Les Ballets Trockadero

LA PARO­DIA DEL BALLET CLÁSICO

Una vez más retor­na a Mon­treal la popu­lar com­pa­ñía de dan­za Les Ballets Troc­ka­de­ro de Mon­te Car­lo que como es bien sabi­do está inte­gra­do úni­ca­men­te por hom­bres que inter­pre­tan gran­des roles feme­ni­nos del ballet romántico.

(Foto:Trokadero.org)

Crea­do en Nue­va York en 1974 por un gru­po de bai­la­ri­nes clá­si­cos ame­ri­ca­nos, el pro­pó­si­to fun­da­men­tal es pre­sen­tar un reper­to­rio de dan­za aca­dé­mi­ca de mane­ra irre­ve­ren­te y humo­rís­ti­ca. Es así que imi­tan­do a las legen­da­rias bai­la­ri­nas como lo han sido Mar­go Fon­teyn, Maya Pli­sets­ka­ya o bien Ali­cia Alon­so, los bai­la­ri­nes han delei­ta­do al gran públi­co vién­do­les inter­pre­tar los pape­les reser­va­dos a las bai­la­ri­nas en los extrac­tos de Gise­lle, Cas­ca­nue­ces, El Lago de los Cis­nes, La Bella Dur­mien­te, La Esme­ral­da o bien el pas de deux de Don Qui­jo­te.

(Foto Trokadero.org)

Den­tro de ese con­tex­to lo que más impor­ta des­ta­car son las proezas téc­ni­cas emplea­das por los artis­tas en sus pasos de bai­le demos­tran­do que ellos tam­bién saben bai­lar de puntillas.

A tra­vés de 45 años de exis­ten­cia, la com­pa­ñía ha via­ja­do por más de 30 paí­ses y 500 ciu­da­des, inclu­yen­do Nue­va York, Áms­ter­dam, Hong Kong, Bei­jing, Ber­lín, Mos­cú, París, Lon­dres, Roma, Vene­cia, Sin­ga­pur, ade­más de haber visi­ta­do Japón, Suda­mé­ri­ca, Nue­va Zelan­dia y Áfri­ca. Para citar la impor­tan­cia del con­jun­to bas­ta­ría men­cio­nar que entre los gran­des tem­plos de la dan­za, han bai­la­do en el esce­na­rio del céle­bre Tea­tro Bolshoi.

El gran éxi­to obte­ni­do inter­na­cio­nal­men­te se debe a la cali­dad excep­cio­nal de los bai­la­ri­nes, el aspec­to lúdi­co de sus inter­pre­ta­cio­nes y fun­da­men­tal­men­te por haber per­mi­ti­do que sus espec­tácu­los sean la puer­ta abier­ta para los espec­ta­do­res que se acer­can al mun­do del ballet, como así tam­bién por cons­ti­tuir una opción para dis­fru­tar un espec­tácu­lo des­ti­na­do a toda la familia.

Según se anti­ci­pa, el pro­gra­ma que el con­jun­to pre­sen­ta­rá en Mon­treal inclu­ye impor­tan­tes nove­da­des median­te el esti­lo vir­tuo­so que lo carac­te­ri­za. La actua­ción ten­drá lugar el  5 de mar­zo (20h) en el Tea­tro Mai­son­neu­ve.

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Sim­ple­men­te Amor

ORDI­NARY LOVE. Gran Bre­ta­ña, 2019. Un film de Lisa Barros D’Sa y Glenn Leyburn.

Den­tro de las nume­ro­sas pelí­cu­las exhi­bi­das en el Fes­ti­val de Toron­to, algu­nas de ellas sue­len pasar des­aper­ci­bi­das a pesar de su nivel de cali­dad, como es el caso del mag­ní­fi­co dra­ma Ordi­nary Love exhi­bi­do el año pasa­do en el TIFF. Afor­tu­na­da­men­te, aho­ra lle­ga a las salas de cine don­de el públi­co tie­ne oca­sión de juz­gar el con­mo­ve­dor retra­to de un matri­mo­nio atra­ve­san­do un tran­ce dramático.

