando vida al maduro poeta así como la del brillante barítono de Dominique Côté animando al joven autor; resulta asombroso la simbiosis existente entre ambos, especialmente en escenas cuando el viejo Nelligan se reencuentra a través de su memoria con su otro yo juvenil. Distinción especial merece la estupenda caracterización de Kathleen Fortin en el rol de una madre coraje que adora, protege y sufre intensamente los sinsabores de su hijo; a su lado igualmente se destaca Frayne McCarthy como el severo David quien en gran parte es responsable de la suerte corrida por su hijo. En otros roles resaltan las interpretaciones de Jean Maheux y Linda Sorgini como los mentores del poeta así como Jean-François Poulin e Isabeau Proulx Lemire dando vida a los grandes amigos de poesía de Nelligan.
En general, todos los comediantes logran transmitir con sus voces la belleza y pujanza que destila la música de Gagnon que se encuentra expresada a través de la irreprochable ejecución brindada por las pianistas Esther Gonthier, Marie-Ève Scarfone (alternando cont Rosalie Asselin) y la violonchelista Carla Antoun. Finalmente la minimalista escenografía de Jean Bard y el vestuario de época de Suzanne Harel son aspectos que estilísticamente contribuyen a enaltecer esta producción.
En esencia, un excelente drama lírico de Tremblay y Gagnon que penetra hondamente en el corazón del espectador.