Liam Nee­son y Les­ley Manville

El film meticu­losa­men­te rea­li­za­do por Lisa Barros D’Sa y Glenn Ley­burn enfo­ca a Joan (Les­ley Man­vi­lle) y Tom (Liam Nee­son), una pare­ja sexa­ge­na­ria vivien­do en los subur­bios de Bel­fast que a sim­ple vis­ta se pue­de apre­ciar el pro­fun­do amor que los une. Así, en un día cual­quie­ra sue­len cami­nar como un modo de ejer­ci­cio físi­co, retor­nar a la aco­ge­do­ra resi­den­cia en la que habi­tan, cenar tran­qui­la­men­te, ver tele­vi­sión, char­lar un poco y pos­te­rior­men­te acos­tar­se para que un sue­ño repa­ra­dor les brin­de la ener­gía nece­sa­ria a fin de reanu­dar en la maña­na siguien­te la mis­ma rutina.

Esa vida armo­nio­sa se tras­to­ca cuan­do Joan per­ci­be un peque­ño bul­to en uno de sus senos y trans­mi­te su inquie­tud a Tom. Si bien en un prin­ci­pio ambos no se alte­ran dema­sia­do, des­pués de unos exá­me­nes rea­li­za­dos en el hos­pi­tal local la doc­to­ra que la atien­de (Mela­nie Clark Pullen), le diag­nós­ti­ca un tumor maligno y la nece­si­dad de some­ter­se a la cirugía.

Con­fron­tan­do la mor­ta­li­dad, Joan mani­fies­ta gran preo­cu­pa­ción y ner­vio­sis­mo encon­tran­do con­fort y alien­to de su mari­do quien disi­mu­la hábil­men­te su pro­pia per­tur­ba­ción. Es allí que el espec­ta­dor se impo­ne que ambos han teni­do la des­gra­cia de per­der a una hija y que está tra­ge­dia con­tri­bu­yó aún más a for­ti­fi­car el lazo con­yu­gal. Cuan­do Tom se diri­ge a visi­tar la tum­ba de su hija, con­tra­vi­nien­do el pedi­do de Joan él le cuen­ta la enfer­me­dad de su madre deján­do­le un ramo de flo­res; ésta es una de las esce­nas más con­mo­ve­do­ras del relato.

Los direc­to­res se han basa­do en el guión de Owen McCaf­ferty quien al pre­pa­rar­lo se ins­pi­ró en la expe­rien­cia vivi­da por su espo­sa quien tam­bién sufrió del mis­mo tipo de cán­cer, por lo que el rela­to alcan­za un sor­pren­den­te nivel de auten­ti­ci­dad. Es así que se asis­te a los pre­pa­ra­ti­vos de la ope­ra­ción, las sesio­nes de qui­mio­te­ra­pia con los efec­tos que dicho tra­ta­mien­to pro­du­ce (vómi­tos, caí­da del cabe­llo), las con­ti­nua­das visi­tas al hos­pi­tal para el con­si­guien­te tra­ta­mien­to como así tam­bién las ten­sio­nes natu­ra­les entre Tom y Joan tran­si­tan­do este pro­ce­so, no obs­tan­te la sóli­da unión existente.

D’Sa y Ley­burn son dos cineas­tas que demues­tran poseer una sin­gu­lar suti­le­za en el tra­ta­mien­to de este tema que fácil­men­te podría des­bor­dar en el melo­dra­ma aun­que sin excluir esce­nas de genui­na ter­nu­ra. Resul­ta entra­ña­ble la secuen­cia de la noche pre­via a la ope­ra­ción don­de el matri­mo­nio man­tie­ne rela­cio­nes ínti­mas, así como aque­lla otra en que Tom con gran afec­ción va cor­tán­do­le el pelo a su mujer. A todo ello cabe des­ta­car el cáli­do víncu­lo que Joan esta­ble­ce en el hos­pi­tal con Peter (David Wil­mot), que en el pasa­do había sido uno de los pro­fe­so­res de su hija y aho­ra pade­ce de un cán­cer terminal.

Final­men­te pala­bras de elo­gio mere­cen la natu­ral y excep­cio­nal inter­pre­ta­ción de Nee­son y Man­vi­lle, quie­nes sobre­lle­van la mayor par­te del rela­to; en sus res­pec­ti­vas carac­te­ri­za­cio­nes se des­li­gan por com­ple­to de quie­nes son en la vida real para cor­po­ri­zar­se por com­ple­to en Tom y Joan. La con­jun­ción de una exce­len­te direc­ción, un mag­ní­fi­co guión y una admi­ra­ble actua­ción gene­ran un film remar­ca­ble. Jor­ge Gutman

Un Humano y Emo­ti­vo Relato

VIVIR DOS VECES.  Espa­ña, 2019. Un film de María Ripoll.

Esta come­dia dra­má­ti­ca, estre­na­da en Espa­ña en 2019 y aho­ra dis­po­ni­ble en Net­flix, pue­de que no apor­te algo nue­vo; sin embar­go, ese aspec­to poco impor­ta debi­do al afec­to que la direc­to­ra María Ripoll sien­te por sus muy bien des­crip­tos per­so­na­jes en un tema que abor­da el mal de Alzheimer.

Inma Cues­ta, Oscar Mar­tí­nez y Mafal­da Carbonell

El guión de María Min­guez pre­sen­ta a Emi­lio (Oscar Mar­tí­nez), un vie­jo cas­ca­rra­bias que en sus años acti­vos ha sido un bri­llan­te mate­má­ti­co y pro­fe­sor uni­ver­si­ta­rio. Expe­ri­men­tan­do el comien­zo del Alzhei­mer, en la pri­me­ra esce­na una doc­to­ra lo inte­rro­ga a tra­vés de cier­tas prue­bas para com­pro­bar en qué esta­do de la enfer­me­dad se encuen­tra. Vivien­do solo en Valen­cia des­pués de que su que­ri­da espo­sa falle­ció, quie­re seguir gozan­do de su inde­pen­den­cia y se resis­te a acep­tar la pro­pues­ta de su hija Julia (Inma Cues­ta) para que se alo­je con ella, su mari­do (Nacho López) y su peque­ña hija Blan­ca (Mafal­da Car­bo­nell). Den­tro de ese entorno fami­liar don­de las rela­cio­nes no son siem­pre muy diá­fa­nas, se des­ta­ca el víncu­lo espe­cial entre el abue­lo y su nie­ta; a pesar de que ella se mues­tra dís­co­la vivien­do el mun­do actual de la era digi­tal con su celu­lar a mano per­ma­nen­te­men­te del cual el anciano se encuen­tra com­ple­ta­men­te apar­ta­do, gra­dual­men­te se va esta­ble­cien­do un víncu­lo amistoso.

Como es bien sabi­do, los que sufren de esta cruel dolen­cia, en sus pri­me­ros esta­dios van len­ta­men­te des­apa­re­cien­do los recuer­dos cer­ca­nos pero no así los del lejano pasa­do; en con­se­cuen­cia, Emi­lio a pesar de haber que­ri­do a su mujer rela­ta a su nie­ta sobre el sen­ti­mien­to amo­ro­so que expe­ri­men­tó en su ado­les­cen­cia hacia una chi­ca lla­ma­da Mar­ga­ri­ta pero que nun­ca lle­gó a con­cre­tar­se. Por lo tan­to, en el oca­so de su exis­ten­cia qui­sie­ra reen­con­trar al gran amor de su vida y para ello acu­de al auxi­lio de Julia y de Blan­ca para que le ayu­den a loca­li­zar­la antes de que sea dema­sia­do tarde.

Tan sen­ci­lla como emo­ti­va resul­ta esta his­to­ria en la que Ripoll ha sabi­do equi­li­brar el tras­fon­do dra­má­ti­co, como lo es el gra­dual dete­rio­ro cog­ni­ti­vo de Emi­lio, con situa­cio­nes de humor que nun­ca des­en­to­nan. A todo ello, lo más impor­tan­te del film son las inter­pre­ta­cio­nes; así el vete­rano Mar­tí­nez en el rol pro­ta­gó­ni­co trans­mi­te con total con­vic­ción el pro­gre­si­vo extra­vío men­tal de su per­so­na­je; por su par­te la debu­tan­te Car­bo­nell des­cue­lla como la pre­ado­les­cen­te imbui­da de sor­pren­den­te espon­ta­nei­dad, en tan­to que Cues­ta sale airo­sa como la hija que pro­te­gien­do a su padre tra­ta de no que­rer acep­tar la enfer­me­dad de la cual él padece.

En esen­cia, Ripoll ofre­ce un film muy humano que lle­ga direc­ta­men­te al alma con per­so­na­jes de ase­qui­ble iden­ti­fi­ca­ción. Jor­ge Gutman

Lejos del Mun­da­nal Ruido

Cró­ni­ca de Jor­ge Gutman

SMALL MOUTH SOUNDS. Libro: Bess Wohl. Músi­ca y Orques­ta­ción: Oran Eldor.  Direc­ción: Caitlin Murphy. Elen­co: Andreas Aper­gis, Mar­ce­lo Arro­yo, Ali­son Darcy, Matthew Gag­non, Gabe Grey, Zara Jes­tadt, Waro­na Setsh­wae­lo. Esce­no­gra­fía: Bruno-Pie­rre Hou­le. Dise­ño del Ves­tua­rio: Sophie El Assaad. Ilu­mi­na­ción: Mar­tin Sirois: Músi­ca y Soni­do: Rob Den­ton. Dura­ción: 1 hora y 20 minu­tos sin entre­ac­to. Repre­sen­ta­cio­nes: Has­ta el 1 de mar­zo de 2020 de noviem­bre de 2019 en la sala The Stu­dio del Segal Cen­tre (www.segalcentre.org)

Nadie podrá dis­cu­tir la ori­gi­na­li­dad de esta pie­za escri­ta por Bess Holl pero en todo caso eso no impli­ca que nece­sa­ria­men­te gra­vi­te en el áni­mo del espec­ta­dor. Una obra no habla­da en don­de el silen­cio es fun­da­men­tal resul­ta proimi­so­ria, pero lo más impor­tan­te es saber si logra su objetivo.

Todo pare­ce indi­car que la auto­ra se ins­pi­ró en el pro­ble­ma de comu­ni­ca­ción exis­ten­te en la era actual, en don­de los dife­ren­tes acon­te­ci­mien­tos que se vie­nen regis­tran­do en el mun­do, acom­pa­ña­do de los cam­bios obli­ga­dos a que nos some­te la tec­no­lo­gía moder­na, cau­san un pro­fun­do estrés. De allí que se pro­po­ne ilus­trar qué es lo que posi­ti­va­men­te pue­de brin­dar un reti­ro espi­ri­tual capaz de ali­viar las ten­sio­nes a fin de eli­mi­nar las angus­tias que inte­rior­men­te nos aquejan.

Setsh­wae­lo, Grey, Darcy, Gag­non y Arpe­gis. Foto: Les­lie Schachter

Es así que Wohl intro­du­ce a 6 per­so­nas que por dife­ren­tes razo­nes han deci­di­do optar por un cen­tro de reti­ro duran­te cin­co días en un lugar apar­ta­do del mun­da­nal rui­do que se ase­me­ja a un bos­que. A tra­vés de un líder gurú (Mar­ce­lo Arro­yo), al que sólo se le oye su voz, al comien­zo del pri­mer día de esta­día, se diri­ge al gru­po bri­dán­do­le ins­truc­cio­nes pre­ci­sas de cómo com­por­tar­se, en don­de lo esen­cial es efec­tuar un voto de silen­cio y des­pren­der­se de cual­quier apa­ra­to elec­tró­ni­co, inclu­yen­do celu­la­res y compu­tado­ras. De este modo, este sin­gu­lar pro­fe­sor ins­ta a los pre­sen­tes a libe­rar­se de sus demo­nios inte­rio­res median­te la meditación.

Dicho lo que ante­ce­de, la pre­mi­sa ini­cial de apre­ciar una come­dia dra­má­ti­ca se trans­for­ma en una sáti­ra bor­dean­do la cari­ca­tu­ra. Es así que se sale al encuen­tro de Jan (Andreas Aper­gis), quien pade­ce la pica­du­ra de los insec­tos dado que se lo ve ras­can­do su cuer­po casi en for­ma per­ma­nen­te; a tra­vés de una foto se apre­cia que sufre el dolor de haber per­di­do a su espo­sa. Igual­men­te se encuen­tran Joan (Ali­son Darcy) y Judy (Waro­na Setsh­wae­lo) quie­nes son las úni­cas que se cono­cen antes de este reti­ro y que man­tie­nen entre ellas un víncu­lo amo­ro­so; en una bre­ve con­ver­sa­ción que man­tie­nen uno se impo­ne que Judy pade­ce de una gra­ve enfer­me­dad. Por su par­te Ned (Matthew Gag­non) es un per­so­na­je paté­ti­co que en un momen­to dado a tra­vés de un micró­fono rela­ta su vida mise­ra­ble; él tra­ta de recom­po­ner­se de las penu­rias sufri­das por un gra­ve acci­den­te por el que ha que­da­do des­em­plea­do y de la infi­de­li­dad de su mujer que lo enga­ñó con su her­mano. Rod­ney (Gabe Grey), es otro miem­bro par­ti­ci­pan­te que es pro­fe­sor de yoga y que con su per­so­na­li­dad nar­ci­sis­ta hace gala de su muscu­loso físi­co. El gru­po se com­ple­ta con la tar­día lle­ga­da de Ali­cia (Zara Jes­tadt), una joven neu­ras­té­ni­ca que quie­bra las nor­mas esta­ble­ci­das envian­do eno­jo­sos tex­tos en su celu­lar; ade­más, a des­pe­cho de Ned que gus­ta de ella, esta gru­ño­na poco sim­pá­ti­ca pre­fie­re a Rod­ney con quien man­tie­ne rela­cio­nes sexua­les (fue­ra de la esce­na) y que se mani­fies­tan a tra­vés de los gemi­dos pla­cen­te­ros que ambos emiten.

Arpe­gis, Darcy, Jes­tadt, Grey, Gag­non y Setsh­wae­lo. Foto: L. Schachter

Excep­to el per­so­na­je de Rod­ney que se hace escu­char y las fur­ti­vas con­ver­sa­cio­nes de Joan y Judy, poco se sabe del gru­po, excep­to que deja la impre­sión de que todos los par­ti­ci­pan­tes han sido daña­dos y se sien­ten vul­ne­ra­bles por la cri­sis exis­ten­cial que atra­vie­san. Cuan­do ter­mi­na la repre­sen­ta­ción no que­da cla­ro si la bús­que­da de la “ilu­mi­na­ción” per­se­gui­da ha logra­do transformarlos.

Si bien la obra cuen­ta con algu­nos momen­tos que evi­den­cian ter­nu­ra, glo­bal­men­te con­si­de­ra­da care­ce de una enver­ga­du­ra dra­má­ti­ca nece­sa­ria capaz de gene­rar emo­ción. Lo enco­mia­ble de esta sin­gu­lar expe­rien­cia es el mag­ní­fi­co desem­pe­ño del elen­co, don­de cada uno de sus inte­gran­tes con sus ges­tos y movi­mien­tos se esfuer­za en trans­mi­tir las penu­rias de sus per­so­na­jes. Igual­men­te remar­ca­ble es la ágil pues­ta escé­ni­ca de Caitlin Murphy al lograr que los acto­res se des­pla­cen sin­cro­ni­za­da­men­te den­tro y fue­ra del esce­na­rio al mis­mo tiem­po que supe­rar las limi­ta­cio­nes de un rela­to no hablado. .

Dicho lo que ante­ce­de esta obra expe­ri­men­tal, para­fra­sean­do a Piran­de­llo, bien podría titu­lar­se “Seis per­so­na­jes en bus­ca de una auto­ra”.

En Pro­cu­ra de Justicia

ADVO­CA­TE. Sui­za-Israel-Cana­dá, 2019. Un docu­men­tal de Rachel Leah Jones y Phi­lip­pe Bellaïche.

El eterno con­flic­to ára­be-israe­lí es nue­va­men­te foco de aten­ción en una pelí­cua pero en Advo­ca­te es abor­da­do des­de un ángu­lo dife­ren­te. Como es bien sabi­do, Israel es el úni­co país demo­crá­ti­co en la con­vul­sio­na­da región del Medio Orien­te don­de se supo­ne que el Poder Judi­cial con­si­de­ra a todos sus habi­tan­tes por igual; sin embar­go, la abo­ga­da judía israe­lí Lea Tse­mel cree que el sis­te­ma legal israe­lí man­tie­ne un mar­ca­do ses­go con­tra los pales­ti­nos. Este docu­men­tal de Rachel Leah Jones y Phi­lip­pe Bellaï­che narra los esfuer­zos rea­li­za­dos por Tse­mel a lo lar­go de más de cin­co déca­das defen­dien­do la cau­sa de los pales­ti­nos acu­sa­dos de empren­der ata­ques terro­ris­tas con­tra los judíos; para ello, nada mejor que ofre­cer la posi­bi­li­dad de que ellos estén some­ti­dos a un pro­ce­di­mien­to judi­cial trans­pa­ren­te y justo.

Lea Tse­mel

El film que se refie­re bre­ve­men­te a su pasa­do en sus años de acti­vis­ta como estu­dian­te, tam­bién des­ta­ca la cola­bo­ra­ción de su mari­do Michael Wars­chaws­ki quien está com­ple­ta­men­te con­sus­tan­cia­do con su cau­sa, como así tam­bién su vida de fami­lia y la mane­ra en que su tra­ba­jo gra­vi­tó en sus hijos.

Entre otros aspec­tos el docu­men­tal con­si­de­ra dos casos que Tse­mel tuvo entre manos. Uno de los mis­mos se refie­re a un pre­ado­les­cen­te de 13 años quien ha sido arres­ta­do por haber sido cóm­pli­ce de otro mucha­cho de su mis­ma edad que acu­chi­lló a dos israe­líes. El otro asun­to se vin­cu­la con una mujer arres­ta­da por terro­ris­mo cuan­do el vehícu­lo en que via­ja­ba estan­do car­ga­do de explo­si­vos esta­lló cau­sán­do­le serias heridas.

Habien­do teni­do los rea­li­za­do­res pleno acce­so a las ofi­ci­nas de la abo­ga­da, que­da en cla­ro la visión huma­nis­ta de esta mujer, quien expli­ca las razo­nes que la moti­va­ron a sen­tir una fuer­te empa­tía hacia los pales­ti­nos. Aun­que ella ha per­di­do la mayo­ría de los jui­cios en los que inter­vino como defen­so­ra, esa situa­ción no la ha ami­la­na­do en su queha­cer; asi­mis­mo, tole­ró las seve­ras crí­ti­cas reci­bi­das por su pro­pio pue­blo quie­nes han tra­ta­do de deni­grar­la en el ejer­ci­cio de su pro­fe­sión. A pesar de los obs­tácu­los enfren­ta­dos, ella se obs­ti­na en demos­trar con fir­me deter­mi­na­ción que a menos que se prue­be la cul­pa­bi­li­dad de un acu­sa­do éste será ino­cen­te. Lo impor­tan­te a remar­car es que en su lucha por la defen­sa de los dere­chos huma­nos, en 1999 con­si­guió que la Cor­te Supre­ma de Jus­ti­cia dic­ta­mi­na­ra en un fallo his­tó­ri­co la eli­mi­na­ción de la tor­tu­ra en el inte­rro­ga­to­rio de los pri­sio­ne­ros políticos.

Sobria­men­te rea­li­za­do, los docu­men­ta­lis­tas no toman par­ti­do alguno con res­pec­to a Tse­mel, a pesar de que que­da bien en cla­ro la bata­lla empren­di­da por esta pro­fe­sio­nal en pro­cu­ra de jus­ti­cia. En sín­te­sis, el públi­co apre­cia un docu­men­tal absor­ben­te que cons­ti­tu­ye un muy buen estu­dio carac­te­ro­ló­gi­co de esta tenaz abo­ga­da. Jor­ge Gutman